Los bitonos del amor

Capítulo 14

Despertó después de haber pasado toda la noche llorando, no sabía si era rencor, odio o miedo. Pero como todo tiene un fin, llegó un punto donde sus lágrimas se negaron a salir, decidió dejar ese ciclo. No podía seguir sufriendo y permitiendo que ella se burlara de su dolor. 

Se puso sus jeans azules y una blusa de lo más sencilla. Bajo a la cocina y comió un poco (era la primera comida que hacía desde el día anterior), se peinó y salió a correr. Su ropa no era la adecuada, más no le importó, solo quería pensar.

El parque le quedó pequeño, corrió por más de dos horas en una mañana que parecía hermosa, pero que no daba luz a quien veía todo gris.

Miró a la mujer del coche, la misma que antes la hacía feliz todas las mañanas, cuando ella no había sido afectada y no creía en el amor. Para su desgracia aquel trasero ya no le gustó, solo pensó en uno que le resultaba el más radiactivo del mundo. 

Siguió corriendo aquel espectáculo le resultó frío y vacío.

Una plática con una mujer y un anciano le hicieron recordar a su padre. 

Lo único bueno de haber sido el juego de aquel sucubo era que había recuperado al hombre del cual ella llevaba su sangre.

Una idea le cruzó por la cabeza, era la mejor idea que podía tener. Marcó el teléfono y sonrió.

—¡Papá! —gritó de alegría cuando le contestó. Era como si él le diera la energía que necesitaba.

Le explicó sus planes y como si de un súper momento difícil de creer se tratara el aceptó a la primera la propuesta.

Miró la app de su teléfono, el próximo vuelo salía en cuatro horas, si aplicaba toda la velocidad del mundo llegaría a tiempo para hacer sus maletas y salir, pensó en Ashley, no podía dejarla así, luego pensó en Brisa, tampoco podía dejarla sin sus regalos. 

Decidió dejar el viaje para el día siguiente a la misma hora, le quedaban más de veinticuatro horas para despedirse de las dos mujeres más importantes de su vida, ya no tenía tiempo de despedirse de nadie más, al final ya nadie más valía la pena.

En ese momento no se sentía mal. Brisa tenía a Grace y Ashley tenía a Jacob. Era increíble que aquellos dos estuvieran juntos, su amiga por fin había encontrado el amor en el mejor hombre del mundo, así que nada la ataba ya a ese país, ni su sueño, tenía todo perdido. 

¿Por qué seguir acá?

Decirle adiós a la niña fue duro y muy difícil. Pero lo que más le dolió fue la cara de Ashley cuando se despidió de ella en el aeropuerto. 

Lloraron tanto y se dijeron más. A la morena se le rompió el corazón. Sabía que regresaría, de eso estaba segura, no sabía si sería pronto, necesitaba olvidar todo antes de retornar.

Su padre le pidió que se quedara unos días con él en lo que se acondicionaba en la ciudad, le ofreció trabajo en la empresa y su hombro para que le contara el por qué de su repentina mudanza.

Acordó quedarse con él y aceptar el empleo, no era el mismo giró que el de la empresa anterior, podía ir aprendiendo. Respecto de vivir con él, también aceptó, al igual que al hecho de escuchar sus consejos.

El primer día con su padre, se la pasó en su viejo hogar, en la habitación que era de ella, era difícil saber que estaba en la misma casa donde su madre había muerto, aún así, el calor del hogar no se comparaba con nada. Se sentía plena. 

Habló con él y le contó de su relación con Grace, ese día también lloró como nunca, él le dijo que algo no cuadraba, sin embargo ella no quiso escuchar, se negó así como lo hizo con Ashley cuando le dijo que Grace ocultaba algo. Incluso él tambien le dijo que la necesitaba más de lo que podía aceptar.

Nunca nadie entendería lo que había vivido y tampoco necesitaba que la gente lo hiciera, ella sabía que había tenido muchas oportunidades y en todas, el destino o la inseguridad de la otra las separaba.

Abrazaba el dolor que todo le había traído, ella había intentado hasta lo menos imaginable, al final el tiempo la puse en su lugar, nunca sería feliz con nadie.

El tercer día en la noche le llegó un mensaje de su Petarda.

Peta: necesito que regreses de inmediato, toma el primer vuelo, acá te cuento los detalles.

Cariño: ¿te pasa algo? ¿Te casarás en secreto?

Peta: no estoy para bromas, necesito que vengas, es Grace.

Cariño: te dije que no me hablaras de ella.

Peta: si no te cuento esto me matarás el resto de mi vida, necesito que estés acá. Jacob me acaba de contar.

Cariño: cuídate Ash, no tenemos más que hablar.

Dejó el teléfono en modo avión, sonrió un poco por la acción, eso hacía Grace cuando estaba a solas con ella, algo se le había pegado.

Cerró los ojos por una hora, era mejor que estar mirando fotos viejas o mensajes de los míseros y a la vez mágicos días que estuvo con ella.

Escuchó como llamaban a la puerta. Gritó para que entrara, sabía perfectamente que se trataba de su padre. 

Cuando cruzó el umbral traía cara de preocupación, se sentó a un costado de la cama para tomar su mano.




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