Lo que nunca me esperé

Capítulo 41

_ Perdón, no volverá a pasar, actué cómo un niño pequeño temeroso de perder lo que más quiere. – respondí.

_ Nunca me perderás, amor. – sonrió y volví a besarla. – Al fin terminaremos con la prueba del pastel, supongo que es lo último que falta en la lista de tu padre, al fin podremos tener tiempo para nosotros. – mencionó.

_ Claro que sí, hermosa. Recuerda que tenemos que pasar al super de vuelta a la casa de mis padres. – mencioné sonriendo, y sí, nuestra casa ya estaba en proceso de remodelación, así que después de que llegásemos de la luna de miel tendríamos una casa completamente nueva.

Estuvimos como dos horas tratando de decidir que pastel íbamos a pedir, creo que ambos nos sentíamos pesadamente estresados, supongo que el super sería algo más fácil, pues cómo siempre, Camila se sabe todo y cada uno de mis gustos y yo los de ella.

_ Extraño a los pequeños. – dijo ella sonriendo, pero con su mirada triste.

_ Ya volveremos a casa para estar con ellos, amor. – mencioné tratando de hacer que se sintiera mejor.

Terminamos de ordenar las cosas en el vehículo y nos dirigimos hasta la casa de mis padres, ambos estábamos cansados pero las ganas de ver a nuestros hijos eran mutuas, ya quería tenerlos entre mis brazos o estar corriendo detrás de ellos para evitar que se lastimen o para evitar que hagan cualquier travesura.

_ Amor y si aparcas aquí. – dijo ella refiriéndose a una zona que estaba un poco oscura, a unas casas solamente de llegar a la de mis padres, la miré y entendí enseguida que es lo que quería. Andaba con una falda holgada que permitiría fácilmente su movilidad desabotonó rápidamente mi pantalón y dejando mi miembro a su vista, se subió encima de mí mientras entraba completamente dentro de ella, la sensación para ambos fue muy placentera, ella comenzó a moverse encima, mientras que yo, trataba de desabotonar su blusa para dejar sus senos a mi disponibilidad, deseaba besar y morder sus pezones, sabía lo mucho que le encantaba que lo hiciera.

_ Te amo. – dije entrecortadamente, la sensación de adrenalina mezclada con la lujuria de este momento hacía que todo fuera más excitante, ambos estábamos a punto de llegar a nuestro orgasmo, las luces de un vehículo se veían a lo lejos, provocando que nuestros movimientos fueran aún más intensos, queríamos acabar, sentir completamente lo que provocábamos el uno en el otro.

Será mejor que lleguemos pronto, dije una vez mi teléfono comenzó a sonar, se trataba de mi padre, así que seguimos nuestro camino, ella se acomodó su ropa, yo ya lo había hecho antes, me encantaba la facilidad que teníamos para hacer este tipo de cosas, sin duda somos el uno para el otro.

Abrimos la puerta principal y nuestros hijos se abalanzaron a nuestros brazos, entramos rápidamente para que ellos no salieran a la calle y también para evitar que tomaran ese aire frío que es capaz de resfriarlos.

_ ¡Mami! – gritó Luis, cómo siempre llamando a su madre.

_ ¡Papi! – dijo Lucía una vez dejé las bolsas en la mesa de la cocina para tomarla en mis brazos.

Estos niños me vuelven loco de amor, igual que la madre, son lo mejor que me ha pasado en la vida, personas que nunca pensé me harían sentir esto, pero aquí estoy, muriendo de amor por ellos y no me molesta en lo absoluto.

_ ¿Cómo están mis niños hermosos? – pregunté una vez estábamos todos sentados en el sofá de la sala, mis padres llegaron al poco tiempo con palomitas, supongo que estaban listos para ver una película.

_ Tengan. – mencionaron entregándonos los recipientes, luego, mi padre le ayudó a poner el abrigo a mi madre y ambos salieron, ni siquiera preguntamos donde, solo dijeron, “tendremos una cita”, Camila sonrió al mirarme, nuestras citas eran en su inmensa mayoría, junto a los niños, que terminaban en un caos total.

Poco tiempo después de que comenzara la película ambos pequeños se durmieron, subimos a nuestra habitación y los dejamos durmiendo allí, estábamos completamente seguros que ya no despertarían hasta la noche siguiente.

Decidimos bajar y ver una película que a ambos nos gustara o que nos intrigara, en el caso de que no la hubiéramos visto nunca, necesitábamos ese tiempo para nosotros, a pesar de que habíamos hecho el amor hace unas horas, no era la misma intimidad que tendríamos al ver una película, sintiendo el corazón latente del otro, y, eventualmente, volver a hacer el amor, pausadamente, disfrutando cada detalle del cuerpo del otro y terminar perdiendo el control debido al deseo y lujuria que sentíamos por el otro.

_ Te amo. – susurró ella mirándome fijamente a los ojos, me encantaba cuando lo hacía, pues cómo dicen, los ojos son las ventanas del alma, y en ellos solo había amor, el amor que me tenía, y que tenía por nuestros hijos.

_ Sabes que también te amo. – mencioné sonriendo y besando sus labios, la tomé entre mis brazos y nos dirigimos hasta el sofá, caíamos perfectamente, nos arropamos con una manta para mantener el calor de nuestros cuerpos. – Eres la mujer perfecta para mí, agradezco que el destino te haya puesto en mi camino. – sonreí mientras comentaba lo que sentía por ella.

_ Eres lo mejor que me pudo pasar, gracias por hacerme pasar los mejores días de mi vida. – mencionó sonriendo y escondiendo su rostro en mi pecho. – Me encanta escuchar el latido de tu corazón. – agregó.




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