Loca Orquesta

Parte I Capítulo XI

―¿Esa tal Olivia es pelirroja, ojos verdes y tiene once años?―preguntó Mario a lo que Marcos asintió lentamente. Mario se calló y desvió la mirada al plato.

―¿Pasa algo?―preguntó Marcos confundido, Mario suspiró y volvió a mirar a Marcos asintiendo, se quedó petrificado―¿te gusta a ti también?

―¡No!―negó rápidamente Mario riendo―realmente―se acercó un poco más a Marcos y susurró―me gusta Vanesa―Marcos entreabrió la boca sorprendido―pero no se lo digas, está un poco encrapichada de Jordi, aunque no creo que le haga caso ninguno, es demasiado joven para él.

―Ajá...¿entonces cuál es el problema?―Mario se atragantó con la lasaña y Marcos tuvo que darle palmadas en la espalda, bebió un poco de agua antes de contestarle.

―Es la novia de Jordi Gustamante―a Marcos esa afirmación le sentó como una jarra de agua fría. Se quedó absolutamente congelado, Mario le pasó la palma de la mano por delante al ver que no pestañeaba, Marcos pestañeó y la alarma sonó indicando que era hora de marcharse.

Salió corriendo sin siquiera despedirse de Mario.

―Pues parece que le ha sentado mal la noticia―comentó Mario levantándose, casi choca con Gia que estaba justo detrás de él―¿ocurre algo?―preguntó al ver su cara de angustia―¿ehh?―Gia suspiró.

―Va...Vanesa―susurró intentando contener las lágrimas, levantó la mirada y miró a Mario a los ojos que la miraba preocupada, suspiró―ha hablado con Jordi―Mario se llevó las manos a la cabeza―y le ha...le ha caído bien―soltó limpiándose las lágrimas.

―¡Largo! ¡A las celdas!―gritaba un policía y salieron a sus respectivas celdas. Mario a la que compartía con Vanesa y Gia a la que compartía con Luis.

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―Te noto no sé...¿apagada?―le dijo Jordi a Liv mientras le acompañaba a su celda, Liv se encogió de hombros con la cabeza gacha―ya sé que pasa ―dijo Jordi serio y Olivia levantó la mirada sorprendida para ver a Jordi ―hoy no te he dado ningún beso―Liv volvió a respirar, sin darse cuenta de que estaba aguantando la respiración y Jordi le dio un corto beso y se metió en la celda que comparte con Leire.

Olivia sonrió al saber que Jordi no sabía nada sobre Marcos, abrió la puerta de su celda y subió directamente a su cama para llorar en silencio.

―Olivia―le llamó Marcos segundos después, se limpió las lágrimas de la cara.

―¿Sí?―preguntó y hubo silencio así que lo ignoró y se puso a contar las manchas de la pared de en frente, pero un par de minutos después le volvió a llamar provocando que perdiera la cuenta―¿sí?―silencio otra vez, Olivia suspiró y volvió a contar desde el principio tras perder la cuenta, pero Marcos la volvió a llamar―¿sí?―se calló de nuevo así que Olivia, cansada ya, bajó de la cama―¿pasa algo?―preguntó molesta y Marcos, que hasta entonces miraba el colchón de la cama de arriba asintió―¿qué?―Marcos la miró a los ojos y a Olivia le entraron inmensas ganas de echarse a llorar.

―Tienes novio―afirmó y se giró mirando al lado contrario de Olivia, quien no pudo evitar soltar todas aquellas lágrimas, pero esta vez no reprimió los sollozos que querían salir desde hace semanas, se sentó a los pies de la cama de Marcos y abrazó sus rodillas enterrando su rostro sobre ellas.

―Lo siento―susurró antes de quedarse dormida.

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―Hoy es navidad―comentó Marta llevándose a la boca una cucharada de puré de castañas. Su madre dejó los cubiertos sobre la mesa y se marchó del comedor, Tomás hizo oídos sordos ―¿en serio te vas?―gritó Marta, negó con la cabeza―¿y tú?―le preguntó a su padre, levantó la mirada del plato y se limpió con la servilleta―papá...es tu hijo―susurró Marta y Tomás se levantó de la mesa.

―¿Es mi hijo?―gritó señalándose ―pues ese hijo no está aquí, ese hijo es por el que tu madre asiste al psiquiatra, ese hijo es el que casi mata a una pobre niña. ¡Para mí ya no es mi hijo!―exclamó para después dirigirse a la cocina.

―Te guste o no, Marcos es sangre de tu sangre. Marcos lleva tu apellido y eso no lo vas a poder cambiar―dicho eso Marta cogió las llaves del coche y se marchó dando un portazo.

Está harta de esa actitud, los humanos cometen errores, si no no serían humanos. La gente merece una segunda oportunidad, la familia debe ayudarte porque para eso está.

Ese era uno de los valores que le habían enseñado en el colegio, que sus padres habían mencionado. Entonces...¿por qué no lo cumplen?

Se sube al coche y coloca ambas manos sobre el volante, cierra los ojos y respira hondo. Se coloca el cinturón y arranca el coche, ajusta los espejos, quita el freno de mano y comienza a conducir marcha atrás.

Puede que sea la primera vez que conduce, tan solo lo hizo en videojuegos pero la situación lo merece.

―¡Marta!―grita su padre saliendo fuera tras verla por la ventana―¡para el coche!―su hija niega con la cabeza y él se interpone en su camino, ella hace caso omiso y está a punto de atropellarlo―¡Marta!―sube la música a tope y se dirige al centro de menores de París, con la única misión de visitar a su pobre hermano.

Tomás al ver irse su coche al final de la calle, suspira y se lleva las manos a la cabeza, vuelve a casa y se dirige a su habitación para ver a su mujer.

Tumbada, mirando a la nada, tiene depresión. Llevaba unas semanas bastante bien, al menos eso parecía, pero fue mencionar a Marcos y se fue todo por la borda.

―Cariño―susurró Tomás acariciándole el flequillo, una lágrima se resbaló por su mejilla, se levantó y bajó a la planta baja.

Bajó al jardín y observó como empezaban a caer copos de nieve.

 




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