La multitud se aglomeraba fuera de aquel lugar, las autoridades hacían lo posible por mantenerla a raya. Los medios de comunicación también estaban en el lugar, y aprovechaban cualquier oportunidad para intentar conseguir información, sobre la situación dentro de lo que era el centro comercial más grande de la ciudad.
Se conocían tres de las personas que habían sido retenidas por los criminales, pero se desconocía si este era el total de ellos.
Una tarde calurosa, lo que hacía desesperar un poco a todos aquellos oficiales y soldados que se encontraban rodeando todo el lugar.
En lo alto de un edificio vecino, un joven con su cara cubierta, observaba, pensando la forma en la que podría entrar, pues con tanta seguridad, parecía imposible tanto entrar, como salir.
Dentro de aquel centro comercial se escuchaba un estruendo gigante, como un grito, y de pronto en una tienda de caramelos del centro comercial, se observaba una explosión, que hacía volar la pared y las vitrinas. Tres jóvenes salían de entre los pedazos de vidrio y concreto, mientras cientos de dulces caían por la explosión, como si de una lluvia se tratara. Entre los jóvenes se podía observar una chica y dos chicos. La joven salía de aquel lugar mientras saboreaba una gran paleta de caramelo, y los dos jóvenes disfrutaban de dulces y paletas pequeñas.
Cross: Vamos Emily, no era necesario volar la tienda.
Emily: ¿Qué? ¿Acaso no te encanta, Cross? ¡Es una lluvia de caramelos! Jajaja. No veo que ni tú, ni Boomer se quejen de los dulces que se están comiendo.
Cross: Sabes que me gustan los dulces, lo que no me gusta son tus rabietas cuando no se te da lo que quieres.
Emily: ¡Púdrete, Cross!
La linda joven decía esto mientras aún degustaba su paleta y le alzaba el dedo central a su compañero. Boomer no decía una sola palabra, pues tenía su boca llena de dulces. Cross solo daba un suspiro y volteaba su cabeza.
Emily era una jovencita, la menor de los tres, con altura de 1.50, cabello amarillo con puntas azules, de piel clara casi rosada, ojos verdes. Siempre andaba su cabello con dos coletas, usaba una gran camisa amarilla que llegaba hasta sus muslos, adaptada a su cuerpo pues era como el triple de su talla. Bajo aquella camisa usaba pantimedias rayadas en blanco y negro.
Era una chica escandalosa y enérgica, gozaba mucho de destruir cosas y los dulces, no le gustaba recibir órdenes pero las seguía de mala gana.
Boomer era un joven muy robusto, era casi 3 veces el cuerpo de Cross. De cabello castaño, al igual que sus ojos y piel bronceada, casi naranja. Era el de mayor tamaño de los tres, pues mientras Cross media 1.60 y Emily 1.50 él gozaba de 1.70 metros de altura.
Porta una cadena en su cadera, guantes azules al igual que su chaleco, que usaba sobre su camisa negra, botas del mismo color y un pantalón gris holgado que terminaba dentro de las botas.
Era un joven tranquilo, pero disfrutaba de luchar contra otros, a diferencia de sus compañeros, él no solía hablar ni discutir mucho.
Estos tres eran los causantes de todo el desastre ocurrido en la últimas horas.
Mientras caminaban y recorrían los pasillos del centro comercial, degustarán los dulces que habían robado y conversaban un poco.
Boomer: juh, hun juh jeh. Jun juwn.
Cross: Trágate los dulces antes de hablar.
Boomer tragaba unos cuantos y escupía otro poco para hablar.
Emily: ¡Iuhg! Boomer, eres asqueroso.
Boomer: Que ¿cuánto tiempo más debemos esperar al tipo que te venció? ¿Y cómo estás tan seguro de que vendrá?
Cross: Ya se los dije, el no me venció, fue un empate.
Emily: Ja ja. Siempre dices eso después de eres brutalmente aplastado por alguien. Recuerdo cuando jugábamos damas chinas y siempr...
Cross: ¡Eso es diferente! Pero esta vez me aseguraré de no terminar en empate.
Emily: O sea que esta vez, sí aceptarías que perdiste.
Cross con su cara de seriedad y aburrimiento voltea a ver a Emily, la cual aún degusta su paleta.
Cross: Eres demasiado irritante.
Emily: Lo sé, es parte de mi encanto.
Boomer: Ok, ok. Pero eso no explica cómo estás tan seguro de que vendrá. Si la vez pasada se vieron en ciudades diferentes. ¿Qué tal si él vive en aquella ciudad?
Cross: No Boomer, yo vi su rostro y es el tipo que estaba junto a la mocosa esta que debemos capturar. Así que ambos son de esta ciudad. Creí que hoy estarían juntos pero al parecer me equivoqué.
Emily: Si, porque si no fuera por tu ridícula revancha, ya nos habríamos largado con la tipa esa. Estoy segura de que Padre se molestara por esto.
Los tres seguían dando vueltas por los pasillos del centro comercial, mientras miraban vitrina tras vitrina.
Emily: ¡Uh! Mira esa tienda de ropa, se ve interesante... ¿podemos ir Cross? Di que sí.
Cross: Emily, tenemos encerradas a cinco personas en una de las tiendas, sin la más mínima supervisión, y todo porque querías venir a asaltar la tienda de dulces, ¿no crees que ya nos tardamos suficiente?
Emily: Es tu culpa por hacernos quedar aquí y aburrirnos. ¿De qué sirve ir a un centro comercial si no llevas ropa? este es mi suéter favorito, pero me aburre usar lo mismo siempre.
Boomer: Tomando en cuenta que el suéter era mío.
Emily: Vamos Boom, debes aceptar que me queda mucho más lindo a mí, además a ti no te queda el amarillo.
Emily: Vamos Cross di que sí, por favor, por favor.
Cross: Bah... está bien, ve con Boomer, yo iré a enviar la nota a las autoridades y a vigilar. No sé tarden mucho.
Boomer: P-pero ¿porque yo debo...?
Emily: ¡¡¡wohoo!!! Vamos Boomer, tal vez encontramos algo lindo también para ti.
Tomando a Boomer del brazo y casimente a rastras contra su voluntad, ambos irrumpía en aquella tienda de ropa. Cross por su parte sólo se marchaba viendo la cara de tristeza en Boomer.
Luego de unos minutos, Cross llegaba a la tienda donde estaban atrapados los rehenes. Absorbía el metal candado y abría el portón. Al entrar era recibido por un fuerte golpe con un bate de baseball en la cabeza, el cual se partía en dos, pues Cross en ese instante era de hierro.
Sin el más mínimo cambio en su rostro desvelado miraba a su agresor, el cual era uno de los rehenes que se había liberado.