Los 7 elementos: Nacido del rayo

Prologo: Historia antes del comienzo.

Por muchas generaciones el mundo vivió en paz, siendo protegido desde las sombras.
Los guardianes de la paz y encargados de la estabilidad de la creación, mantenían el balance entre el bien y el mal en el mundo. Estos eran los 7 maestros elementales.
Con sus distintas habilidades cada uno siendo el más dotado y hábil en su correspondiente elemento. Desconocidos para la humanidad, alabados por unos pocos, los más poderosos.

Varias generaciones de maestros han trascurrido a lo largo de la historia, pero su misión sigue siendo la misma sin importar la era. Cada cierta cantidad de años los siete maestros se reunían para supervisar la gran puerta y unían sus fuerzas para reforzar el sello que mantenía la estabilidad entre la luz y oscuridad en el planeta. Hasta que un día, ese día, ese lúgubre día. Al caer la noche una brisa suave atesoraba una desgracia, la maestra del aire podía sentirlo, la tierra exclamaba como a gritos, golpeaban los pies de los maestros, el maestro de la tierra casi se desmaya, y un rayo en seco cayó frente a ellos, el maestro del rayo quien entonces se podía considerar el líder de los siete, solo intercambió miradas serias con la maestra del agua.

Maestro del Rayo: Una calamidad se acerca, será mejor no dejarla esperar.

Aún teniendo idea de lo que pasaba las tinieblas rebosaban, el mundo se sentía como una suave tela siendo desgarrada.¡¡El sello!!
Este estaba muy debilitado.
Este sello servía no para detener la oscuridad, si no, para colarla, para disminuir la cantidad que puede entrar al mundo, a pesar de ser llamada "la gran puerta" su trabajo no era de una en sí, si no, como el de una presa de agua. Una presa que necesitaba mantenimiento.

¿Estaban preparados para lo que se avecinaba?
Cada uno en su lugar alzaba las manos, e invocaban sus distintos elementos: agua, aire, fuego, luz, oscuridad, tierra y rayo.

Se podía sentir el calor, la brisa, el frío del agua y el retumbar del suelo, la luz cegadora, las tenebrosas tinieblas y el poderoso rayo. Todo esto convergía en un solo punto, la puerta, la noche era rebosante de oscuridad y calmada, tanto que se asimilaba a un entierro. Aquel lugar, una gran torre semejante a una montaña, difícil de diferenciar para quienes solo usan sus ojos físicos. Los viajeros que pasaban a algunos kilómetros de distancia solo podían deslumbrarse ante tal evento de luces.
Los siete comenzaron aquel ritual, pero esta vez, algo falló...

Maestra de la luz: ¡El sello está roto!

El ritual no había funcionado, los elementos comenzaron causar estragos, erráticamente, parecía ver como chocaban unos con otros y entre estos impactos y la puerta, siete bestias surgieron, siete espíritus que tomaron forma de diversos animales, cada uno siendo un elemento puro: El tigre de fuego rojo, El águila de viento, El cocodrilo de agua, El oso de roca dura, Las panteras blanca y negra de la luz y oscuridad respectivamente, y el más temido, el líder de la manada, El lobo eléctrico azul.

Estas bestias se desataron, los maestros no tuvieron más opción que enfrentarlas ahí mismo, cada uno con su elemento, pero, no lograron retenerlas instantáneamente, estas lograron escapar, y vagaron libres por el mundo durante medio año, causando desastres y destrucción a su paso.
Los maestros idearon un plan para reunirlas a todas y luchar contra ellas, uno a uno las fueron venciendo pero no había forma de matarlas, pues ya estaban fusionadas con su respectivo elemento en la realidad, su única opción era sellarlas.
Y así fue cada una de las bestias fue sellada en un cofre, la batalla duro siete días, para este tiempo cinco de ellas ya habían entrado en un cofre, pero dos se resistían más que el resto, eran el lobo y el tigre, usando sus garras, colmillos y cola, creando incendios y soltando rayos que caían al rededor de todo el continente. Los maestros no tuvieron más remedio que reforzar el sello, lo que llevó al sacrificio de la maestra de la luz.

Al fin se había acabado, lograron atrapar a todas las bestias en 7 cajas, actuaron rápido y la calamidad no se extendió por más tiempo, pero había un inconveniente que les llenaba despreocupación.

Maestro del rayo: Este sello no aguantará por siempre, a lo mucho serán 5 años, es demasiada energía emitida en simples cajas.

Maestra del aire: Lo mejor sería un recipiente vivo, alguien que pueda controlarlos.

Maestro del fuego: No podríamos usar cualquiera, en nuestro caso, nuestros viejos cuerpos no lo soportaría. Deben ser...

Maestro del rayo: Debe ser un recipiente nuevo, uno que se adapte con el tiempo.

Finalmente se decidió, algunos quizá no estuvieron del todo de acuerdo con la idea, pero no había de otra. Se acordó que se encontraría un recipiente humano digno, de una familia que genere confianza, para entregarles una de las bestias. Solo tenían 5 años para esto, entre más rápido lo encontrarán mejor sería.

Se tuvo que elegir a una nueva maestra de luz para encomendarle la misión de elegir al portador de la pantera blanca.

Pero ¿Qué paso con el sello original? aquel que era "el colador".
Fue también restaurando aunque no en su totalidad, ya que estuvo tanto tiempo abierto. Era de esperarse que más de alguna nueva calamidad escaparía en ese tiempo.

Como última tarea, los maestros unieron sus poderes para crear un desconcierto en la humanidad para que olvidara estos sucesos. Quedando un recuerdo en sus memorias de solo haber vivido catástrofes meteorológicas. Algunos las asociaron con el final del mundo, pero nada en sus cabezas los hacía recordar a algún animal.

En cuanto a la repartición de las bestias, algunos se tardaron más que otros en encontrar recipientes. Algunos maestros lo encontraron en 2 años, otros poco después de eso, pero hubieron dos en especifico que fueron dados en el último año, casi con el tiempo agotado.

Estos dos fuero, el lobo y la pantera Blanca.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.