Despertar con ellas es lo mejor del mundo. Siento como se mueve la cama, ella intenta hacer el menor movimiento para no despertarme, es en vano. Llevo escuchando su risa y la de su madre desde hace media hora.
Cierro los ojos y sonrió, quiero ver hasta dónde quieren llegar.
Su mano rodea mi cintura, su cabeza se acurruca a mi espalda. Sentir su calor me hace sentir llena y me pregunto ¿lo que más nos cuesta es lo que más disfrutamos?
Cinco minutos después entra ella, la mujer de mi vida.
Con una bandeja de ensalada, también puedo sentir el olor de la carne y los camarones. Desde que estamos juntas ama cocinar para nosotras, algo que agradezco, es una de las mejores chef, procuro decirle eso todo el tiempo para que no olvide que es lo mejor que me ha pasado en el mundo.
Escucho como susurra con nuestra hija, le dice que se haga aún lado para que también se recueste.
La cama se hunde más. Otra mano se une a la que tengo en mi cintura, una media sonrisa sale de mi cara sin que pueda evitarlo.
Abro los ojos y lo primero que veo es nuestra foto familiar reposando en la mesita de cama, a ellas le doy la espalda, aun no saben que estoy despierta.
En la foto Aida y yo sonreímos, se nos ve feliz, lo somos, no puedo negarlo.
Ese día fue perfecto, logramos opacar el momento que Hunter convirtió en infierno.
El día que se hincó en mi departamento no creí que pudiera ser posible.
Como era de esperarse, Aida no quería una boda grande, me pidió que fuera algo sencillo, que solo estuviéramos unos cuantos, los más cercanos. Que no hubiera medios ni un gran número de comida y banquetes. Recuerdo mirarla a los ojos y sonreírle.
—¿Me amas? —le pregunté.
—Con todo mi ser.
—¿Confías en mí?
—Con toda mi alma.
—Deja que yo me encargue de todo, tú sólo asegúrate de llegar ese día toda radiante y hermosa.
Ella se dejó amar, me dio la via libre de crear el mejor entorno, mi mejor triunfo, nuestra boda.
Nunca tuve una amiga, el negocio, las juntas, la sangre algo fría me impedía hacer buenos amigos, menos amigas mujeres, pero con Aida me vino el kit completo.
Ashley, la gran y embarazada Ashley me ayudó con todo y su pancita de un mes. En ese momento aún no sabíamos que estaba esperando a la pequeña Regina, sin embargo, fue mi confidente, nadie mejor que ella que conocía a la perfección los gustos y sueños de mi mujer para crear el ambiente que lograra hacerle olvidar y que disfrutara, así que, con su ayuda y la de su marido, mi increíble amigo, logramos crear el mejor evento del mi vida.
Rente una isla, en medio de la nada. Con una casa preciosa y un patio que dejaba correr la brisa del mar entre nuestros cuerpos.
Pedí un barco lleno de lirios blancos, para que todo el pequeño salón de la residencia fuera repleto de la hermosa flor.
Nada mejor que el color blanco para purificar el lugar.
Un gran lazo hecho de rosas blancas entrelazadas con hojas verdes y listones dorados era el fondo que elegí para acompañar a los lirios.
Treinta sillas quince de cada lado, un camino de pequeñas conchas perfectamente apiladas para no ser removidas y un atril de madera fueron el complemento. Ese día había un cielo tan azul como los ojos de mi chica, todo fue espectacular. La comida, la gente, el lugar.
En esta ocasión a mí me tocó caminar rumbo al altar, recuerdo que los nervios me mataban cuando iba a salir.
Llevaba mi vestido largo y ceñido a mi figura con corte v y un encaje que hacía compañía a los bordes y el centro, un tocado de perlas y pequeñas flores de colores, mis zapatillas a como me gustan, altas y del mismo tono de mi vestido beige. Maquillaje con equilibrio, ni muy excesivo ni muy simple.
Y no lo digo porque fuera yo, la verdad me veía espectacular.
Que me viera perfecta era lo soñado y sé que lo logré.
Caminé de la mano de mis padres, no solo es mérito de él que yo esté donde esté, mi madre también es una pieza importante en los bloques de mi vida, le pedí el favor a los dos y así salimos a donde mi mujer. Uno en cada lado.
Delante de mí tenía a mi pequeña, ella iba aventando los pétalos de flores.
