[ D I R H A M ]
Salimos fuera de la habitación de de Jack,
para respirar aire fresco, ya que a dentro
se estaba poniendo tenso el anbiente.
—Por un momento sentí lástima por Jack,
pero después recordé todo lo malo que ha
echo y se me pasó.
—Las torturas por las que paso no justifican
las matanzas que a echo.
Tiene razón Zayn, no por que lo allán
lastimado en el hospital mental, tiene
derecho de matar a las personas.
—Por qué mejor no nos vamos a tomar un
trago, para olvidar esta locura por un momento.
—Solo si tu invitas —dijo caminado hacía la salida.
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Al llegas al bar Zayn, decido quedarse en la
mesa, esperando a sus víctimas, mientras
yo me dirigi ala barra, solo espero que no
les hable sobre los 10 trastornos mentales
más comunes, alas nenas.
—Buenas noches agente —me saluda
Scarlett —¿el rubio que dejaste en la mesa
es tu novio?.
—Es mi compañero Zayn—le respondo
dando una pequeña sonrisa—¿ y tu tienes
novio?.
—No —dice mientras acomoda las botellas
de alcohol en el estante.
—Entonces me dejarías invitarte un
trago —preguntó.
—No soy de beber, pero una piña colada si
te puedo asectar.
—No se si en este lugar tenga piña colada.
—No me ofendas hermano —interrumpe
Nick —acá tenemos todos las bebidas
alcohólicas, que te puedas imaginar —dice
entre balbuceos.
—Por qué mejor no te llevó al depósito para
que descanses.
—No, no es hora de dormir, la fiesta resien
en pieza —le cuesta estar de pie.
Lo tomó de la cintura llevándolo al depósito
de bebidas, lo recuesto al costado de las
cajas de ron, poniendo en su cabeza una
cojín que encontré tirado e un rincón.
Salgo del depósito y me doy cuenta que Zayn,
esta con una nena en cada brazo, eso de ser
psicólogo debe de tener sus ventajas,
solo espero que no les pida, que dibujen
el hombre bajo la lluvia.
—Veo que tu novio se está divirtiendo,
sin ti —Scarlett, tiene en la mano su piña
colada, pone el sorbete en su boca,
mirándome fijamente.
—No quisieras absorber algo más
rico —le digo acercándome hacia ella.
—No croe que sea más rico que mi piña
colada —dice sentada encima de la barra,
pero aún rincón.
—Tendrás que probarlo, para
averiguarlo —me pongo entre sus piernas,
sin acercarme mucho.
—Ahora estoy trabajando, no quiero que mi
jefe me despida —pone su mano en mi hombro.
—Tu jefe esta inconsciente, tirado en el
depósito —pongo mi mano en su
pierna —no tendrás un cigarrillo.
—Si, espera —se para encima de la silla
poniendo su abdomen en la barra, estirado
sus brazo a bajo de esta, sacando una
cajetilla de cillarillos con el encendedor.
Teniendola en esa posición medeja ver,
apliamente todo su culto, sus piernas que
no son tan gruesas, ni tan delgadas.
A sí es como me gustan, pero lo que sí se
está poniendo grueso es mi pene.
—Me gustaría que te quedaras, a sí toda la
noche —le digo ayudándola a sentarse
en la barra.
Me pongo el cillarillo en la boca y le hago
una señal para que ella lo encienda.
Scarlett, prende el encendedor, pero se
queda viéndolo fijamente la llama por
unos segundos, chasqueo mis dedos para
sacarla de sus pensamiento, ella reacciona
y estira el brazo llegando a encender mi cigarrillo.
—Toma —meda el encendedor, mientras
toma un poco de su bebida.
—En qué nos quedamos —le digo pasando
mi mano entre su pierna derecha.
—Creo que nos quedamos, en que me
contarías cobre el caso —habré un poco
sus piernas.
—Primero sirbeme un trago o mejor la botella
de whisky.
—No, lo que tu quieres es verme el culo
cuando me de la vuelta—se apoya en mi
hombro bajando de la barra.
—No, como crees eso —le digo quiñando un ojo.
—Me ayudas a subir —pregunta poniendo
la botella de whisky en la barra.
La tomo de la cintura, mientras que ella me
rodea con sus piernas, la siento en la barra
quedándonos cerca fente a frente.
—Me prestas tu vaso.
—Pero si me dijiste que tomarías de la botella.
Habro la botella tomó un poco, hasta
llegar ala altura de la etiqueta, ella me mira
sorprendida, yo solo le quiño el ojo y la toma
de la cintura llevándola cargada al deposito.
La echo encima de las cajas bacias, que
están en el piso, bebo un poco de whisky y
me acerco hacia ella dandocelo en la boca.
—Tendrás que beber conmigo, de la botella.
—Estas bien, pero no debemos estar acá,
mi jefe se puede despertar —cierra sus piernas.
—Tranquila, se ve que el dormirá por un largo tiempo.
Pongo mis manos de bajo de su vestido,
haciendo a un lado su ropa interior,
introdusco mis dedos, sintiendo su humeda
y caliente vagina, todo está bien resbaloso
allá adentro, con el dedo pulgar rozó su
clitoris mientras la sigo penetrando con
mis dos dedos.
Scarlett, se tapa la boca, tratando de que
no se escuche sus gemidos, pero no puede
evitar su respiración agitada.
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Editado: 04.05.2023