La noche es tranquila, si bien cada gota que cae me distrae le he puesto suficiente atención a mi alrededor, mi padre conduce mientras que mi madre presume de su don para la cocina, la gran vanidad de mi madre solo es opacada por la seriedad de mi hermana, hace un momento se encontraba dormida, ahora que esta Despierta mientras mira a su alrededor buscando...
—Dame mis audífonos. —Dice mi hermana con tono grave.
Quito el primer audífono y escucho con detalle él sonido de las llantas rodando, retiro en segundo y un silencio molesto me deja incómodo.
—Toma. —Digo extendiendo mi mano entregándole los audífonos.
Miro a la ventana, parece que el tiempo no cambiará en varios días, no me gustaría que dejara de llover.
Merit, el siguiente tren te espera, Merit, él te espera.
Doy un leve salto por él asombro, escuché una pequeña voz, una voz que dijo algo, no se que sea, sonaba tan importante.
—¿Qué tienes hijo? —Pregunta mi padre mirándome por el espejo retrovisor. —¿Recordaste algo?
—No —Respondo mirando la ventana. —Solo tuve un déjà vu.
Ese sentimiento, el de inseguridad, ese diminuto pensamiento me incomoda más.
Entramos a TownHill, esta es la segunda ciudad de Konen, además de esta ciudad se encuentra Rainbowll, se dice que adentro es una prisión, tal vez sea por que tiene unos grandes muros. La calle principal parece desolada, es algo un poco raro para esta ciudad, no veo ningún auto ni persona; puede que todos estén en sus casas este día, es navidad y ya es un poco tarde. Nos dirigimos hacia casa de mis tíos, este año ahí se celebrará la navidad.
Entramos a la calle donde se gira hacia la casa, sirenas de patrulla se ven reflejadas como sobras en la esquina girando hacia la izquierda, mi padre mueve el auto hacia un costado donde un vagabundo se encuentra parado.
—Disculpe. —Llama mi padre al vagabundo. —Podría decirnos que paso.
El silencio le responde, el hombre solo se le queda viendo con vista perdida, su cuerpo se mece como si estuviera Ebrio. Mi padre da la vuelta, se detiene en la esquina y se baja para ver.
–Esperen aquí. –Dice Bajando de la camioneta.
Camina entre la acera, gira la esquina y empieza a correr, mi hermana y mi madre se alertan, yo se que papa estara bien. Un disparo golpea mi tranquilidad, mi madre sale del auto al igual que mi hermana, papá empieza a correr hacia nosotros.
–¡Entren al coche! –Exclama corriendo. –¡Entren!
Algo perfora su pecho, su camisa que era blanca se vuelve color roja, una estaca es visible en el momento cuando cae; Mis ojos empiezan a llorar, no me muevo, solo veo, no muestro ningún otro gesto, solo veo, no hago nada, no corro, no grito, Solo veo.
–Vamos, ¡hijo entra al coche! –Ahora es mamá la que grita.
Entro al automóvil que se empieza a mover rápidamente, cruzamos aquella calle con el cuerpo de mi padre tendido en el suelo.
–¿Porque lloras? –Le pregunto a mi hermana.
Solo se me queda viendo, un pequeño momento después veo como se inclina bruscamente hacia el asiento delantero, su rostro choca con el asiento y truena muy fuerte, pareciera que sus huesos hayan tronado, al igual que ella, salgo impulsado hacia adelante, pero yo atravieso los asientos hasta el vidrio, mi cabeza choca muy dolorosamente con un grueso material, mi vista se vuelve oscura, se nubla por la nada y pierdo el conocimiento.
Editado: 13.07.2018