Lo Que Se Quedo En El Camino

Capítulo 2

— ¿Y se supone que les crea eso? — preguntó Thomas, cruzándose de brazos mientras nos miraba con una ceja arqueada.

— Sí, bueno... Estábamos jugando nada más... — murmuré, avergonzado, desviando la mirada hacia los estantes llenos de adornos navideños.

— Exacto... — añadió Vincent con desgana, mirando a otro lado.

Thomas soltó un bufido, incrédulo. — Por favor, conozco a Luke demasiado bien como para creer que no estaban jugando...

El aire pareció cargarse de tensión. Pude sentir cómo algo malo se avecinaba.

— No lo conoces tan bien como yo — replicó Vincent, girándose para fulminarlo con la mirada.

Thomas esbozó una sonrisa contenida, llevando una mano a su boca como si intentara sofocar una risa burlona. — Claro... — respondió, dejando caer la palabra con una indiferencia afilada.

El ceño de Vincent se frunció aún más, y su voz salió entre dientes. — En fin, no te necesitamos aquí. Puedes largarte.

Thomas, lejos de intimidarse, inclinó ligeramente la cabeza y dejó escapar una risa suave. — Lo siento mucho, pero no me iré. Tengo algunas cosas pendientes con Luke. Tú sí puedes marcharte... — añadió, señalándolo con un movimiento de su mano, como si echara a un perro. — ¿No tenías una cita con tu noviecita? Chu-chu. Adiós.

El ambiente estaba tenso, más de lo necesario. Intentaba distraerme con los adornos navideños y los regalos que iba a comprar, pero anda era suficiente como para distraerme. Sentí las curiosas miradas de las demás personas que estaban en el centro comercial y por un momento escuché sus murmurllos.

— Yo... — susurre casi inaudible, tome una bocanada de aire y me arme de valor — Yo me quedare con Thomas

Senti la furiosa mirada de Vincent en mi, se que esto lo molestara más de lo que ya esta pero... Ahora me siento más seguro con Thomas.

— Tienes una cita con Amanda, se te hace tarde ¿no?

El silencio reino por unos segundos, segundos en los que senti punzadas de dolor en mis huesos, cerré los ojos con fuerza y aferre mis manos al metal frío del carrito de compras para aguantar el dolor.

La enfermedad estaba avanzando.

— Sí, tienes razón — admitió Vincent finalmente, apretando su mandíbula con resentimiento

— Tengo una cita y no quiero llegar tarde —

Me entregó mi celular, siendo Thomas quien lo recibió primero, Vincent dio una última mirada llena de odio a Thomas antes de irse.

— ¿Que pasó entonces? — preguntó Thomas volviendo a su tono serio y guardando mi celular en uno de los bolsillos de su chaqueta

Guarde silencio unos segundos, abrí los ojos lentamente cuando deje de sentir dolor y miré a Thomas, detallando lo lentamente. Alto, cabellos ondulado hasta la nuca, mirada sería pero amable, piel blanca; a veces siento que no apresio a Thomas lo suficiente y que debería tener ya una pareja.

Volví mi mirada a los adornos de navidad, coloridos y tiernos, quería agarrar más, muchos más y llevarlos a mi casa, llenar cada rincón de color y vida.

— Nada — respondí en voz baja — Una estúpida pelea sobre quien era mi mejor amigo.

Agarre suavemente un pequeño cascanueces de madera en mis manos, sus colores: rojo, negro, azul y dorado. Era tan tierno y tranquilizador, lo eché con suavidad al carrito de compras junto a las demás compras.

Thomas suspiró y sentí su mano en mi hombro — ¿Estas bien? — preguntó en un tono preocupado

Desdé qué lo conocí es quien más se a preocupado por mi, sentí las calidez de su mano sobre mi hombro, a diferencia de mi.

Sonreí ligeramente y luego lo miré — Ahora que estas aquí, sí — murmure con tranquilidad

Thomas se quedo en silencio unos segundos y luego dio una rápida mirada a mi carrito de compras.

— ¿Tienes espacio para tantos adornos? — preguntó curioso

— No, pero puedo ponerlos en la panadería de mamá — sonreí feliz

Thomas sonrió — Cierto, le faltan más adornos a la panadería de tu madre — admitió — Entonces vamos, yo pagaré los adornos por ti, esa panadería necesita vida— dijo

Empezó a empujar mi carrito de compras, el más lleno. Sonreí antes su actitud, me encantaba cuando era así. Sin dudarlo empuje yo el carrito de compras de él, que estaba casi vacío, excepto por algunas cajas de luces y bolas navideñas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.