Lo que nunca me esperé

Capítulo 14

Camila Sáez

Me sentía mal por lo sucedido, pero no puedo negar que me sentiría aún más mal si estuviera lejos de Leonardo, de todas formas, no es cómo si me hubiese engañado, ellos se conocieron antes de qué él me conociera, pero bueno, el hecho de que aquella mujer me denigrara de esa manera fue lo que me dolió.

_ ¿En qué piensas, amor? – preguntó Leonardo mientras pasaba la yema de sus dedos por mi piel desnuda, cosa que hizo que se me erizara todo el cuerpo.

_ No te preocupes, amor. – respondí. Creo que era la primera vez que nos llamábamos de esta forma y me gustaba que él hubiese sido el primero.

_ Te amo, Camila. – mencionó acercando su rostro al mío, me quedé viendo hipnotizada la comisura de sus labios, eran perfectos, es más, los envidiaba.

_ Sabes que también te amo. – mencioné sonriendo y acercando mis labios a los suyos, él sonrió y empezó a esquivarme, estaba segura de que era una de sus tácticas para que me desesperara por sus besos, pero no lo conseguiría.

Me aparté de su lado y me levanté de nuestra cama, tenía ganas de comer fresas, Leonardo las había comprado cuando nos mudamos aquí, creo que tenía pensado hacer algunas bebidas alcohólicas con ellas, pero me las comería, solo esperaba que no se molestara por ello.

_ Ven aquí. – mencionó sujetando mi brazo y jalándome a la cama nuevamente, se posicionó encima de mí y atrapó mis labios con los suyos, mordió mi labio inferior y sonreí por ello.

_ ¿Qué tienes? ¿Qué haces que me enamore cada día? – pregunté sonriendo. Él sonrió y luego besó mi frente, me sentía en las nubes estando a su lado, pero ese maldito sentimiento apareció nuevamente, ¿Y si todo era una mentira?

_ Trato de que te sientas feliz, Camila, pero no será nada fácil, menos con lo que pasó ayer, pero no te preocupes, iré a hablar con mi padre y decirle que nada de lo que intente para separarnos le funcionará.

_ Te amo, Leonardo, estoy aquí a tu lado, demostrándotelo. Quisiera decirte que todo estará bien entre nosotros y que seremos una pareja perfecta, pero no será así, todos tenemos problemas y eso es parte de la vida, solo tenemos que prometernos no soltarnos y no fallarnos, iré contigo a cualquier lugar, Leonardo. – mencioné sonriendo.

_ También te amo, Camila, no te fallaré, al menos no si está en mis manos hacerlo, te lo prometo, quiero que confíes en mí de la misma manera en la que yo confío en ti. – mencionó sonriendo

Ambos salimos de la habitación, mi estómago gruñó junto al suyo, fui a buscar unos huevos a la nevera para preparar el desayuno, pero cuando saqué un sartén Leonardo me lo impidió. Tomó mi mano y me dirigió nuevamente a la habitación, comenzó a besar mi cuello, sabía perfectamente lo que causaba en mí, lo hacía a propósito, pero no me iba a negar a sentir todo lo que era capaz de provocar en mi cuerpo.

_ Quiero hacerte el amor. – susurró cerca de mi oreja, luego terminó mordiéndola provocando espasmos en mi ser, no comprendía la capacidad que tenía para poder someter mi cuerpo a su voluntad.

_ Quiero todo de ti. – respondí entre jadeos, su mano recorrió mi cuerpo debajo de mi blusa, el solo tacto de sus dedos sobre mi piel provocaba que me erizara completamente.

Me llevó hasta nuestra cama y comenzó a desnudarme, traté de hacer lo mismo con él, pero no me dejó, él lo hizo por su propia mano, deseaba todo de él y quería creer que él también me deseaba de la misma manera.

Horas después.

_ ¿Vamos a comer a algún lado? – preguntó sonriendo, mientras ayudaba a ponerme una blusa que tenía sus botones atrás, creo que era la primera vez que me la probaba.

_ Creo que será lo mejor, no se me ocurre nada qué preparar. – respondí sonriendo mientras besaba sus labios y quitaba la toalla húmeda de mi cabeza, y sí, nos habíamos duchado juntos.

_ ¿En qué estará ocupada esa mente tuya? – dijo sonriendo y mirándome con picardía. Sonreí y lo señalé.

_ En ti y en lo que acabamos de hacer juntos. – respondí sonriendo nuevamente, me acerqué para besarlo, sonreí él acercó también sus labios a los míos y relamiéndoselos, terminó besándome de una manera tierna.

_ Eres la mujer que más deseo y amo en el mundo, Camila. Me haces feliz de una manera inexplicable, eres mucho más de lo que merezco. – susurró en mi oreja mientras cerraba la casa que compartíamos.

Salimos en busca de un lugar donde almorzaríamos, la mañana se nos había pasado sin darnos cuenta, aunque nuestros cuerpos se sentían mucho más que complacidos el uno con el otro, o al menos eso era lo que deseaba creer.

Leonardo besó mi frente y yo sonreí por aquel gesto que llenaba mi corazón de alegría, amaba a este hombre, estaba segura de ello, lo deseaba, era la persona con la que siempre soñé y no quería que eso cambiara.

Nos sentamos en la mesa y cuando llegó el mesero, Leonardo hizo el pedido, la verdad, estaba agradecida de ello, nunca había estado en un lugar cómo este y me avergonzaba, porque seguramente este era el tipo de lugares que Leonardo frecuentaba y eso significaba que probablemente nos encontraríamos con sus amigos y no quería sentirme más incómoda de lo que ya estaba.

Unas mujeres estaban viendo a Leonardo desde sus espaldas, podía observarlas fijamente y claro, físicamente, eran muchos más hermosas que yo, tenían bastante busto y un trasero bien esculpido, no es cómo que mi trasero fuera deforme ni mucho menos, pero eran más hermosas que yo.




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