Loca Orquesta

Parte I Capítulo XIII

Leire llevó a Liv a un rincón y la acorraló contra la valla, mirándole fijamente a los ojos le pidió explicaciones, Olivia desvió la mirada y suspirando le contó a su amiga que era la novia de Marcos. Leire abrió los ojos como platos y soltó lentamente a Olivia que volvió a suspirar y Leire le regaló un tortazo.

―¿Estás de coña?―preguntó Leire, Olivia negó y Leire se revolvió el cabello corto―por estúpidamente gilipollas acabas de proclamarte tanto a ti como a Marcos el lecho de muerte, ¿eres consciente?―preguntó agarrándole fuertemente de las mejillas y dándole otra bofetada, aunque esta no llegó a golpear a Liv que le sujetó la muñeca antes del impacto y la bajó.

―¿Crees que no sé donde me he metido? Lo sé...pero...¿qué podía hacer si no?―cuestionó Liv dejándose caer para sentarse contra la valla dejando las piernas estiradas, Leire se sentó junto a ella y le dejó apoyar su cabeza en su hombro―no pude decirle que no.

―Todavía estás a tiempo de que os cambie a ti y a Marcos de área...

―No. Yo no pienso irme ni obligar a Marcos a marcharse―dijo firme levantándose―si alguien se tiene que cambiar de área es...―Liv se calló al ver al fondo a Marcos luchando contra Jordi.

A Leire ese silencio de su amiga no le fue desapercibido y se levantó para observar lo que miraba su amiga, Olivia salió corriendo hacia la otra punta del patio mientras Leire entraba al edificio, tenía que avisar de la fuerte pelea.

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Jordi se levantó de encima de Marcos y él también. Frunció el ceño ¿qué quería decir con eso? Todos los presentes observaban la escena a una distancia prudente, muy atentos a lo que estaba a punto de suceder.

―¿Qué quieres decir con eso?―preguntó Jordi confundido, Marcos sonrió de lado burlón, miró hacia la esquina donde estaba Liv con Leire y volvió a mirar a Jordi.

―Es muy sencillo de entender. Olivia está enamorada de mí y te odia a ti ―Jordi respiró hondo, quería aguantar paciente a que terminara Marcos su explicación―si está contigo es porque tiene miedo a que la mates no es por otra cosa―fue acercándose poco a poco a Jordi―¿al principio le gustabas? Sí, porque no te conocía...―Jordi no le dejó continuar con su monólogo porque se avalanzó sobre él y comenzó a tirarle del pelo con fuerza mientras le clavaba la rodilla en el estómago―acéptalo...

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Tomás abrió la urna de las cenizas de su hija y las tiró sobre el césped del jardín de la casa de campo. Abrazó a su mujer quien no tenía fuerzas ni para llorar, no le correspondió el abrazo, pero eso Tomás lo entendía.

Tenía depresión.

Se apartó de su mujer que se dirigía al coche mientras que él le dedicaba unas palabras a su hija.

―...tenías razón, Marta...la familia está para ayudar a corregir los errores...―se agachó mientras una fuerte ventisca cubría el patio y besó el suelo―lo siento...hija.

Y diciendo eso volvió al coche donde su mujer seguía sentada.

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Marcos le dio un puñetazo en la mejilla y Jordi se levantó y retrocedió unos pasos, Marcos alzó una ceja con superioridad acercándose hacia él, su sonrisa se borró al ver el arma que le entregó Boris a Jordi.

―¿Qué?―preguntó Jordi moviendo la pistola en su mano ―¿Ahora ya no eres tan valiente?―apuntó con el arma hacia Marcos y apretó el gatillo.

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Isabel se sentó en el sillón frente a la tele y cogió el periódico mientras le daba un sorbo a su café solo, sus ojos se abrieron como platos al ver la portada.

―¡Marina!―llamó Isabel y su hija volvió de su habitación corriendo ―¿están Tobías y Carlota?―preguntó a lo que Marina negó e Isabel le mostró el periódico, Marina abrió los ojos como platos sorprendida.

―Joder...menuda familia...un hijo en la cárcel, una hija muerta, un padre en el paro y una madre depresiva... ―fue enunciando Marina―si te soy sincera...―puso cara de lástima y su madre elevó ambas cejas sorprendida ―no me dan pena ninguna―dijo con una sonrisa de oreja a oreja y le dio un codazo a su madre ―¿en serio pensabas que soy una blanda?―preguntó con tono de indignación mientras colocaba una mano en el pecho y con la otra se quitaba las lágrimas inexistentes―me siento muy dolida―su madre soltó una carcajada y negó con la cabeza.

―Por supuesto que no...eres hija de Paul, eso sería imposible ―Marina sonrió―tu padre estaría muy orgulloso de ti―afirmó abrazando fuertemente a su hija mientras algunas lágrimas se delizaban por su rostro.

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Tomás arrancó el nuevo coche y se dirigieron a su casa en París, pasaron por delante del centro de menores pero ignoraron ese hecho y siguieron su camino, sin preguntarse por su querido hijo Marcos.

Aparcó en coche en el aparcamiento y ambos bajaron, Martina con la mirada gacha y Tomás con una mueca, no le gustaba ver así a su mujer...tenía miedo de que no se curara de aquella depresión o que él también se contagiara, porque la depresión es contagiosa...

La mujer fue directamente a su habitación mientras que el hombre se sentó en el sofá y cogió un álbum familiar. No pudo evitar sonreír con nostalgia al ver las hermosas fotos familiares de las navidades en Australia.

Fue hace solo un año...soltó un suspiro porque las cosas cambian mucho de un año para el otro, se escuchó un golpe proveniente de la habitación así que Tomás se limpió sus lágrimas y se acercó a la habitación que compartía con su mujer.

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Leire enseñó su carné que indicaba que no era una criminal y se dirigió corriendo hacia la cafetería de los trabajadores.

―¡Hay una pelea muy fuerte en el patio del área norte!―anunció y su madre se acercó a ella mientras todos la miraban.

―¿Cómo de fuerte?―preguntó su madre limpiándose con una servilleta, Leire iba a contestar pero no le dio tiempo porque el sonido de un disparo le interrumpió.

Su madre salió corriendo al igual que un par de compañeros.




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