CAPITULO 9 PARTE CUATRO

Intente no alterarme pero me era imposible, si no lograba salir de ese lugar en 5 minutos estaría muerta y no mate a Ada y a todas las personas de ZONA para terminar igual que ellos.

En esos segundos de desesperación en donde vi todo pasar en cámara lenta me di cuenta que ya no era Callie, es decir, ya no era la Callie que soñaba con poder salir afuera sin supervisión de nadie o la que quería evadir a toda costa su debilidad, yo era Callie Kane la maldita ama de los bichos, la Reina de la muerte.

Acababa de matar a mi creadora y a cientos de personas sin compasión alguna, pero me reconfortaba saber que las personas a las que mate eran caso perdido, tenían un pensamiento horrible a mi parecer.

Intente empujar y empujar pero nuevamente fue inútil, ya comenzaba a desesperarme. Presione el botón del radio para poder contactarme con Edmond.

-La maldita puerta no abre, necesito que le avises a los demás-farfulle al borde de la desesperación.

Mis manos estaban temblorosas y comenzaron a sudar, el corazón me pegaba contra el pecho y se formó un nudo en mi garganta.

-¡Carajo! Tranquilízate Callie, hablaré con los demás para que vayan por ti-hablo Edmond un poco alterado.

Minutos después escuche pasos cerca de la puerta.

-Ya te sacaré, por favor no entres en pánico y grites como loca, no quiero desesperarme-pidió Tyler del otro lado de la puerta.

Suspire de alivio, no es que ya me hubiera salvado pero había una posibilidad de que si lo hiciera.

Sin esperármelo la puerta abrió dejándome ver a los pinos grandes, altos y frondosos del hermoso bosque, esbocé una sonrisa en alivio.

-Vamos, ya todos nos están esperando y esta mierda explotara o algo así-anunció un poco aliviado.

Corrimos como nunca, porque en este caso si se trataba de vida o muerte, casi me tropiezo con una maldita piedra pero pude mantener en equilibrio y seguir, entre los pinos pude observar el coche verde militar.

Mi respiración era agitada y como pude me subí lo más rápido posible. Termine parada, porque no había espacio, parecíamos sardinas enlatadas, así que no me quedo de otra que sentarme en las piernas de Dan y desafortunadamente para mí fue muy incómodo.

-¿Soy yo o estamos vivos?-pregunto Alicia bromeando.

Todos soltamos una carcajada, obviamente y afortunadamente estábamos vivos.

-Me complace informarles que estamos vivos amigos y logramos acabar con ZONA, somos los putos salvadores de la humanidad-hablo Dan con mucha alegría.

-Esto merece una celebración, me encargaré de reservar el bar para nosotros y déjenme decirles que nos pondremos hasta el culo-vocifere alegremente.

Todos gritaron con emoción, íbamos a disfrutarlo, aún faltaba mucho camino, pero acabar con ZONA era un comienzo.

Francesco aceleró mucho más y entre los pinos se comenzó a ver el domo de Salvezza. Al acercarnos la compuerta comenzó a abrirse, yo cerré los ojos para concentrarme y alejar a los bichos de la entrada.

Al entrar fue un gran alivio, por fin a salvo, por fin en nuestro hogar y por fin podría hablar con Edmond.

La compuerta se cerró y todos nos bajamos del Jeep. Comenzamos a abrazarnos, el miedo ya había pasado.

Edmond, Frank y Amy estaban frente a nosotros expectantes. Me acerqué a el pelirrojo.

-Tenemos que hablar-anuncie colocando frente a él.

Se limitó a asentir, se dio la vuelta y comenzamos a caminar hacia el edificio en donde se encontraba la sala de juntas.
Todos se quedaron atrás riendo y abrazándose.

Todo el transcurso desde la compuerta hasta la sala de juntas pasó en silencio, solo se escuchaban nuestros pasos. Abrió la puerta, yo pase primero y por último él cerró la puerta.

-¿Por qué no me lo dijiste?-pregunté firme y reprochándole.

El se encontraba frente a mi, estaba erguido, con los brazos cruzados, una expresión seria y un poco de sudor resplandecía en su frente. En sus ojos logre percibir cierta culpabilidad.

-Porque sabía que reaccionarías así, porque te conozco desde hace mucho tiempo, eres muy impulsiva-respondió un poco enfadado intentando no llegar al enojo.

Suspire intentado no gritar pero siendo sincera me fue imposible.

-¡¿Si sabias quien era por qué me amarraste?!-pregunté alzando las manos.

La tensión se rompió dejando a la furia y enojo entrar, y esparcirse por toda la habitación en cuestión de segundos.

-¡Porque no sabía tus intenciones pasaron 4 años sin verte, pero enseguida accedí a llevarte lejos del lugar que te provocaba dolor!-respondió gritando.

-¡Eso no te justifica, ahora llevo el peso de muchas muertes y sabes que es lo peor, que al matar a Ada, al matar a tu madre recordé el preciso momento en donde vi morir a mis padres!-grite débil mientras las lágrimas emanaban de mis ojos.

-¡Algún día entenderás el por qué de mis acciones! Tontita-pronunció la última palabra suave, lenta y sin gritos.

Llegaron a mi los recuerdos que pasamos y fueron demasiados, desde cumpleaños hasta idas al hospital. Éramos amigos, amigos inseparables porque nos unía un estúpido experimento. Yo aprendí a soportar todos los procedimientos que implicaba ser una inmune y el me acompañaba, y me cuidaba.

-Eres un completo estúpido Edmond Pierce-pronuncie antes de acercarme a él y abrazarlo.

Él me cubrió con sus brazos y me abrazó con mucha firmeza, era obvio lo tanto que llegamos a necesitarnos el uno al otro.
Pase 13 años de mi vida conviviendo con él y podrá ser un estúpido pero lo quiero.

-Y tú una completa tontita Callie Kane-hablo a mi oído.

Me separé de él y esbocé una gran sonrisa.

-Tengo que irme, el bicho dos sigue en uno de mis bolsillos y es altamente peligroso-avisé dándole la espalda y saliendo de la sala de juntas.

Salí del edificio y siguiendo mi camino entre al otro edificio en donde se encontraba el laboratorio.
Recorrí el largo pasillo y subí las escaleras en forma de caracol, me asomé por la rejilla de la puerta y ahí estaba Adele. Toque con mis nudillos levemente la puerta, Adele enseguida se asomó y abrió la puerta con suspicacia.