Lo Último Que Sabrás De Mí

Capítulo Dos

Capítulo II:

 

No existe relación perfecta. No existe la pareja perfecta, y es eso. Cada imperfección es lo que nos hace perfecto, muchas veces nos hace encajar perfectamente en la vida del otro.

Mi relación con él fue difícil aún después de haber pasado el pasado.

Tiempo, inseguridades, discusiones, actitudes y pequeños celos que nos afectaban. Y quizá, algunas personas que influyeron en nuestra relación, amistades mías. Grave error. Palabras que callamos pero que más adelante por no decirlo nos afectaban. Tuvimos muchas caídas difíciles, aun así, ambos nos levantábamos y tratábamos de buscar alguna solución, lo que menos queríamos era acabar nuestro camino juntos.

Y lo hacíamos, continuábamos tomados de la mano. Intentábamos, pero no logramos, caímos una vez donde fue de mi parte quien tomé la decisión de acabar. Me dolía demasiado solo el hecho de pensar que no estaríamos juntos, no era lo que quería, no quería irme de su lado. Lo amaba demasiado. En esa plática los dos estábamos muy mal, a pesar de todo queríamos estar juntos.  Ese día me abrazó, cerré mis ojos correspondiéndole, quería llorar.

Recuerdo sus palabras como si fuese ayer -No lo hagas, por favor- …Esa vez le dije que lo pensaría, pero en realidad mi corazón estaba de acuerdo con él, no había nada que pensar. Podríamos solucionarlo todo, arreglarlo y seguir juntos, y eso hicimos. El día siguiente lo hablamos, fue el mismo día en que hicimos una promesa. Prometimos ser sinceros si existiese alguien más, o ya el sentimiento no era el mismo.

Tuvimos momentos muy lindos, divertidos, especiales y únicos, de recordar cada uno de ellos me hace sonreír, me regresan esa alegría de aquellos días, pero me hacen estar triste a la vez. Incluso llegamos a casarnos en una iglesia, solamente que como fue de pronto no hubo anillos, y el padre fue una amiga. Más adelante en esos días platicábamos ocasionalmente por llamadas, me gustaba mucho escucharle y reírnos de algún recuerdo, hablar de algo que nos gustase o se nos ocurriese en el momento. Me hacía muy feliz, ya llevábamos ocho meses de novios, y dos años de conocernos.

Los problemas no se quedaban atrás, en algún momento nos enojábamos por algo o discutíamos, tomábamos un tiempo para pensar las cosas, continuábamos… por alguna razón en una llamada le pregunté si aún sentía lo mismo, su respuesta no fue segura, me dijo que no lo sabía. Pasé noches enteras pensando en que hacer, realmente quería luchar por él, por nuestra relación. No quería perderlo… pero al igual que el me sentía cansada de intentar.

Pronto, tomamos un tiempo de dos días. Era la segunda vez que hacíamos ello. No recuerdo haber tenido algún amigo para contarle como me sentía, solo mí mejor amigo, pero no quería causarle más preocupación con mis problemas cuando él estaba tratando de arreglar su relación con su novia. Por ello tomé la decisión de escribir como me sentía, me calmaba, pero seguía angustiada, y en las noches solo me desahogaba llorando, desde que iniciamos la relación siempre tuve un miedo. Y ese miedo era perderlo. Y sentía que me mataba cada vez más. Justo medio día le escribí, para saber cómo estaba, se encontraba bien, me comentó también lo que pensó.

Quedar como amigos y empezar nuevamente de cero, o desistir.

Podríamos decir que seríamos firmes está vez, pero siempre ocurría algo y terminábamos como al principio. Tuvimos una plática la cual me confundió, no sabía si éramos amigos o si aún continuábamos la relación, pero con la conversación que tuvimos después… quedamos como amigos.

Es difícil, ver a alguien que quieres y amas como un simple amigo. Es imposible mirar sus ojos y no verle con tanto amor, o no tener las ganas de besarle, de abrazarle, de tomarse la mano. Para mí era difícil hablar con el y saber que solo éramos amigos, me dolía mucho, pues lo veía más que un amigo. Luché, pero era difícil, me sentía una tonta, creo que él estaba tan cansado que vi ciertas actitudes, fue donde tomé la decisión y me alejé. Él no se opuso, algo que admiro de él es lo fuerte que es, y mantiene su orgullo. En cambio, yo, tomaba decisiones frágiles, más aún si se trata de alguien a quien quiero, en este caso a quien amaba, él.

Las noches eran largas, y cada mañana me despertaba con el recuerdo de un sueño que quise que durara horas, pero solo fueron minutos, dónde lo veía. Donde estábamos juntos. Veía nuestras fotos juntos, y aparecía el pensamiento de querer abrazarlo una vez más, de estar junto a él una vez más, de besarlo, sentir su aroma, su aliento, su presencia… me hacía extrañarlo cada vez más. Intenté olvidarlo, pero como dice Romeo –Yo le dije al corazón que te olvidara, rudamente me gritó que me callara…. Yo ordené a mi alma que borrara que no te amara y se rió en mi cara— mi corazón se negó, yo me negué a olvidarlo.

Aquel mes que no supe de el fue para mí un año, como dijo Shakespeare, para aquellos que aman el tiempo es una eternidad…

El tiempo pasó, casi un largo mes sin saber de él, retornamos el colegio. No compartíamos salones, pero le veía por los pasillos del colegio con sus amigos, sonreír y divertirse. Fue difícil, pero pensé que quizá estar sin mí le hacía bien, que quizá no le hacía falta.

Hay ocasiones en los que me enojo, cuando veo alguna película o leo algún libro. Donde una pareja es separada por alguna razón que no es completamente aclarada, y estos deciden alejarse, sin saber que el sentimiento del uno por el otro es igual completamente correspondido, con la misma intensidad.

Incluso lloro, pueden estar juntos, pero son separados… exactamente como la historia del hilo rojo.

Un día me decidí a hablarle, escribirle para saber cómo estaba. No sé, fue un impulso… algo que quería. Y moría por hacer. Nuestra conversación fue corta, solo un saludo y saber cómo le iba en el colegio, nada más. Me alegré mucho por él.



#15488 en Otros
#4429 en Relatos cortos

En el texto hay: historia real, un gran amor

Editado: 14.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.