Lo Que Oculta Tu Mirada

Capítulo 4

No lo dude más y asentí comenzando a seguirlos, antes de que pudiese entrar la mano de Luisa se envuelve en mi brazo y me jala hacia ella.

― ¡¿Que mierda haces?! ―murmura mirándome como si estuviese loca― ¿De verdad vas a entrar ahí con esos desconocidos?

Bien, si ella lo dice suena a completa locura.

Es una completa locura.

―Ellos saben dónde está Greg y no me iré de aquí sin el―le hago saber duramente, ella refunfuña molesta y golpea en suelo con el pie.

Apuesto a que está maldiciendo el día en que nos conocimos, yo lo haría si fuera ella.

―Iré contigo, si intentan algo los golpeare con el tubo―murmura y comenzamos a caminar detrás de los chicos quienes nos esperaban a algunos pocos metros.

Dios, le haré un altar a Luisa mañana mismo.

Entramos en completo silencio, el olor a moho, basura y orines se mezcla revolviendo aún más el estómago, caminamos unos cuantos metros más en completa oscuridad hasta que llegamos a una puerta de metal oxidada que parece muy pesada para moverse.

―Su amigo está aquí adentro-me informa el chico que intercedió por mi hace un momento-Tuvimos que traerlo pues estaba muy mal.

La preocupación se adueña de mi sistema y los sigo adentro después de abrir la puerta para nosotras, el sitio es mucho mejor que afuera, hay luz y unos cuantos muebles viejos y llenos de polvo, entonces noto que en uno de ellos se encuentra Greg.

Corro hacia él y me tranquiliza ver que está respirando, está dormido y con el semblante relajado, ni siquiera me di cuenta de que retenía el aire hasta ese momento en que lo solté de golpe aliviada.

―Estaba solo en el bar bebiendo como si no hubiese un mañana, se nos hizo extraño que un riquillo estuviese por estos lares―me informa el chico―Vimos como Dorian se le acercó y nos acercamos también, el tipo es de lo peor y nos preocupamos al ver que salía con el ebrio completamente borracho colgado de su hombro.

» Fueron con unos chicos a fumar marihuana en el callejón de enfrente y estuvieron bien hasta que comenzaron a discutir entre ellos, tu amigo estaba lo suficientemente ebrio y drogado como para notarlo e intervenimos cuando vimos que Dorian le quitaba la chaqueta e intento lo mismo con su cartera.

» Lo trajimos aquí sano y salvo y esperamos a que llegaras, pero Dorian vino a reclamar su botín y fue justo cuando nos viste―me explica y asiento agradecida.

―Muchas gracias, de verdad―respondo y el asiente.

―No te preocupes, soy Hugo―se presenta para después señalar al moreno y al final al pelirrojo-Este es Manuel y este de aquí Pablo.

―Muchas gracias por cuidarlo, el jamás se había perdido de esta forma―les explicó― ¿Creen que podrían ayudarme a llevarlo al auto?

Ellos asienten y veo como entre Manuel y Pablo lo cargan haciendo que se despierte y comience a murmurar entre sueños, al llegar al auto Luisa aún con el tubo en manos abre la puerta esperando a que lo dejan acostado en el asiento trasero, ellos tienen que doblar sus piernas pues no cabe en el pequeño escarabajo amarillo que Luisa tiene como auto.

―De nuevo muchas gracias―le agradezco por tercera vez en lo que va de la noche a Hugo.

―No hay de que, toma aquí esta su celular―saca de su chaqueta el teléfono estrellado de Greg―Guardo mi número estando ebrio así que dudo que recuerde de quien es.

Asiento, me alejo y abro la puerta del coche lista para subir e irnos de una buena vez, pero Manuel me llama haciéndome voltear a verlo.

―No debería meterme, pero, no creo que sea la primera vez que tu amigo se pierde de esta manera―me informa incomodo―Él se veía muy experto en esto, solo que tal vez, esta vez si se le paso la mano.

Estoy sorprendida por sus palabras, pero le agradezco por una última vez entrando al auto y alejándonos de ese sitio de una vez por todas.

...

Al llegar al edificio de Greg tengo que ingeniármelas para despertarlo y pedirle que se ponga de pie para poder subirlo hasta su departamento.

―Carajo Greg, párate bien o nos vamos a caer juntos―le reprendo y el ríe idiotizado.

― ¿Estas segura de que no quieres que te espere? ―pregunta por tercera vez Luisa ayudándome a llevarlo a la puerta de entrada del edificio.

―Si, estoy segura, ya deben de ser más de las tres, vete a casa yo lo llevaré a su piso―le digo por tercera vez―Tomare un taxi de regreso a casa.

―Bien―asiente no muy convencida―Si mañana no llegas a trabajar le diré a Rosaura que te enfermaste.

Asiento y veo como sube al escarabajo amarillo para arrancar y perderse en la oscura calle.

Llegamos al ascensor entre tropezones mientras escucho como Greg murmura no sé qué cosas y ríe solo, ahora que está a salvo y las ganas de estamparle la cabeza contra el metal del ascensor se me hace muy tentadora. Cuando las puertas se abren caminamos a tropezones hacia la puerta, comienzo a buscar las llaves en los bolsillos de Greg y este ríe como idiota.

― ¡Aquí no pervertida! ―dice de pronto apartándome las manos.

―Deja de jugar Greg ¿dónde están las llaves?

―Las llaves... no se-responde volviendo a reír.

Cuento hasta diez calmando mi instinto asesino, no me queda de otra más que aporrear la puerta esperando a que su amigo abra, pasan unos minutos y escucho la cerradura abrirse dejándome ver a un Jared con el pelo revuelto y sin camisa.

El me ve confundido mientras yo doy un vistazo rápido antes de tomar a Greg y ayudarlo a entrar al departamento, escucho como la puerta se cierra tras nosotros seguido de pasos.

― ¿Que paso? ―su ronca voz hace que se me erice la piel, eso o el aire acondicionado, no fue muy buena idea salir con el pijama corta― ¿Esta bien?

―Paso que esta hasta el culo de borracho y drogado―le explicó dejando caer a Greg al sillón.

Mierda, estiró la espalda y el cuello adolorida.

― ¿Que? ¿drogado? ―volteo a verlo encontrándome con su ceño fruncido y su torso aún desnudo.




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