Los cuentos de Emno - Vol. I

El chico de la ventana

Hubo una vez en algún lugar de no sé dónde, que queda cerca de por aquí y lejos de por allá. ¡Ah! la verdad es que no me acuerdo ni cómo se llamaba este reino, pero, en alguna parte existía y era gobernado por un rey muy bueno al que todos adoraban. Este rey llego joven al trono, de hecho hasta antes de que el fuera mayor de edad su tío se había encargado de gobernar el reino por él y como ya se imaginaran no le gusto en lo más mínimo que le hayan quitado el poder. Pero bueno hablaremos de eso más tarde, primero me gustaría contarles acerca de nuestra protagonista la pequeña Caeth y también la princesa recién nacida de este reino, cuando ella nació todo el reino se llenó de alegría. La pequeña princesa era hermosa, su test era aperlada, tenía un precioso cabello color castaño, sus ojos eras oscuros, pero tenían una profundidad enigmática que reflejaban una enorme inteligencia y bondad. Y sus ojos no mentían en lo más mínimo ya que desde pequeña ella demostraba tener una inteligencia que sobresalía a las demás niñas de su edad, pero lo que más enternecía a sus padres era el bondadoso corazón que tenía. Recuerdo que una vez un pequeño gatito se había introducido en los jardines del castillo y había sido perseguido por los perros de caza del rey, cuando la pequeña se dio cuenta logro arrebatárselo a los perros no importándoles lo que pudieran hacerle a ella. El pobre gatito estaba mal herido y ella lo cuido hasta que se recuperó, quería conservarlo pero sabía que si se quedaba en el castillos  los perros podrían volver a hacerle daño y decidió dejarlo libre.

Antes de que Caeth naciera, su tío tenía la esperanza de poder matar a su padre y así quedarse con el reino para él, pero ahora tenía que matar también a la pequeña, pero su corazón no le permitió matarla y decidió encerrarla en una mazmorra hasta que fuera mayor y después decidiría que hacer con ella.

Si, se lo que estás pensando, esta es la clásica historia de la pequeña que se encuentra encerrada en una prisión por el malvado rey y después llega el príncipe azul para rescatarla se casa con él y todos viven felices por siempre, pues si eso es lo que crees déjame decirte que estas completa y rotundamente en lo correcto. Es por eso que no me gustaría contarte esta historia si no lo que sucedió en medio de esta historia, lo que algunos llaman la historia dentro de la historia y sobre un personaje que nunca nadie conoció más que la pequeña Caeth.

Ahora como ya sabes su tío había matado a sus padres cuando ella apenas tenía cuatro años de edad y la encerró en la mazmorra más profunda de una fortaleza a las afueras del reino donde jamás podría ver la luz de nuevo. La puerta de su celda siempre se encontraba cerrada y solo abrían una pequeña rendija para darle los pocos alimentos que recibía en el día. Una pequeña ventana a lo alto se convirtió en su único contacto con el mundo exterior. Durante el día la niña se la pasaba golpeando la puerta con la esperanza de que cediera o de que alguien escuchara el ruido que hacía y pudieran dejarla libre, pero sus esfuerzos eran siempre en vano. Su tío había ordenado que todos los prisioneros y carceleros abandonaran la fortaleza dejando a sus guardias de mayor confianza encargados de la mazmorra con la orden de matar a cualquiera que intentara acercarse. Durante las noches la niña caía rendida de cansancio en el suelo y se ponía a llorar desconsoladamente hasta que se quedaba dormida. Pasaron algunos años y la pobre de Caeth al no conseguir nada decidió rendirse de hacer ruido con la puerta, el tiempo paso y decidió también dejar de comer aquellos horribles alimentos que le llevaban, el tiempo paso  aún más y también decidió dejar de asearse o preocuparse por su limpieza, tomar agua o siquiera moverse, solo se sentó en un rincón de la puerta viendo como la luz del sol se movía a través de su celda y desaparecía poco a poco por la ventana que tenía. Comenzó a perder el color en sus mejillas, a verse demacrada, acumular ojeras por el cansancio y cada día parecía más un esqueleto con piel.

- dime pequeñaja ¿hoy no harás ese ruido infernal que haces todas las noches antes de dormir?

Apunto de que el sol desapareciera por completo Caeth pudo escuchar una voz un poco aguda, calmada y burlona a la vez. Se trataba de un joven de cabellera negra, ojos cafés claro, test blanca, de ropas extrañas como pieles y no mucho mayor que Caeth. Ella le dirigió una mirada vacía por un instante y después volvió a agachar su cabeza como si no le importara que él estuviera presente.

- um ¿me ignoras acaso? todas las noches he tenido que soportar tu escandalo ¿sabes? y ahora ¿ni siquiera te dignas a contestarme? Tampoco has comido nada en un buen tiempo por lo que veo ¿que no te gusta la comida?

Caeth solo hizo una seña de negación con la cabeza sin siquiera voltearse a verlo. Casi parecía como si la pequeña ignorara completamente al joven.

- está bien si deseas ignorarme por mi está perfecto seguiré hablando solo. Sabes el día de hoy hace una luna llena preciosa como pocas veces se puede ver en las noches, esta enorme y completamente blanca, pareciera como si fuera un hermoso diamante que cuelga del cierto acompañado de pequeños fragmentos brillantes por todos lados. Estas noches son muy bonitas, siempre me traen a la mente una canción.

Después de decir estas palabras el joven comenzó a tararear una canción de cuna melodiosa y calmada que le provoco a Caeth un profundo sueño del cual no despertó hasta la mañana siguiente. Cuando despertó noto que ya era muy tarde, había dormido demasiado por el cansancio que se había acumulado todo este tiempo, pero nunca antes sin importar cuan cansada estuviera había podido dormir tan bien como esa noche. Miro hacia la ventana o a los lados del cuarto para ver si el chico se encontraba por ahí pero no logro verlo, se había ido pero esto le importo poco a Caeth quien había perdido todas las esperanzas ya de vivir. De la misma forma el chico volvió a visitarla esa noche, sin embargo, igual que la anterior ves, Caeth lo ignoro por completo perdiéndose en el vacío. Esta vez el chico canto, no tarareo como la ves pasada, una vieja canción de amor que Caeth recordaba y conocía bien, pues le gustaba mucho a su difunto padre. Después volvió a tararear la canción de cuna y misteriosamente Caeth cayó rendida de cansancio arrullada por la canción. Cuando se despertó al día, o mejor dicho a la tarde siguiente noto que el chico nuevamente no se encontraba, pero, para su sorpresa en esta ocasión la comida que le había llevado se trataba de una manzana, la fruta favorita de Caeth, ella intento con todas sus fuerzas tratar de resistir la tentación pero no pudo hacerlo y termino por comérsela entera, al terminarla se sintió emocionada por haber podido probar una manzana después de tanto tiempo pero no fue suficiente para regresarle las esperanzas por lo que volvió a su posición habitual.




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