Me encuentro en el pasillo de la academia,
esperando mi turno para utilizar la máquina
de bebidas, me muero de sed y mis brazos
me duelen. Coloco mi chelo en el piso para
poder sacar mi cartera, al estirar mi brazo
siento que alguien lo detiene, es Brittany,
quien me toma de la mano a siendo que
me detenga.
—Hola Brittany, ¿cómo estás?.
—¿Quién eres? —dice con un tono de
desprecio.
Ella tiene los ojos azules claros como si
fueran agua cristalina, su cabello es ondulada
sin llegar a definir sus rizos rojizos, y es de contextura media.
—Soy Meghan, y es mi turno de utilizar la
máquina.
—¿Eres nueva? —Su voz suena a sarcasmo,
porque ella sabe que estamos en la misma
clase.
Siempre tiene esa actitud de que puede hacer
lo que quiera, solo porque es la nieta del
director de la academia. Hay veces pienso
que en la manera de como me mira, me
trasmite una sensación como si yo le hubiera quitado algo o como si le debiera algo.
—No soy nueva, hace 5 meses compartimos la
misma clase, el mes pasado gane un premio
ala mejor de la clase.
—Tus logros no son de mi interés —frunce el
entre cejo, retirando la botella de agua de la máquina.
Le banta su violin del piso disponiéndose a
retirarse, en ese momento se asercan sus 2 secuaces las gemelas del resplandor como
yo les dijo de cariño, a un que nunca se lo
he dicho en sus caras.
—Chicas vamonos, no quiero que piensen que
estoy socializando con rarezas. —dijo la peli
roja, retirándose del lugar con sus secuaces.
Ahora si me he quedado completamente sola,
buenos eso es lo que yo pensaba hasta que
escucho unos pasos, se oye que vinen de
atrás de mi, al voltear me doy cuenta que es Chester un compañero más de mi clase.
—Hola Meghan, como estas —dice con la voz
agitada.
—Estoy bien, pero se nota que tu estas agotado.
Chester, tubo un mano a mano con el profesor
Máx, antes de que termine las clases, es por
eso que se ve muy agotado, en las puntas
de su cabello marrón se ve caer un par de
gotas de sudor y sus mejillas estan rojas.
—Estoy muy sediento y agotado —dijo
mientras pasa su brazo por la frente.
El es de contextura delgada y alto, sus ojos
son de color café oscuro al igual que los míos, siempre está con su chaqueta de color blanco
al igual que el estuche de su violin.
—Si quieres puedes tomar mi turno.
El me regala una enorme sonrisa, pareciera
que fuera uno de he sos hombres que salen
en la publicidad de pasta dental.
—Por darme tu turno te voy a invitar una
bebida —Introduce un billete ala máquina
sacando 2 botellas.
Meda la botella de juego, mientras se retira
del lugar llevado en su mano su violin.
...............
Al llegar a mi departamento me doy cuenta
que ahí un camión de mudanza, estacionado
en el frontislo ignoro y sigo con mi camino,
subo al décimo piso, al abrirse la puerta del ascensor veo que unos hombres están sacando
los muebles de mi vecina, ahora ya se quien
se esta mudando.
Camino unos cuantos pasos por el pasillo
llegando donde está ella.
—Hola vecina Ellie, ¿como esta?.
—Meghan, todo me a salido mal —dice con la
voz entre cortada y lagrimas en los ojos.
Ella es una señora de 39 años que vive sola
con sus 2 hijos menores de edad, el padre
de los niños la abandono hace un par de
años.
—Cuénteme que a pasado —Me aserco a ella
dándole un abrazo.
—Los hijos del dueño me están desalojando —
seca sus lágrimas con la manga de su
cafarena.
—El dueño es comprensivo ¿por qué no
hablas con el?.
—El está mal de salud ahora sus hijos son lo
nuevos encargados del edificio.
Esa es una mala noticia para mi ya que debo
2 meses de renta, pero no creo que sea
mucho como para que me echen de este
lugar.
—¿Cuatos meses debes?.
—4 meses, pero le dije que se lo iba a pagar
por partes. Pero no quisieron escucharme.
Que malas personas son ellos, como van a
echar ala calle a una mujer que vive sola
con sus 2 hijos pequeños.
—¿Ahora donde piensas ir a vivir?.
—iré a Chicago ala casa de mi madre.
La primera semana que llegué al
departamento subía a practicar a la azotea,
sus hijo y mi vecina seponían como público
para que no me sintiera sola. Los extrañare.
—Chicago que da muy lejos de Giliad, pero se
que algún día podré ir a visitarlos.
—No te preocupes Meghan, es mejor que te
consentres en tu audision final.
—Debes en cuando podemos hacer video
llamada, para que sigan a siendo de mi
público.
—Claro que sí —dice mientras se acomoda el
cabello y seca las últimas lágrimas de su rostro.
—Cuídese mucho espero que le valla bien —
le digo mientras le doy un abrazo de
despedida.
Entro a mi departamento un poco
preocupada por lo que le acaba de suceder
a mi vecina.
Tomó mi celular revisando mis mensajes de
Whatsapp, tengo uno de mi hermana menor.
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Editado: 04.05.2023