En la cara de Marcos se formó una sonrisa ladeada al despertarse tras descubrir que ya era su último día en el centro de menores.
Se levantó con cuidado de no despertar a su compañera de cuarto e hizo la maleta en la que solo llevaba su violín, la ropa de hace diez años ya no le sirve, ha crecido demasiado.
Sonó la alarma indicando que es hora de levantarse, Heidi se levantó y se vistió mientras él miraba entre los barrotes de la ventana el amanecer, suspiró y se despidió de Heidi cogiendo la funda de su violín, donde dentro guardaba un bonito dibujo que había hecho Olivia tiempo atrás, volvió a suspirar tras recordarla.
Que nunca la olvidaría era más que un hecho y a pesar de los años, sigue queriendo cumplir su venganza, Jordi, según sus cálculos, ya debería estar en libertad acaso que haya vuelto a cometer un crimen.
―Marcos―lo saludó Paul tras él entrar en su despacho.
―Hoy me largo, ¿no?―Paul asintió y le entregó una hoja, además de poder estar en libertad, era también su dieciocho cumpleaños―de nada―dijo borde y se llevó la hoja que le permitía la salida.
―Adiós, Marcos―se despidió con la mano y Marcos le dedicó una sonrisa ladeada, sopló un mechón castaño que tenía enfrente y siguió su camino hasta la salida.
A pesar de todo, Marcos seguía llevando su pelo castaño ondulado hasta la barbilla, no quiso cortarlo más ni dejarlo más largo.
A fin de cuentas le recordaba a aquella época en la que era totalmente feliz.
Muchos le felicitaron por su cumpleaños y se despidieron de él. Por un momento recordó el día de la despedida de Lorena, ella ni siquiera le dijo un adiós, se marchó sin más.
Sin dejar que le despidiera.
Respiró profundamente, por fin había salido de aquel infierno que se había convertido en su hogar, sacó la hoja de su bolsillo y con el permiso de los vigilantes de la salida pidió poder hacer una llamada.
―¿Hola?―preguntó Tomás al otro lado de la línea.
―Hola, papá―a Tomás se le cayó el teléfono, desvió la vista al calendario "13 de agosto"―parece que te ha comido la lengua el gato, ¿no?―preguntó Marcos riéndose―bueno, ¿vienes a recogerme al centro de menores? Por fin vuelvo a París...
―No―se negó Tomás rotundamente ―y no me llames "papá" porque tú no eres mi hijo―y diciendo eso colgó la llamada, Marcos se quedó mirando al teléfono bastante sorprendido por la reacción de su progenitor, al final no pudo evitar soltar una carcajada y pidió un taxi.
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Carlota sonrió orgullosa admirando su diploma.
―¿No será un poco pronto para que trabaje?―preguntó Tobías al director de la universidad.
Carlota, se había convertido en una niña prodigio, acabando la carrera de psiquiatría a sus dieciocho años.
―No se preocupe, no trabajará sola. Además, está muy bien cualificada e hizo muy buenas prácticas, no tendrá problema ninguno.
Tobías miró a su hija sin estar demasiado convencido de las palabras del director, sin embargo, aceptó que su pequeña hija ya no era tan pequeña y podía trabajar.
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Marcos se subió al taxi en dirección a París, su primer objetivo era reencontrarse con su querida enemiga Marina, tenía que ajustar sus cuentas pendientes.
Se marchó corriendo sin pagar el taxi y se dirigió hacia el conservatorio, espera poder conseguir allí información sobre ella. Era inevitable que no le reconocieran, fue muy conocido no solo en París, si no en toda Europa.
Esquivando a varias personas que lo miraban atónitas consiguió llegar al despacho de la directora del conservatorio, ni siquiera se molestó en petar a la puerta antes de entrar.
―Nos alegramos...―la directora se interrumpió al ver entrar al joven ―hablamos después―le indicó a la muchacha, ella se marchó sin siquiera fijarse en el chico y Marcos se sentó en su lugar.
―Buenas, Luisa. No me sorprende que te hayan ascendido en todo este tiempo...―murmuró Marcos―en fin... ―soltó un largo suspiro―vamos al grano que aunque tenga dieciocho años no tengo todo el tiempo del mundo―Luisa asintió nerviosa ―quiero saber donde se ha metido la miserable de Marina Marsell.
―Yo...yo no―se aclaró la garganta ―no puedo darte esa información ―soltó de golpe, Marcos alzó una ceja incrédulo y se levantó apoyando ambas manos sobre la mesa, se acercó, teniendo a milímetros el rostro de Luisa, quien tragó en seco nerviosa y se echó un poco para atrás.
―¿Ahh no?―preguntó Marcos sin borrar esa sonrisa ladeada, Luisa asintió temblando y Marcos golpeó fuertemente la mesa con ambas manos―¿seguro?―volvió a preguntar elevando ambas cejas, Luisa lo notó serio y al final se rindió.
―Está haciendo prácticas de maestra todas las tardes con pequeños violinistas en este mismo conservatorio―contó todavía con la voz entrecortada. Marcos asintió orgulloso y cogiendo su violín abrió la puerta.
―Un placer verte de nuevo, Luisa ―dijo sonriente para después marcharse dando un portazo. Luisa soltó un gran suspiro y marcó a Marina inmeditamente.
―Vamos...¡cógelo!―pidió tras escuchar varios pitidos, al final sonó el buzón de voz y volvió a marcar de nuevo.
Seguía sin cogerlo por lo que decidió enviarle un mensaje.
"Marcos ha vuelto a buscarte, no creo que sea para algo bueno precisamente..."
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Para los que no recordéis quien es Carlota, os recuerdo que es la hermanastra de Marina.
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Alguna hipótesis sobre lo que ocurrirá en los próximos capítulos??
🧡🧡🧡