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-Ahh, ahh. -La respiración agitada de alguien hacía eco en el callejón oscuro.
-¡No escaparás Tortuga! -Alguien gritaba a unos pocos metros. Tras de él otros dos chicos lo seguían a la par.
Las pisadas se recalcaban al tocar el charco de agua que la lluvia había dejado. El primer chico dio la vuelta en otro callejón más estrecho, rápidamente se ocultó tras la estructura más grande que vio. Se escucharon las pisadas parar -Vaya, vaya tortuguita. Esconderte tras un bote de basura no evitará que te demos nuestra despedida del día.
Silencio.
-Pero si la tortuguita cree que el escaparse solo un día le será posible enriquecer su pobre vida. -Otro chico empezó a patear las bolsas negras a su alrededor.
-No te escondas como un cachorro, ¡Sal y danos la cara! -otro chico de pie tras los otros gritaba.
-¿A caso correrías a los brazos de mamá? Oh es cierto, mamá te dejó solo.
El chico oculto miraba por la línea entre el bote y la pared. Notaba cómo las figuras de los agresores se movían de un lado a otro. Sin percatarse que uno de los agresores lo había encontrado. Tarde era ya para correr, cuando uno de ellos jaló al joven y lo arrojó a las bolsas de basura.
-Creo que la basura te sienta bien, creo que deberías llenar tu ropa de ella. -El que parecía ser el líder de los tres le dio unos golpes en el mentón.
-Tortuga, tortuguita, lento para la escuela, lento para pensar y lento para pelear.
Los tres arrinconaron al joven.
-Einar, Einar, Einar, ¿no te había dicho que no te puedes escapar de nosotros? Somos familia, recuerda que tarde o temprano me verás.
-Si así es como conceptualizas a la familia, deberías de ir con un psicólogo. -Einar habló y rápidamente se levantó.
Los tres miraron a Einar. Uno lo agarro por los hombros. Lo volvió a empujar, volvió a rebotar con las bolsas y la pared. Todos estaban inmovilizando a Einar.
-Eres una tortuga para el mundo, muchas veces es mejor para basura como tú, que aprecien su lugar. -Quién tenía las manos libres, el líder, empezó a golpear en el estómago a Einar.
-Y por personas como tú es que el mundo se acaba. -Einar trataba de contrarrestar las palabras, débil el tono de voz cuando lo decía. Los golpes en el estómago y el dolor hacía que la voz se quebrara. En su mente todos los insultos, todos los golpes, lo tenían frustrado. ¡Claro que se defendía! Pero parecía que mientras más valor tomaba, más fuerte le pegaban.
No se iba a rendir. Añorando la paz, algo en su interior creció. Pequeñas luces empezaron a salir del suelo. Las gotas empezaban a salir del agua. Las luces se distorsionaban.
Los agresores se percataron de aquel extraño acontecimiento cuando líneas finas y delgadas empezaron a rodearlos. Era extraño, atemorizante. Algo nuevo que el ser humano teme. Empezaron a alejarse. El círculo empezaba a agrandarse.
Cada vez giraba más y más rápido. Solo era distinguible los brillantes colores de cada una de las finas líneas. Los tres estaban atemorizados. Miraban el fenómeno no como algo maravilloso. Si no, como una abominación.
Einar abrió lentamente los ojos. Le sorprendió ver los brillantes colores. Eran, Hermosos.
El líder de la banda posó la mirada en Einar. La reacción que Einar tenía era anormal.
-¡Tú! ¡Tú estás haciendo esto! ¡Detenlo! -Grito desesperadamente. Se acercó a Einar, lo tomó por los hombros y empezó a sacudirlo. -Sabía que eras un fenómeno, pero no de esos que merecen estar muertos.
Einar empezó a sentirse amenazado, el corazón empezó a bombear más sangre, la adrenalina empezaba a hacer que viera los posibles futuros. Y ninguno le gustaba. Las luces empezaron a encoger el círculo donde giraban. -¡Tortuga! ¡Detenlo!
Por más que los tres gritara que lo detuviera, Einar no sabía qué era, ¿lo hacía él? ¿Qué era? ¿Qué pasaba?
Las luces empezaron a tomar velocidad. Aquel quien tomaba a Einar de los hombros rápidamente lo soltó. Justo a tiempo para ver cómo aquella ráfaga de luces tomaba posesión de la silueta de Einar.
Un brillo segador.
Einar se había ido, había desaparecido.

Muy lejos de su hogar Einar había aparecido en un nuevo lugar. Era raro. Árboles tan altos como el infinito, pequeñas luces flotantes de colores nuevos animales raros como aquellos que la imaginación pueda crear. Había árboles tan oscuros como la noche y otros tan blancos como la nieve. Pequeños fragmentos de pétalos color oro caían desde el cielo.
Realmente interesante donde había aparecido. Una melodía se empezaba escuchar a lo lejos. Einar empezaba a parpadear. Sus ojos empezaban a sentirse pesados. Cansados.
La melodía, aquellas notas delicadas y cuidadas eran arrulladoras.
Einar no tuvo de tiempo de recostarse y simplemente su cuerpo empezó a caer hacia atrás. Antes de tocar el suelo, unas pequeñas luces sostuvieron su cuerpo y lo depositaron lentamente en el suelo. Aquellas luces empezaron a juntarse alrededor de Einar. Sanando las heridas y cuidando de él.
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Editado: 07.05.2024