Suspiré antes de cruzar el umbral que me llevaría a la orilla del mar, donde la felicidad total y la mujer más hermosa de mi vida me esperaba.
Tenía miedo, al final todo lo nuevo representa un grado de terror ante lo que se vivirá.
—¿Siempre sentiré este miedo?
Mi madre me respondió mirándome a los ojos
—Cuando alguien te importa te da miedo cada paso que des porque no solo te incluye a ti, también a la persona y eso mi querida niña es lo que ahora sientes, miedo por ti, por tus chicas. De lo que estoy segura es de que estás eligiendo a la mejor persona del mundo, ese miedo te hará fuerte porque siempre querrás lo mejor para ustedes.
Mis nervios no se fueron hasta que la vi, delante del camino, al final de él. Con un vestido azul cielo, casi parecido al blanco, el cabello suelto, con pequeños prendedores para detenerlo del mismo acabado del mío, zapatillas altas y unas manguitas de encaje y flores que la hacían parecer una princesa.
Amé cuando comenzó con los aplausos, acaba de cumplir con su promesa de jugarme la broma que yo le hice tiempo atrás.
Pero me sentí completamente dichosa cuando de sus labios salió un.
—Te amo.
Desde ese día de la boda que no se efectuó tomamos esas dos palabras para darnos valor en todo, desde ese día, cuando alguna las pronuncia, la otra se relaja.
Llegué a su lado y tomé su mano y las lleve a mis labios, con una media sonrisa le di las gracias, también era una palabra que no dejábamos de pronunciar desde que nos conocimos. Mi vida había cambiado desde que la encontré y así sería hasta que muriera.
Mirar a mis padres en primera fila tomados de la mano me hizo entender que no hay fuerza más grande que el amor, porque ellos a pesar de todo lo vivido seguían juntos y lo mejor, me amaban como era.
A su lado estaba mi buen y querido Benito con Ruth, su esposa, la mirada en él me decía un “te lo dije” ya que siempre había tenido razón, estar con Aida era mi felicidad.
Detrás de ellos también había algunos amigos de la familia, en mi caso no había mucha gente que yo quisiera que estuviera con nosotras. En el caso de mi popular podcastera era otra la historia, Ashley y el traicionero de Jacob que prefirió estar con su novia (en aquel entonces), a su lado el papá de Aida. ¿Quién se iba a imaginar que se inflaría cual pavo real por ese día?, una silla después estaba Jennifer.
Que hermosa era esa peliroja, fue una suerte que mi mujer me eligiera a mí, aunque soy un encanto, era imposible que me ganara.
Y así iba la línea, muchos conocidos y familia de España la acompañaron en su día. Una vez que su padre la perdonó todos se encargaron de hacerles saber que estaban con ella, ella, como el hermoso ser humano que es los abrazó como si el pasado no importara.
Dimos nuestros votos con amor, con pasión, al grado que lloré delante todos cuando en uno de sus párrafos mi mujer tocó ese lado tan sensible que pocos conocían.
—Cuando te vi, Grace Slora. Creí que eras un ángel caído del cielo. Hablé por primera vez contigo y descubrí que no solo vienen del cielo, que eras un ángel del infierno —hay que decir que todos nos reímos—. Si viajara al pasado y le dijera a esa Aida que esa mujer sexy que tanto le hacía la vida imposible sería su esposa, seguro me tomaba a loca. Eres el regalo más bonito que la vida me pudo dar, la magia perfecta que le da luz a mis días, el viento del mar que sopla en mis mejillas todas las mañanas. Añoro que seamos eternas para que jamás, en ninguna de mis vidas tenga que buscarte de nuevo, aunque, te juro que lo haría de ser necesario en cada. Gracias por lo que hemos vivido y lo que vamos a vivir. Siempre juntas, mi amor.
Esa última frase fue la que me mató, me hizo llorar delante de todos sin haber dicho mis votos y ella fue la princesa que me rescató con un beso.
La amo.
Giro de la cama y sonrió.
—Buenos días, mami dormilona —mi niña se avienta sobre mí, mi chica se sienta y sonríe.
—Esta tramposa ya estaba despierta —me da un beso en los labios que amaría poder alargar, pero una niña que se cruza de brazos delante de nosotras nos corta—. Vamos amor, hoy toca ir con la Petarda.
—¡Sí mami! Quiero conocer a mi primita la Petardita.
—Ey cariño, no le digas así a la bebé.
