Parte I Capítulo XIV

Tomás abrió la puerta de la habitación y se arrodilló sobre el cuerpo de su mujer, estaba llena de sangre y se había clavado un cuchillo en el pecho. El ruido sería al caer su cuerpo al suelo.

Apretó la sábana de la cama contra el pecho intentando parar la hemorragia y con la otra mano le buscó el pulso en la muñeca y luego tras no encontrarlo en el cuello.

No tenía pulso, tampoco en el pecho. Su mujer se había suicidado.

Soltó la sábana y abrazando el cuerpo de su mujer lloró desconsoladamente.

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Jordi apretó el gatillo apuntando a Marcos y él se agachó esquivando el disparo, pero una exclamación de dolor hizo que se girara.

A dos pasos de él, Olivia caía al suelo tras ser disparada por Jordi, Marcos se tiró al suelo a ver a Olivia mientras le lanzaba a Jordi una mala mirada, Jordi salió corriendo del patio hacia el interior del centro, intentando escabullirse.

―Marcos―susurró Liv dolorida colocando una mano sobre el pecho ―quiero que recuerdes esto que te voy a decir―Marcos le agarró la otra mano fuertemente negando con la cabeza.

―No te despidas―murmuró Marcos a lo que Olivia sonrió y asintió.

―Tengo que hacerlo...véngate por mí, por ti...haz justicia...―Marcos negó con la cabeza mientras que Liv cerró poco a poco los párpados―te quiero...―soltó un pequeño silbido y cerró los ojos para no abrirlos más.

―No...Olvia...¡no!―exclamó Marcos, le dio una bofetada, pero Olivia no reaccionó, apoyó la cabeza en su cuerpo y soltó una lágrima, los policías llegaron y le indicaron que se marchara, él lo hizo, se limpió la lágrima y se levantó mientras se llevaban el cuerpo sin vida de su amada Olivia.

Miró a Jordi que estaba apoyado en la puerta del patio sonriéndole y a Marcos le comenzó a nacer un gran odio.

Tiene que hacer justicia...y lo hará, lo hará por ella...

Porque como dijo "tus mejores acciones se convertirán en las más peligrosas" y Jordi sufrirá, eso seguro.

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Vanesa se quedó estática cuando vio a Jordi salir corriendo del lugar del crimen tras haber disparado a Olivia. No podía creerse lo que acababa de hacer, mató una persona inocente y la abandonó.

A lo lejos observó a Mario que jugaba con unos niños al fútbol, se levantó esquivando al resto de los niños y decidida se dirigió hacia su compañero de celda.

El niño que tenía el balón justo en frente de Mario lo paró con el pie al observar a la niña que pisaba en campo de juego, Mario se giró sobre sí mismo al ver que todos miraban detrás de él, Vanesa se acercaba a pasos agigantados. Entreabrió la boca sorprendido y Vanesa con ambas manos sobre las mejillas del niño le plantó un dulce beso en los labios.

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Leire salió corriendo tras los policías al ver que se llevaban el cuerpo de su mejor amiga, la dejaron sobre una camilla en la enfermería y aprovechó para acercarse, no pudo evitar derramar varias lágrimas al verla allí, su cuerpo sin vida.

Se llevó una mano a la boca para evitar hacer ruido y lloró como nunca, aquel lugar le había hecho muy fuerte emocional y físicamente a pesar de no ser como el resto de los niños, pero cuando no se puede evitar llorar...hay que llorar.

Así que descargó todas sus emociones... con furia, golpeó la camilla, gritó, lloró...había aguantado muchas emociones, pero no podía más. Se arrodilló junto la camilla y besó la mano inerte de la que fue su amiga.

Tomás suspiró y tiró las cenizas de su mujer junto las de su hija, ya no le quedaban lágrimas. Ya no podía llorar. Su madre, que le había acompañado le regaló un abrazo, intentaba disimular su felicidad de que muriera su nuera, nunca le había caído bien.

―Me...he quedado sin familia ―murmuró Tomás sentándose en una silla en el jardín, su madre con dificultad se sentó junto a él.

―¿Por qué no vas a buscar a Marcos del campamento militar?―murmuró Bárbara, ella era ya muy mayor y por eso le mintieron acerca del paradero de Marcos. Tomás se quedó en silencio, era verdad que aparte de su madre, Marcos era lo único que le quedaba en su vida.

―No puedo hacer eso―dijo negando con la cabeza mientras se sentaba en el sofá del salón y encendía la televisión, su madre suspiró pero no dijo nada, simplemente se quedó en silencio sentada en el jardín. Tomás subió el volumen tras ver una fotografía del centro de menores por la televisión.

―El centro de menores vuelve a ser noticia tras producirse un asesinato con una pistola―Tomás abre los ojos como platos sorprendido―Marcos Larneu nos contará la versión de los hechos...

―Bueno...emm....estaba peleándome con un chico cuando él sacó la pistola, me apuntó a la cabeza y le dio al gatillo―contó―yo me agaché y... Olivia―dijo con la voz entrecortada ―Olivia estaba detrás y le dio en el pecho...la mató.

―Este es el testimonio de Marcos Larneu, el menor más problemático de Francia, que asegura no haber disparado a la víctima.

―Con que un campamento militar...¿eh?―murmuró Bárbara que estaba apoyada contra el respaldo del sofá, Tomás se removió incómodo y su madre se sentó a su lado y lo miró fijamente―¿por qué me mientes, Tom?―le preguntó con los ojos vidriosos.

―Mamá, yo no quería que te alteraras, tienes el corazón sensible y...

―¿Piensas que ocultándome cosas no me altero?―preguntó notablemente molesta―¡pues te equivocas! Ahora vete, no quiero verte―Tomás asintió y se marchó del salón.

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Os esperábais eso?
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PD: queda mucha historia todavía 
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