Marcos se dirigía al auditorio, apenas quedaba media hora para el concierto en el que tocaría el violín.
Era la primera vez que iba a tocar en un concierto y Marcos a sus 8 años estaba muy nervioso y emocionado.
―Marcos, cariño. ¿Estás muy nervioso?―le preguntó su profesora de violín, Luisa, cuando llegó al auditorio.
―Sí-confesó Marcos y Luisa se agachó para acariciarle la mejilla.
―Tranquilo, ya verás que cuando llegues al escenario los nervios se irán.
―Cinco minutos-anunciaba un señor del staff.
―Prómeteme que lo vas a hacer como te he enseñado. De maravilla―le dijo Luisa eneñándole el dedo meñique para que Marcos lo agarrara con el suyo y se lo prometiera.
―Te lo prometo―prometió Marcos agarrando su dedo meñique con el suyo para después besarlo.
―Muy bien, ese es mi chico―le dijo Luisa, levantándose y alejándose de él.
―Id entrando―les indicó el staff a todos,Marcos asintió feliz y se sentó en su sitio. Tocaron y todo fue genial hasta que de repente, se fue la luz, Luisa ya le había explicado que esas cosas podrían pasar en un directo y que por eso debían aprender a improvisar.
Todos tocaron igualmente para disimular hasta que Marina, la chica que se sentaba al lado de Marcos le metió sin querer el violín en el ojo.
Marcos se aguantó las lágrimas y decidió devolverle el golpe, Marina no se lo esperaba porque había sido sin querer, pero Marcos, al no escucharla disculparse pensó que lo había hecho a propósito. No era así, solo que Marina era muda y eso Marcos no lo sabía.
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Espero que os guste esta historia 💜💜💜