NOAH
Ese mensaje pidiéndome hablar removió una conversación incómoda que tuve hace unos días con Ben.
---
Inicio del flashback
—Seguramente hace un minuto estaba hablando contigo. Pero justo ahora estoy hablando completamente solo —Ben me miró fijamente esperando una respuesta, y yo estaba totalmente en blanco. No tenía idea de qué había dicho.
—No tienes idea de qué he dicho, ¿cierto? —repitió, un poco frustrado.
—En absoluto —admití.
Suspiró, algo cansado, y me dio la espalda para marcharse. Ben era bastante serio cuando se trataba de trabajo. Y en su vida personal, era reservado. No era bromista ni descomplicado. Era más bien riguroso y centrado. Como hijo mayor, siempre sintió la necesidad de ser el apoyo de mis padres en el negocio familiar, y poco se había permitido vivir su propia vida.
Justo ahora creo que quizás necesitaba un consejo de hermano mayor, así que me atreví a contarle mis cuestionamientos.
—Ben… —lo llamé. Él volteó, expectante—. He conocido a una mujer que me interesa más de lo que había esperado —dije esto último ya casi en susurros.
Se quedó mirándome, como procesando la información.
—¿Estás saliendo con alguien? —preguntó incrédulo—. ¿Has cedido a los intentos de mamá para que salgas con Simona? No creo…
—Ben, sí estoy saliendo con alguien, y no, obvio que no es Simona —dije, deteniendo su línea de pensamiento—. Es una mujer que conocí en el cementerio, y desde el primer día se metió en mi cabeza. No sé cómo avanzar con ella… Es diferente. Una mujer con carácter, exitosa, independiente. No busca a un hombre que la complete, ella ya está completa.
—Uff… sí que te ha tocado fuerte esa mujer.
Y sí, me había tocado fuerte, porque aquí estaba, pensando en las posibilidades.
—¿Cuál es el problema? ¿Qué te tiene tan pensativo? —cuestionó.
—Hoy, por error, me envió una foto de un desayuno que pensaba que le había enviado yo… pero era de otro hombre.
—¿Y te sientes amenazado porque hay otro que podría ganársela?
—¡No! Claro que no. Ella no es un trofeo que alguien me puede quitar —respondí, molesto por su conclusión.
Vi en su cara que mi respuesta lo había tomado por sorpresa.
—Pues me alivia saber que no tengo un hermano idiota —dijo, como si respondiera a mi pensamiento—. Entonces, ¿qué es lo que te preocupa?
—Que por primera vez hay alguien que me hace latir el corazón desde que Emma se fue. Y temo que todo lo que estoy sintiendo no sea recíproco. Ver que Antonella tenía otro pretendiente… juro que no es un tema de ego. Estoy dispuesto a tener una relación con ella, pero no estoy tan seguro de que ella quiera tenerla conmigo. Hasta ahora ha sido cortés a todos mis acercamientos. Pero está claro que no es una mujer desesperada por atención. Puede darse el lujo de elegir a alguien con menos equipaje que el mío. No me malinterpretes, Hannah no es una carga… pero quizás ella puede encontrar a alguien más joven, exitoso, con quien construir algo desde cero.
—Noah, Noah… para el carro —dijo Ben, sereno—. Probablemente ella sea una mujer con todas esas cualidades, y sí, seguro hay hombres que serían un mejor partido en papel. Pero cuando encuentras a alguien con quien haces click, eso lo cambia todo. No importa cuán rico, guapo o joven sea el otro. Y tú deberías saberlo.
Sus palabras fueron exactamente lo que necesitaba.
—Sí, tienes razón. Estoy convencido de que no estoy compitiendo por ella, y que ella no me pondría en esa situación. Pero de verdad quisiera que fuera ella… por mí y por Hannah —dije, rindiéndome a esa idea.
Ben me abrazó, en un gesto poco habitual en él.
—Ten paz —dijo tranquilizador—. Deja que fluya.
Palmeó mi hombro y se marchó.
———— ————
Fin del flashback
Después de esa conversación, Antonella me escribió. La llamé y hablamos… Genuinamente se sentía avergonzada por la confusión. Traté de aligerar la situación. Luego de eso, continuamos con nuestra dinámica de sutil coqueteo… o eso quería pensar.
Pero este nuevo mensaje, ese “¿Podemos hablar?”, me devolvió el miedo. Sin embargo, apenas supe que era una invitación a cenar, sentí alivio. Según yo, eso indicaba que también se sentía cómoda… y que tal vez tenía interés en avanzar conmigo.
Y aquí estaba, frente a su puerta. Mi corazón latía con fuerza. No sabía qué esperaba exactamente. Respiré hondo. No tenía todas las respuestas, pero sabía que quería intentarlo.
Toqué el timbre.
Cuando se abrió la puerta, me encontré con una Antonella descalza, cabello rizado, abundante, y un sencillo vestido. Esa sonrisa que poco mostraba, pero que cada vez que aparecía, iluminaba sus ojos.
—Buenas noches, Antonella.
Quizás hubiese querido darle un beso, pero no sabía exactamente cuánto podía avanzar.
—Hola, Noah. Buenas noches —dijo, algo nerviosa.
Por lo visto, ambos lo estábamos. Levanté la mano, mostrando la botella de vino que había traído.