Prólogo

La puerta de la azotea se abría lentamente, una hermosa chica de pecas y pelo castaño atravesaba la entrada mientras buscaba con sus ojos cafés en el lugar, intentaba encontrar a la persona que la había citado el día de hoy aquí. Eran las 19:00 en su reloj de pulsera y la reunión programada era a las 18:00 hrs, las probabilidades de que él se hubiera marchado eran demasiado grandes, pero aún así decidió venir

—veo que finalmente has decidido venir —  dijo una profunda voz a lo lejos antes de que la joven lo pudiera encontrar con su mirada— por un momento pensé que no vendrías — añadió

— por un segundo pensé en no venir..., pero también pensé que sería muy cruel de mi parte dejarte plantado — contesto la joven arreglando sus gafas para mirar con atención al hombre mientras caminaba en su dirección

—asumo que sabes el porqué te cite hoy en este lugar — indico el chico cuando ella estuvo lo suficientemente cerca, su intensa mirada cubierta por sus alborotado mechones de cabellos que lo cubrían junto con los leves rayos del sol que morían en el atardecer y lo iluminaban hacían destacar sus privilegiados razgos faciales con los cuales había logra capturar el corazón de más de una mujer — la verdad es que yo a ti...

— no sigas por favor, no quiero escucharte — intervino ella antes de que el pudiera terminar su oración — se que es lo que dirás, pero mientras no digas aquellas palabras aún podremos dar marcha atrás y olvidar el asunto — añadió

— no te comprendo... — decía el extrañado ante tal repentina actitud tan hostil y negativa — tu y yo somos mejores amigos, dar este paso podría cambiar nuestras vidas...

— Basta no sigas — repitió ella negando con la cabeza — realmente no te quiero escuchar. Es precisamente por el bienestar de nuestra amistad que no podemos continuar debatiendo el tema. Tu y yo somos buenos amigos, los mejores del mundo me atrevería a decir, pero no creo que estemos listos para avanzar a una relación más seria — indicaba ella con una mirada triste, sabia perfectamente que su actitud podría lastimar a su amigo, pero prefería lastimar lo un poco a perderlo. Lo conocía hace tres años, los cuales estuvieron marcados por una mágica y honesta amistad que muchos envidiarian, no estaba dispuesta a echar dicha relación a la basura por un simple deseo carnal. Sus relaciones pasadas nunca funcionaron y no era lo suficientemente ilusa como para creer que una relación con su mejor amigo cambiaría el resultado

—entiendo..., no pensé que estarías tan encontrá — respondió el agachando su mirada mientras apretaba con fuerza sus puños en un interno de liberar de alguna manera su frustración y desilusión — pero no te puedo culpa. Aunque seamos los mejores amigos el riesgo de fracasar en la fundación de una empresa es muy grande, puedo entender porque estar tan en contra — añadió el joven relajando su cuerpo, mostrando una mirada comprensiva y cariñosa

— así es los riesgos de fracasar son muy grandes... — contesto ella analizando las palabras de su amigo — ¿fundar una empresa? — repitió extrañada
 
—así es, como tu y yo somos mejores amigos pensé que formar una empresa entre los dos sería la mejor opción  — respondió el joven mirándola con la mirada agachada llena de tristeza — pero por lo que puedo ver no será posible hacerlo — añadió con melancolía mientras que su amiga se cubría la cara llena de vergüenza  

Nota del autor: esta es la primera comedia romántica que escribo por lo que espero les guste. Si esta historia ha llamado tu atención no olvides comentar, vota en caso que creas que la merezca y compartir, el apoyo que me Dan mis lectores es lo que me motiva a seguir escribiendo :)