Un Momento.

De los cuentos cortos que a veces son largos y de los cuentos largos que a veces son cortos, se pueden decir y hablar muchas cosas.

Puede uno hablar con uno mismo y tratar de hacer que esa charla, tan personal y privada, sea un respiro largo y tranquilizante, en la difícil ruta de nuestras vidas.

Cuando sientas que todo está en tu contra, tómate un momento, colócate un sombrero y sal de tu casa y olvida un poco lo que mueve tu balanza.

Mientras caminas, recuerda que Dios acompaña tus pasos y que no importa de qué tamaño son tus fracasos, él te dio las pruebas que necesitas para hacer de tu experiencia, el arma que, con paciencia, usarás un día.

Habrá más personas, que caminen contigo y cada uno cargará consigo, la pesa exacta que puede mover por su camino.

No mires a nadie con desdén, si puedes sonríe un poco, ante la mirada de otro, que, como tú, busca una esperanza, aunque a nadie, ni a ti ni a él, las esperanzas se les den,

La respuesta no está en el desinterés de tus ideales, una idea que nace en tu mente, te aseguro que es el torrente de mil felicidades.

Por esta razón, mientras caminas, trata de encontrar las minas que fueron plantadas en tu mente, que tú sabes, es inteligente y que contienen lo que te falta, para que hagas lo que amas y que primero debes conocer, para que puedas hacer, de tu vida una bajada y no una subida, en el largo camino de tu ser.

Sigue caminando y siente el calor del sol que no calienta dentro de un hospital y que ojalá pronto no descubras, que cuando estés entre las tumbas, ese sol se vuelve mortal.

De los cuentos cortos que a veces son largos y de los cuentos largos que a veces son cortos, se pueden decir y hablar muchas cosas.

Platica con tus retoños, porque ellos verán en sus otoños, que su padre se les va.