Camila Sáez
Leonardo se ha estado comportando de manera extraña, quedan solo días para nuestra boda y solo deseo que esté a mi lado, sus salidas a las tantas de la noche me están haciendo preguntar si es qué en verdad está dispuesto a casarse conmigo, o si es qué, está arrepentido.
Ha salido hace aproximadamente una hora, son las diez de la noche, sé que ni siquiera es tan tarde, pero es que es la tercera vez esta semana, y eso me preocupa, el Leonardo que conozco no desperdiciaría pasar tiempo con sus hijos y conmigo y lo peor… lo peor es qué no quiere contarme lo que le pasa.
_ ¿Y Leonardo? – preguntó su madre, sí, aún vivimos aquí, nuestra perfecta remodelación estará lista después de la boda, cuando llegásemos de nuestra luna de miel, aunque aún no sabíamos si llevar a los niños o no.
_ Leonardo ha salido… de nuevo. – mencioné triste, temía lo peor, me he esforzado mucho en que la boda sea perfecta, tal cual la ha soñado el padre de Leonardo, pero si él a decidido que no quiere nada conmigo todo se irá por la borda.
_ Tranquila, mi niña. Verás que ese pillo seguro está preparando una sorpresa para ti. – mencionó su madre, en verdad esperaba que se tratara de ello, pero cómo estar verdaderamente segura.
_ No quiero pensar otra cosa. – respondí en medio de un suspiro.
Leonardo Álvarez
_ No puedo creerlo, ¡Cómo maldita sea es tu padre el hombre con el que está involucrada Ana! – grité tomando por el cuello a Salvatore, es que no era posible.
_ Pues debes creerlo y recuerda, ¡No vuelvas a ponerme una mano encima! – gritó soltándose de mi agarre y apuntándome con su arma.
_ Recuerda que me debes tu vida. – mencioné sonriendo cómo un maldito psicópata, no sé que me estaba pasando, pero las amenazas de Ana estaban colmando mi paciencia y quería acabar con ella yo mismo.
_ Es la única razón por la que sigues vivo, Leonardo, pero no te olvides de qué si quisiera, podría acabar con tu vida ya mismo, recuerda que a ninguno nos conviene que nos vean juntos. – mencionó acercándose para susurrarlo en mi oído. - No he podido acercarme mucho a ella, mi padre es muy celoso con sus trofeos, pero trataré de averiguar sus planes por medio de sus hombres de confianza. – mencionó.
_ Confío en ti. Pongo la vida de la única mujer que he amado en tus manos. – mencioné son un nudo en la garganta, no podía ni siquiera pensar que Camila sufra por mi culpa. – Nos vemos, avísame cualquier cosa que sepas. – mencioné nuevamente.
Revisé mi teléfono, era temprano aún, podía perfectamente ir al campo de tiro a practicar, y es qué, aunque no me guste el hecho de cargar un arma, debo hacerlo, por lo menos hasta que la policía de con Ana, cosa que creo es imposible, no sí la familia de Salvatore la protege.
Me sentía realmente frustrado y cansado de mentirle a Camila, de decirle que no sucedía nada, cuando tenía pleno conocimiento de que su vida corría peligro, el mismo peligro al que yo la había mantenido expuesta.
Fiarme de Salvatore no era mi mejor opción, pero no tenía de otra, él es el único contacto que tengo en el bajo mundo y no me conviene tenerlo cómo enemigo, menos cómo amigo, pero en este caso, la desaparición de Ana le conviene tanto a mí, cómo a él.
Mi teléfono nuevamente comenzó a sonar, enseguida pensé que se trataba de Salvatore, o de Camila, pero no, era mi madre, cosa qué, también me alteró enseguida.
“Hijo, ¿Dónde estás?
Hay de ti Leonardo que sea lo que estoy imaginando.
Tu mujer y tus hijos te están esperando en casa, la pobre Camila piensa que quieres echar todo por la borda, ¿Qué sucede entre ustedes?” – escribió mi madre, sé que he estado distante de Camila, pero no quiero que mi intención sea esa.
“Me iré enseguida a la casa, voy de camino, hablaré con ella, no es nada de lo que ustedes piensan”. – respondí tratando de que me creyera, sé que lo que hacía no estaba nada bien, además mi pasado no ayudaba mucho, ambas pensaban que me estaba aburriendo de mi vida.
Subí a la habitación apenas llegué, Camila esta entrando a la cama, seguro se había cansado de esperarme, cuando sus ojos se encontraron con los míos fue cómo si pudiera sentir su miedo, su angustia.
_ Camila, debemos hablar sobre lo que ha pasado estas últimas semanas. – mencioné acercándome a ella. – Sé qué tal vez pienses lo peor de mí, pero cualquier cosa que pase por tu mente, está completamente errónea.
_ No es lo que demuestras cada noche cuando sales y vuelves a las tantas de la madrugada. – mencionó sonriendo con tristeza en su mirada. – Tal vez te diste cuenta de qué no soy lo que quieres exactamente. – mencionó nuevamente.
_ Camila, no te dejaría por nada del mundo y lo sabes, si he estado distante este tiempo es porque he estado bajo las amenazas de Ana y estoy tratando de encontrarla, estas últimas semanas me he ocupado de eso, no quería contártelo para no alterarte.
_ Sabes que siempre podrás contarme absolutamente todo, Leonardo, no tenías porqué alejarme de lo que haces. – mencionó. – Esa mujer está completamente loca. – agregó, Camila tenía razón, mi peor error, será ocultarle las cosas, es más, ni siquiera debería hacerlo, vamos a ser uno para toda la vida, no debe haber secreto alguno entre nosotros.
Editado: 05.06.2022