Lo que nunca me esperé

Capítulo 45

Camila Sáez.

La puerta se abrió, espera que Salvatore ingresara para llevarme con mi familia, pero no, se trataba de Adrián, pero que hacía él aquí, cómo había dado con mi paradero.

_ Hola, Camila. – mencionó él, algo en su mirada era distinto, a tal punto que me aterró la forma en que me miraba y el tono de su voz.

_ Adrián, ¿Qué haces aquí? – pregunté confundida. - ¿Cómo disté conmigo? – mencioné nuevamente.

_ Siempre supe donde estabas, Camila. Verás, quería aprovechar este tiempo para enamorarte cómo torpemente nunca lo hice, pero ¿Con qué me encuentro? Que te vas a casar, misteriosamente con ese estúpido de Salvatore. – mencionó dejándome helada. - ¿Qué tienes contra mí? ¿No cumplo tus expectativas? Déjame enseñarte que sí puedo cumplir cada una de tus fantasías. – agregó acercándose intimidadoramente a mí.

Retrocedí por acto reflejo, pero la pared de la habitación me impidió seguir haciéndolo.

_ Detente. – susurré casi en un hilo de voz. – Por favor. – pedí nuevamente, pero él parecía no estarme escuchando.

_ Tu cuerpo me dice que lo quieres de esta manera. – mencionó. Lo miré a los ojos y sus orbes eran oscuros, esto no estaba bien, yo no quería nada con él.

_ Por favor, Adrián, ¡Suéltame! – grité cuando sus manos juntaron las mías y las pusieron encima de mi cabeza. - ¡No quiero esto! – grité nuevamente, ¿Por qué me estaba pasando esto?

Me tomó en sus brazos y me tiró fuertemente en la cama, batallé para que no me quitara la ropa, pero rasgó mi polera dejando mi sostén a la vista.

_ Me gusta que luches, pero es inevitable lo que sucederá, tu nuevo amado no volverá hasta la tarde y veremos si quiere seguir casándose una vez se entere que le has engañado en su propia habitación. – mencionó tratando de quitar mi sostén.

_ ¿Por qué me haces esto? – dije entre lágrimas, de verdad no lo entendía, este no era el Adrián que alguna vez fue mi amigo.

_ Porque si no eres mía, no serás de nadie más. – agregó sonriendo malévolamente.

La puerta volvió a abrirse dejando escuchar un estruendo que nunca antes había escuchado, a los pocos segundos, Adrián cayó encima de mí liberando sangre de su boca. Levanté la mirada y se trataba de Salvatore, su mirada enojada y llena de ira pronto cambió a una preocupada y culposa, se acercó a mí y me dio una sábana para cubrir las partes de mi cuerpo que habían quedado al descubierto.

_ Tranquila, este infeliz no volverá a hacerte daño. – mencionó acariciando mi cabello, por un segundo creí que se trataba de Leonardo quien lo hacía.

_ Gracias por aparecer, ni siquiera quiero imaginar que hubiera pasado si no lo hubieras hecho. – mencioné sonriendo amargamente.

Él salió a la puerta y llamó a los hombres de seguridad, los insultó de mil maneras distintas y luego, entre ambos se encargaron de sacar el cuerpo de Adrián de aquí, no sentía nada por él, siempre he creído que los violadores merecen esto, la muerte, y así no volverle a hacer daño a ninguna otra mujer.

_ Estarás bien, no te preocupes, me quedaré cuidando de ti, no me separaré de tu lado. – mencionó Salvatore sonriendo de lado, tenía una hermosa sonrisa y creo que era la primera vez que lo veía sonreír.

_ Gracias, creo que me cambiaré en el baño. – mencioné tratando de pensar en otra cosa que no fueran las manos de Adrián sobre mi piel.

_ Está bien. – mencionó y luego volteó a la puerta. Me duche tratando de quitar todos los roces y todos los manoseos que me había proporcionado Adrián, luego tomé la ropa que había dejado, entre ellos el vestido de novia que usaría, es el mismo con el que intenté casarme la primera vez, solo espero que esta vez pudiera funcionar.

Salí del baño y la mirada de Salvatore quedó clavada en mí.

_ Cuanta suerte tiene Leonardo al encontrar una mujer cómo tú. – mencionó sonriendo.

_ Estoy segura de que encontrarás una mujer que te ame como lo mereces y que tú también la ames con todo tu corazón. – mencioné sonriendo y acariciando su mejilla para reconfortarlo, no sabía si estaba haciendo bien, pero se lo debía.

Sus ojos se juntaron con los míos, sonrió y desprevenidamente acercó sus labios para juntarlos con los míos, me separé inmediatamente, estaba perpleja, no sabía cómo reaccionar a aquello.

_ Perdóname, no debí hacer tal cosa. – mencionó él llevando una mano a su nuca. – No le digas nada a Leonardo, solo seguí un impulso. – agregó.

_ Tranquilo, no le diré nada. – comenté.

Salvatore

_ Creo que estás lista para que nos vayamos. – mencioné sonriendo, ambos salimos de la habitación, afuera nos estaban esperando mi padre y Camila, según el plan, a mi padre le surgirá una emergencia y para ello contraté a unos sicarios para aparentar el robo del cargamento más valioso que transportaríamos este mes.

_ Hola, querida. – dijo mi padre siendo amable con Camila, no sabía que esperar de él, mi madre terminó divorciándose de él por su forma de actuar, lastimosamente yo no pude alejarme de él.

_ Hola. – respondió tímidamente Camila.




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