Lo que nunca me esperé

Capítulo 36

_ Te amo, Camila. Me vuelves completamente loco. – susurró cerca de mi oreja justo segundos antes de entrar en mí. – Me encantas, nunca dejaré de recordártelo, eres una perfecta madre y la única dueña de mi corazón. – agregó nuevamente.

Me encantaba sentirme así, amada, deseada por Leonardo, digamos que los primeros meses con los mellizos fueron un poco complicados para nuestra intimidad, ninguno dormía, no teníamos ese tiempo que antes era solo nuestro y si llegábamos a tenerlo, lo usábamos para dormir.

Poco a poco hemos restaurado nuestras citas, nuestros encuentros amorosos y carnales que obviamente ayudan a que una relación no caiga en monotonía y se acabe.

Los padres de Leonardo llegaron poco tiempo después de que nos vestimos, supongo que tuvimos suerte de que no nos descubrieran ni ellos, ni los niños.

Salí rápidamente de la casa, digamos que no quería demorarme mucho en la universidad y ya era un poco tarde, por otra parte, sé que Leonardo no estaba seguro de dejarme venir sola por las amenazas que recibió de Ana hace un año, pero esa mujer ya debió haberse resignado y dado cuenta de que nuestro amor era más fuerte que cualquier amenaza.

Luego de mucho papeleo, al fin pude tramitar mi baja de la universidad, supongo que cuando iniciase el próximo año académico podría inscribirme en una universidad completamente online, iba saliendo de la institución y me topé con Adrián, prácticamente no le veía desde que mi vine a encontrar con Leonardo, se suponía que estudiaríamos en el mismo lugar, pero nunca me lo topé.

_ Camila, ¡Hola! – dijo acercándose a mí para saludarme. - ¿Cómo has estado? – mencionó sonriendo.

_ Hola, Adrián. Muy bien y, ¿Tú? – pregunté siendo lo más amable posible, quería ir con mis hijos, sentía desesperación al no verlos.

_ Bien, lo último que supe de ti es que estabas embarazada. – mencionó con una expresión un poco confusa, recordé la única conversación incómoda que tuve con Adrián, el día en el que le dije que entre y yo no podría existir más que una amistad.

_ Claro, tengo unos mellizos hermosos. – respondí enseñándole una foto en la que salían los pequeños junto a Leonardo y a mí, nos veíamos verdaderamente hermosos.

Sonreí y me despedí de Adrián, sentí un escalofrío en mi espalda cuando me fui, cómo si mi cuerpo me avisara que algo malo estaba por suceder, pero no le hice caso y me dirigí a mi casa nuevamente.

Llamé a Leonardo cuando pasaba por el supermercado, la famosa lista se me había quedado encima de la isla, solo con recordar que horas antes Leo me había hecho el amor allí mismo me hizo estremecer.

_ Amor, ¿Pasa algo? – respondió a mi llamada apenas sonó el timbre del teléfono.

_ Cielo, ¿Podrías enviarme una foto de la lista del supermercado? Salgo de aquí directo a la casa. – dije sonriendo, cómo si él estuviera viéndome.

_ Enseguida amor. – respondió. – Cuídate y avísame cuando te vengas, te amo. – mencionó, esperé algunos segundos a que me llegara la lista que necesitaba y seguí mi recorrido por los pasillos del supermercado, cuando tuve todo listo pude irme tranquila para mi casa.

Abrí la puerta y me encontré con un Leo con ambos niños en sus brazos, me encantaba verlos convivir como padre e hijos, es uno de los placeres que pocos pueden darse, los jefes de Leonardo han sido muy flexibles, digamos que aún no ha querido volver con su padre y supongo que entiendo el por qué, independencia.

_ ¿Cómo te fue? – preguntó sonriendo y besando tiernamente mis labios, respondí exactamente igual y tomando a uno de los niños, obviamente el primero que me estiró sus brazos fue Luis, la niña era una consentida de su padre.

_ Bien, ya solo tengo que esperar al siguiente año para poder matricularme en una de esas universidades online. – mencioné sonriendo. – Moría por volver con ustedes. – agregué sonriendo.

_ Y nosotros por estar contigo, pero sabes que si quieres seguir en esa universidad podemos contratar niñeras para los niños y mi madre se ha ofrecido para cuidarlos también. – mencionó Leonardo tomando mi mano.

_ Lo sé amor, pero quiero estar con ellos y encargarme de que todo marche bien en casa, más ahora que no estaremos en la nuestra, si no con tus padres. – mencioné, él depositó un tierno beso en mis labios y seguimos nuestro camino hasta la habitación de los mellizos, que colindaba con la nuestra, es más, Leonardo contrató a un arquitecto para que viniera a abrir una parte de la pared que solo es separada por una cortina.

Después de la remodelación todo esto será distinto, supongo.

_ Te amo. – dijo besando mis labios una ves acostó a Lucía quien se había quedado dormida en sus brazos, a Luis no le quedaba mucho para seguir el rumbo de su hermana.

Minutos más tarde lo dejé en su cuna compartida, no había manera en el mundo para expresar el amor que sentía por aquellas bendiciones que nos dio Dios y la vida, y obviamente por el hombre de mi vida, el que el destino puso en mi camino y que se ha mantenido firme a mi lado.

_ Creo que es hora de que descansemos también. – mencionó Leonardo tomándome en sus brazos y sonriendo, respondí a su sonrisa, estaba completamente enamorada de este hombre, creo que mis hijos nunca hubieran encontrado un padre como él.




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