Doy un regaño a mi mujer por dejar que la niña diga esas palabras.
Ella se ríe y me saca la lengua.
Luego nos apresura para comer rápido a lo que nosotras obedecemos.
La amiga de Aida es tan molesta que hasta nos saca de casa un fin de semana, como si su bebé no pudiera nacer otro día, tuvo que ser en mis amados domingos.
Ya desayunadas, bañadas y con un mañanero en la bañera muy rápido, pero perfecto salimos de casa.
Yo soy quien va al volante, mi niña va al lado y mi chica va recostada para que nadie la vea.
Desde que su podcast se volvió inmensamente mundial es una de las influencer más conocidas del país y me atrevería decir del mundo.
La invitan a eventos, las marcas le ofrecen regalos, le pagan por todo, ya nada tenemos que comprar, todo viene gratis.
El carisma que tiene detrás de un micrófono es espectacular, nadie se le compara, es la mejor del mundo.
Hace que todo España se sienta orgulloso de tenerla a pesar de seguir viviendo en Chicago.
Mi hija y yo bajamos, su madre ya está adentro, viene tan desesperada que ni siquiera pudo esperar a que me estacionara. Bajó como si del corre caminos se tratara.
Encuentro a mi amigo en la sala, es todo un manojo de nervios.
—Quien te viera en los juzgados siendo un tiburón y acá todo un Nemo. Amigo, serás el mejor padre del mundo —toco el cabello de mi niña para peinarlo, mi amigo nos mira a las dos.
—Tú haces que todo parezca fácil y si la maleduco o peor aún la hago una mimada, sabes que Ashley me mataría.
Sonrió, jamás entenderé las cosas del amor.
Como mi amigo es fuerte para muchas cosas, al igual que yo, pero cuando se trata de ellas somos unos corderos que solo quieren ser degollados por las manos de quienes vuelven loco su mundo.
—Las cosas que valen la pena no son fáciles, hay que luchar. Tienes todo para ser el mejor, sé tú mismo, eso será más que suficiente.
Tomo su mano cuando vemos salir a Aida con lágrimas en sus ojos, está feliz, puedo verlo en su cara en sus facciones porque no tiene ningún tic activado.
Todo este tiempo he aprendido a leerla y eso me encanta, es como si yo tuviera un super poder, el poder de amarla.
—Papá, te toca hacer lo gordo, Ashley te quiere matar, aunque también te necesita a su lado, así que…adelante.
Él se despide nervioso y feliz, solo el amor por un hijo logra que esas emociones se mezclen.
Mientras, nosotras nos quedamos tomadas de la mano.
—Mi diabla, sabes, jamás creí que viviríamos cosas como estas, momentos donde yo estaría a tu lado. Siempre te vi tan tú, tan en tu papel de la ejecutiva que se come al mundo, mírame ahora, soy quien duerme en tu cama y quien te hace el amor todas las noches. Quien diría que la gran ejecutiva de negocios era el amor de mi vida y la mujer a quien le caliento las sábanas.
—También digo lo mismo, quien diría que esa secretaría mía que tanto odiaba iba a ser el amor de mi vida, que esa falda que siempre envidie no era eso, no era envidia, era deseo de estar sobre ti, quien diría que la mujer más famosa de todo España en estos momentos duerme en mi cama y grita mi nombre cada vez que la vuelvo loca en más de mil formas, no solo estando bajo sus piernas, también haciendo una locura con nuestro bicho. Si me hubieran dicho que la vida sería así de perfecta, habría cruzado los cielos, los mares y las estrellas por tenerte así como te tengo. Te amo, mi hermoso tono de amor.
—Y yo a tí, mi bitono del deseo y ternura, jamás dudes que te haré la mujer más feliz del mundo, que daré mi todo por estar contigo.
Y así son los días desde que la tengo, una mezcla de ternura, amor y deseo.
El amor viene en diferentes formas, tamaños, texturas.
Lo mágico consiste en dejarse llevar sin importar nada, los corazones son almas que si las dejas en libertad se encuentran, el problema está en tener miedo, cuando se tiene pavor se elige con otra parte del cuerpo y no con amor.
Siempre hay que recordar que no importa si viene con curvas y pechos, al final es más importante el corazón.
Y yo, tengo mi alma gemela a mi lado.
No tengo miedo de amarla, dejarme acompañar de su alma es la mejor etapa de mi vida.