(capitulo 2).el precio del nombre

—¡Nick! ¡Luci! —digo en cuanto los veo.

Ellos se giran al oírme, pero al notar la duda , la leve preocupación en mi rostro y el ritmo un tanto nervioso con el que me acerco, sus expresiones cambian por completo. Corren hacia mí.

—¿Qué pasa? —preguntan al mismo tiempo, con una calidez que me reconforta. En sus voces hay cariño, verdadera preocupación, como si me pudieran observar transparente supongo que conocer desde la infancia ayuda.

—No lo sé — Tal vez suene tonto, pero estoy dudando de algo por lo que me dirían loco.

Luci da un paso más cerca.

—Dinos qué ocurrió. Podemos ayudarte… o al menos lo intentaremos. somos tus amigos Rowan puedes confiar en nosotros.

Trago saliva. Hay frustración en mí, una sensación de no entender qué me pasa, pero aun así empiezo a contarles.

—Desde ayer, cuando estuve solo en el río, escuché algo. Una voz. Decía mi nombre con claridad… Rowan. Al principio intenté ignorarlo, pensar que era producto de mi imaginación… pero no pude. Cada vez que parpadeaba, el miedo crecía. Cada paso que daba me hacía temblar. Era un frío que no venía del aire… un escalofrío que me atravesaba entero.

Hago una pausa. Ellos me escuchan en silencio.

—Luego fui al baile. Y aun entre la música y la gente, seguía sintiéndome extraño. Cuando regresé a casa… tuve una pesadilla. Horrible. Vi a dos personas —dos chicos, creo— vestidos de un modo muy raro. No les vi bien el rostro. Todo era confuso, pero una voz sonaba sin parar. Gritaba mi nombre… y algo más. Decía: "Mátalo. Él te quitará todo lo que importa. Él te arrebatará el poder…"

Les miro con el corazón latiéndome en la garganta.

—Me desperté sudando frío. No sé si fue un sueño, una visión o una locura. Solo sé que vine directo aquí, al único lugar donde siento que puedo respirar… y contárselo a ustedes.

¿Ustedes creen que… me estoy volviendo loco?

Las caras de Luci y Nick cambian. Ya no parecen solo preocupados por cómo me siento, sino por lo que he dicho.

Hay un breve silencio, y luego Luci da un paso y me abraza con fuerza. Nick, aunque muestra una leve inquietud en el rostro, también se une al abrazo.

Nos quedamos así un momento, rodeados por el susurro del río, sabiendo que pase lo que pase, nos tenemos unos a otros.

Susurro, casi con incredulidad:

—¿Por qué me creen? Es algo tan… imposible.

Nick es el primero en hablar:

—Porque yo también vi cosas. En el río. Piedras que brillaban. Me atraían, sin razón.

Luci asiente:

—Y yo lo vi. A punto de lanzarse al agua sin darse cuenta. Tú no lo notaste… pero fue real. El río no está dormido, y tú tampoco.

Todos sabemos que Nick no sabe nadar. Por eso las palabras de Luci ahora cobran aún más sentido.

Pero nadie dice nada. Nadie se mueve.

Y creo que, en el fondo, todos lo entendemos: ninguno de nosotros sabe qué hacer.

De repente, se oye el trote de un caballo. Un siervo de mi casa aparece, respirando con agitación.

—Señor Larsen… su padre lo llama. Habrá una cena con toda la familia Alba.

Intento ordenar mi voz, pero la angustia se cuela sin permiso.

—¿Por qué esa cena? ¿Qué tiene de importante para que él venga a buscarme?

—Con todo respeto, señor, esa información no se me fue dada. Solo le sugiero que vaya pronto… antes de que su padre nos mate.

Me despido de Nick y Luci, todavía inquieto,aunque me tranquiliza levemente que Nick y Luci me digan que al menos llevan una semana sin ver ni sentir nada , aunque no dura mucho mi calma cuando Luci frunce el ceño y en voz baja dice.

exepto por una rara atracción creciente al río.

aunque quiero mayor explicación sobre el tema el siervo me apura y tengo que marcharme durante el camino de regreso, escondo mi preocupación. ¿Para que mi madre no la note… o para que no lo haga él? No lo sé.

Cuando entro, la casa ya no parece la misma. Mi padre, los gemelos y mi madre han transformado todo en un paraíso. Se mueven con rapidez, ultimando detalles.

—¡Tu ropa ya está en tu cama! —grita mi padre desde lo alto de la escalera.

Subo. El traje es… hermoso. Pero bajo como si me molestara, porque detesto sentir que él tiene control sobre mí.

Lo escucho murmurar a mi madre, lo suficientemente fuerte para que yo lo oiga:

—Ojalá los gemelos hubieran nacido primero.

Mi madre baja la mirada. Yo solo volteo los ojos con fría arrogancia y me dirijo al comedor.

La mesa es larguísima. Espacio para veinte comensales. Tallados espectaculares, madera refinada. Probablemente, vale más que una casa común. Hoy hay solo catorce sillas: las exactas para nuestras dos familias.

Mientras lo pienso, la puerta se abre. Mi madre da paso a los Alba. Entran los hermanos uno a uno, luego los padres. Finalmente, ella: Sara.

Está deslumbrante. Sus ojos azules brillan como si pudieran romper el aire. Pero decido apartar la vista.

Reviso mi lista:Benjamin,Tomas, Samuel y Jacob.

Se sientan en orden. Sé que Tom y John ya tienen esposa… y, sin embargo, vinieron solos.

Nada en esa familia es sencillo.

La cena inicia con cortesía y buena conversación. Todo marcha con fluidez…mis hermanos hablan sobre la hermosura la belleza de las minas de Lorevert tierras de mi padre dicen que hay piedras preciosas que tratan de quitar,mas los mineros no las logran quitar me extraña pero no le doy mucha importancia a demás solo me fijo en lo chistoso que se ve Leandro creyendose más guapo que su gemelo por tener el pelo levemente más largo me parece tonto pero al ser el consentido de mamá se mal acostumbro estoy quieto escuchando sus boberías y riendo,hasta que veo a mi padre dirigirse a la cocina. Un siervo se le acerca, le susurra algo. Él me llama con gesto discreto.

Me levanto con elegancia, fingiendo calma, y lo sigo. Cuando estamos lejos de todos, habla sin piedad:

—Rowan, eres mi heredero. Así que deja de ser débil. Humillas nuestro nombre, juntándote con la señorita Cavendish y ese tal Orsini. ¿Un hombre de la familia o que tenga relevancia no se muestra frágil? Esa mujer… ¿quién es? Una cualquiera. ¿Qué clase de dama pasa tanto tiempo con dos hombres? Deja de manchar nuestro apellido. o es muy difícil para ti ser alguien.