Lo que siento cuando estoy contigo

7. Traición

Emma:

Pasar la noche con los chicos fue sin duda una buena manera de alegrar el corazón deprimido de Dylan. Al menos se ha divertido y olvidado por unas horas a la estúpida de Roxana. Esa niña siempre me cayó bien, nunca pensé que pudiera decepcionarme tanto.

A la mañana siguiente e ignorando la horrible resaca, me arreglo para ir a clases. Pensarán que es estúpido emborracharse si al día siguiente hay que ir a la universidad, siempre he creído eso, pero digamos que aun sabiendo que tenía que pedirle disculpas a Aaron, no era muy sencillo hacerlo sobria. Necesitaba el coraje que el alcohol podía infundirme.

Fue una experiencia rara, absolutamente incómoda y espero que no se vuelva a repetir jamás. Digo rara porque nunca imaginé que pudiéramos estar en una misma habitación solos, sin pelear, o al menos sin gritarnos; incómoda porque aquí entre nos, creo que me miraba las tetas.

Aunque, pensándolo bien, eso es algo ridículo. Me parece que el alcohol me hizo ver cosas raras o tal vez lo hizo a él hacer cosas locas. Claro ejemplo de ello es que me haya llamado por mi nombre.

Lo juro, no exagero cuando digo que no recuerdo la última vez que me llamó Emma y no enana, rubia, rubita, tonta, presumida, princesita de papá y muchos otros más. Me quedé en shoc total, tal vez por eso, por una milésima de segundo, pensé que se veía guapo y creí que se preocupaba por mí cuando me advirtió de Cameron.

En fin, solo espero que nunca más se vuelva a repetir una escena como esa.

El día transcurre lentamente de clase en clase, ni siquiera la pastilla que me tomo, alivia el horrible dolor en mi cabeza.

Suspiro profundo frente al club de patinaje de la universidad. Necesito una cama con urgencia, pero no puedo. Jamás me he saltado un turno de clases, mucho menos un entrenamiento y no pienso empezar a  hacerlo ahora por una irresponsabilidad de mi parte. Además, como falte, la entrenadora me bota sí o sí.

Consciente de que no puedo seguir retrasando lo inevitable, me adentro. Lu me envió un mensaje hace un rato avisando que ya había llegado, así que desde que la veo, me dirijo hacia ella.

Me siento a su lado y sin decir una palabra, comienzo a quitarme los tenis para ponerme los patines.

—Tienes pinta de tener la peor resaca del mundo.

—Ni me digas. He tenido un día de mierda. —Bostezo mientras termino de atar el primer patín.

—Creo que tengo una cita —dice de repente y yo levanto la cabeza a toda velocidad provocando que el dolor empeore.

—¿Qué has dicho? —pregunto presionando mi sien con mis dedos. ¡Maldita sea!

—Un chico me ha invitado a salir.

—¿Quién?

—Es de mi año, no lo conoces.

—¿Te gusta? —Se encoge de hombros.

—Es mono.

—¡Mono significa feo con lástima, Luciana! —Ella se ríe ante mi arrebato.

—Es guapo, ¿de acuerdo? Y parece buen chico. —La sonrisa en su rostro me dice que sí le gusta.

—¿Cuándo es la cita?

—El domingo.

—Ok, tengo tiempo para juzgar si el chico es realmente bueno como dices. Justo ahora la cabeza se me quiere reventar.

—No esperaba menos de ti, hermanita. —Besa mi mejilla y termina de ponerse los patines para luego correr al dúo dinámico que no sé en qué momento llegó.

Termino de prepararme y me acerco a la pista. Saludo al resto de La Élite y comienzo a calentar. Busco a Adela con la mirada y la encuentro saliendo de los vestidores; luce enojada.

Cameron viene detrás.

Mi mejor amiga pasa por mi lado sin siquiera mirarme y yo arqueo una ceja mientras la veo acercarse a Dahiana y Vanesa. ¿Y a esta qué bicho le picó? Anoche también estaba muy rara.

—Hola, preciosa —dice Cameron llamando mi atención. Dejo a mi mejor amiga de lado y me concentro en mi novio que sonríe de esa forma que tanto me gusta por las cosas que provoca en mi interior.

—¿Cuándo llegaste?

—Hace un rato, estaba en el baño.

—¿Sabes qué le pasa a Adela? —Cameron busca a mi amiga con la mirada y se encoge de hombros.

—No sé, desde ayer está medio rara.

Supongo que tiene razón.

—¡Ok, chicos, comencemos! —grita la entrenadora.

Cameron deposita un casto beso sobre mis labios y se dirige a Adela, su nueva compañera de patinaje, mientras a mí no me queda de otra que ir con Aaron. Me ubico a su derecha, pero no lo miro, estoy un pelín avergonzada por lo de anoche.

—El domingo trece de octubre serán las votaciones por tanto, el video tenemos que entregarlo a más tardar el viernes. Tengo varias ideas en mente, pero antes de comenzar, quiero que patinen alrededor de las pistas, hagan algunas piruetas, saltos, incluso si quieren hacer maniobras de riesgo también. Recuerden que diariamente debemos subir a las redes un video de un minuto como máximo del equipo durante los entrenamientos. Yo los grabaré.

Saly saca su celular y en lo que busca la cámara, me volteo hacia el chico a mi lado.



#15655 en Novela romántica

En el texto hay: risas, amor, solocontigo

Editado: 30.11.2022

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