_ Aquí estoy, Leo. Toda tuya. – mencioné sonriendo y entregándome a él completamente, deseaba todo de él, es más, siempre lo haría, no me cansaba de tenerlo así, de tenernos así.
_ Te amo con mi vida. – mencionó sonriendo. Entrando en mi interior, provocando que mi cuerpo se estremeciera, el placer que sentía en este momento era magnifico, cada una de sus estocadas parecía ser planeada para entregarme el máximo de sí, me encantaba hacer el amor con Leonardo.
_ Te amo más. – mencioné sonriendo y besando su frente una vez habíamos terminado nuestro coito. Me abrazó pasando su brazo por encima de mi cintura, acariciando parte de mi espalda desnuda, dejando besos húmedos en ella, cosa que provocaba un cosquilleo en mi cuerpo, sonreí. – Quiero volver pronto a casa, contigo y con nuestros hijos. – mencioné sonriendo.
_ Eres el amor de mi vida. – mencionó sonriendo y besando mi nuca. – Lo que más deseo es llevarte conmigo, Camila, pero si lo hago la amenaza de Ana seguirá siempre detrás de nosotros. – mencionó con aquella sonrisa en la que me decía que nada iba bien, no cómo él demostraba.
_ Y tú siempre serás el mío, Leonardo. – sonreí besando sus labios, este hombre era lo que siempre había necesitado en mí vida, no tenía dudas acerca de ello, quería permanecer a su lado por el resto de mis días.
_ Camila, has sido lo mejor que me ha pasado, conocerte, enamorarme de ti, formar una familia a tu lado, todo, absolutamente todo… no cambiaría nada de nuestra vida, perdóname por mis errores del pasado, porque eso es lo que nos mantiene separados ahora. – mencionó sonriendo tristemente.
_ Todo está bien, amor. Conocía tu pasado, además, no creo que hubieses sabido que Ana era una mujer loca obsesiva. – mencioné sonriendo y besando sus labios, me acomodé quedando encima de sus piernas, estaba consciente de que seguía completamente desnuda.
_ No, pero tampoco sabía que me iba a enamorar tan perdidamente de ti… y es qué me tienes completamente jodido, Camila. Nunca pensé estar así por alguien y ahora estoy a tus pies. – mencionó sonriendo, no pude evitar sonreír y es qué se sentía como en las nubes, cada una de sus declaraciones de amor era cómo estar en las nubes.
_ Y tú a mí, amor. Siempre soñé con encontrar el amor y que este me fuera correspondido, pero tú, tú has superado con creces mis expectativas, quiero verte siempre feliz, y me alegra saber que a pesar de los conflictos que nos han puesto a prueba en nuestro pasado seguimos aquí, firmes y dispuestos a luchar por nuestra felicidad. – mencioné sonriendo y besando sus labios con ternura, de pronto, sentí cómo su miembro comenzaba a despertar entre su bóxer.
_ Te amo. – susurró entre mis labios y acercándose a mi oreja. – Quiero volver a hacerte el amor y poder recorrer tu cuerpo completamente. – mencionó, sentía el aire caliente en mi oreja, lo que provocó que mi entrepierna se humedeciera. – Puedo sentir lo mojada que estás. – susurró Leonardo mordiendo mi oreja.
Dios, este hombre tenía el poder para volverme completamente loca.
Me corrí debajo de las sábanas, bajando el bóxer de Leonardo, él me miraba con adoración desde donde estaba, tomé su miembro con mis manos, no sabía que estaba haciendo, pero comencé a masajearlo, la expresión de Leonardo había cambiado a una de excitación.
Sabía lo que hacía y también lo que quería hacer y experimentar.
Acerqué mi boca a su miembro y lo introduje en él, miré hasta donde estaba y su expresión solo decía una cosa, “lo haces bien”, tan bien que pronto comencé a escucharlo gruñir, su mano se dirigió a mi cabello, nunca había hecho esto, pero sabía que él sí, es más varías veces lo había insinuado, pero nunca le presté atención, ¿Por qué no ahora?
Comenzó a cargar mi cabeza en contra de su miembro un par de veces, provocando que estuviera todo en mi boca, cuando me levanté no lo dejé moverse, acomodó su miembro en mi entrada y sin más espera me senté sobre él, sintiéndolo por completo en mi interior, comencé a moverme rápido, una y otra vez, el choque de nuestros cuerpos se escuchaba claro en la habitación.
Sus manos en mis caderas trataron de llevar un ritmo, su ritmo, pero no quería así, quería más rápido y es que no sabía que me pasaba, pero la pasión y desenfreno de querer tenerlo, de querer sentirlo, de querer hacerlo de esta manera me ganaban, su cuerpo me hacía falta, su presencia me había hecho falta, no lo iba a dejar marcharse, no hasta que pudiera brindarme todo lo que deseaba.
Leonardo Álvarez
Camila se había quedado dormida entre mis brazos, cuanto quisiera llevarla conmigo, pero no podía hacerlo, no sin ponerla en peligro nuevamente, no podía creer todo lo que habíamos hecho esta noche… bueno, sí, sí lo creía y es que, Camila y yo somos pasión pura cuando nos decidimos.
La arropé bien con las sábanas de la cama, cubriendo por completo su desnudez, no temía que Salvatore le hiciera algo, él era un hombre de palabra, su trabajo le había enseñado a serlo, pues quien no tiene lealtad paga con la muerte, o eso he escuchado.
Salí de la habitación topándome con el hombre que había prometido sacarme de todos estos líos con Ana.
Salvatore Cipriani
Me había quedado en la cocina bebiendo un vaso de Whiskey mientras la mujer por la que mi corazón se alteraba estaba junto al hombre que amaba, no podía creer lo que me estaba pasando, pero tenía claro una cosa, ella nunca me vería digno de su amor, para ella solo soy un criminal más.
Editado: 05.06.2022