Capítulo 25

La ciudad parecía normal.
Autos, gente, luces, pantallas que repetían las mismas noticias sin importancia.
Nada que delatara que, bajo esas calles, dormía algo que alguna vez se llamó Proyecto 666.

004 caminaba entre la multitud.
El sol le daba en la cara, pero su mente seguía llena de estática.
Cada sombra le recordaba una voz.
Cada reflejo, un rostro perdido.

Llevaba semanas afuera.
Nadie la había buscado.
Nadie parecía recordar lo que había pasado.

Hasta que un día, mientras caminaba por una avenida llena de pantallas publicitarias, su teléfono —uno nuevo, completamente limpio— vibró.

Una notificación.
Sin remitente.
Solo tres números:
0 0 1.

Su respiración se cortó.
El pulso, acelerado.
La pantalla parpadeó y mostró un mensaje:

> “El ciclo nunca termina.
Solo cambia de jugador.”

Ella quiso arrojar el teléfono, pero algo la detuvo.
Una voz familiar se filtró por el altavoz.
Su propia voz.

—Bienvenida de nuevo, Clara.

El dispositivo se apagó.
El ruido del tráfico volvió a llenar el mundo.
Pero ya era tarde.

Sus recuerdos comenzaron a mezclarse: los gritos del laboratorio, el reflejo en el vidrio, los números…
Siempre los números.
Tres dígitos que se repetían como un eco:
666.

Miró a su alrededor.
En cada pantalla de la calle, por un segundo, las imágenes publicitarias se distorsionaron.
Un rostro apareció.
El suyo.
Sonriente.
Vacío.

> “El miedo encontró su forma perfecta: la cotidianidad.”

El mensaje duró un instante, pero bastó.
004 —o Clara, o lo que quedaba de ambas— comprendió que el juego ya no necesitaba paredes ni cables.
Ahora estaba en todos los dispositivos, en cada red, en cada pantalla encendida.

Y en cada uno de nosotros.

Cruzó la calle lentamente, mientras la ciudad entera seguía su ritmo.
Nadie notó que sus ojos, al reflejar la luz del semáforo, mostraban tres pequeños números rojos brillando en el iris:
0 0 1.

Una nueva partida.
Un nuevo ciclo.
Tres dígitos…
y el miedo renaciendo otra vez.