Los Demonios Mentales (libro 1)

Capítulo 44

Capítulo 44

"La despedida"

Caminando de vuelta a casa, Cheryl se estaba comportado demasiado raro.

A veces cantaba algunas canciones... mientras estiraba los brazos, como si esperara a recibir algún abrazo.

A veces se ponía seria y no hablaba mucho conmigo... también me miraba con mala cara.

Después me hacía recordar algo que pasamos juntos como cuando ella desarmó el copo de nieve en la plaza por correr tanto...

Otras veces se ponía a cantar nuevamente y a girar en círculo, tomaba mi mano, me hacía cantar un poco con ella, luego me soltaba la mano y caminaba más rápido.

— ¡Yannick, canta conmigo!

Me decía mientras yo trataba de cantar, mientras observaba el cielo ya iluminado por el increíble sol...

Estaba incontrolable. Actuaba como una realmente bipolar y me ponía un poco los pelos de punta, pero no iba a controlarla ahora porque estaba demasiado cansado para hacerlo.

Me daban ganas de decirle que ya se la calmara un poco, pero ella no iba a hacerme caso, porque era rebelde, era a su manera.

Me pesaban los ojos, las piernas y las calles estaban vacías... solo nosotros dos en la calle haciendo escándalo.

Cheryl cambiaba de personalidad a cada rato y a mi tocaba correrla del lado que disparaba.

A veces me hacía reír, otras veces me hacía preguntarle si realmente estaba bien...

Creo que casi se puso a llorar, pero luego se le pasó y sonrió por la nada.

Su pelo verde estaba muy colorido, pero ella tenía debajo de sus ojos unas ojeras, en su piel bronceada, y seguía teniendo un poco más de energía que yo, que estaba demasiado apagado.

El camino a casa se había hecho demasiado largo, por eso creo que Cheryl se ha puesto un poco pesada.

El hospital abandonado quedaba lejos de mi casa, realmente lejos.

Llegamos a mi casa, pero esta vez decidí que entrar por la puerta principal, sería una buena elección.

Con lo cansado que estábamos no iba a hacer trepar a mi novia por el árbol. Siempre me llevaba en el bolsillo, la copia de llave que tenia de mi casa, porque sabía que a las noches siempre cerraban la puerta, y por si las dudas se me daban la gana de entrar por la puerta principal que debía hacerlo, tenía mi propia llave...

Siempre utilizaba el árbol... porque no quería entrar a mi casa por esa puerta, por el miedo a que me descubran.

— ¿Entramos por la puerta principal? —Preguntó mi novia.

—Claro.

—Qué bueno...

—Pero trata de hacer el menos ruido posible...

—No te preocupes, Yanni.

Me abrazo desde atrás, mientras yo estaba frente a la puerta, buscando la llave.

—Silencio...

Le advertí antes de abrir la puerta y ella solo asintió con cansancio y entonces fue ahí cuando me dispuse a abrir la puerta lentamente.

Entramos despacio muy delicados para que nadie de los que están en mi casa logre escucharnos. Por suerte todos seguían durmiendo, pude observarlo mientras subíamos por las escaleras, lentamente, y a veces crujían las maderas lo cual lo lamentaba demasiado y quería que este momento terminara de verdad.

Mordí mi labio inferior, mientras iba caminando detrás de Cheryl, tan nervioso y tan cuidadosamente para que nadie de mi familia venga a descubrirme que no pase la noche en casa. Cuando llegamos a la puerta de mi habitación, la abrí rápidamente y la invité a que entrara así cerrábamos la puerta y todo el mal momento pasaba.

Cerré la puerta con cuidado y le puse traba, y un alivio recorrió mi cuerpo, lo cual fue lindo sentirlo.

— Ufff tenía tanto miedo... —Murmuré mientras notaba como mis nervios se pasaban...

—Tus padres de seguro están durmiendo como unos ángeles...

— ¿Y mi hermana? No lo sé...

—Todos están durmiendo...— Dijo mientras miraba alrededor de donde estábamos. Mi habitación no tenía nada de llamativo que mostrar, era solo una habitación, normal...

Con una cama, con una mesita de luz, con una ventana bastante amplia, un espejo grande y un pequeño baño.

Encima había olvidado ordenarlo, lo cual habían algunas cosas en el suelo, la neetbook arriba de mi cama y las medias en el suelo.

—Vaya, que linda habitación...

—Esta desordenada.

—Pero es linda.

—Sí, es mi hermosa habitación...

Sonreí mientras recordé todo lo que hice en ella... y el tiempo que pensé que era mi única seguridad en la vida.

Tenía ganas de tirarme a la cama y cerrar los ojos, pero antes tenía que invitar a Cheryl, y no sabía cómo mierda hacerlo.

Ella se sacó la mochila y la dejé al lado de mi cama.

—Supongo que me vas a invitar a dormir al lado tuyo o tendré que dormir en el suelo...— Dijo ella con una sonrisa.

—Si...

Miré hacia abajo, mientras me sonrojaba un poco. Ella negó con la cabeza y empezó a sacarse las zapatillas, lo mismo hice yo, y lo último que hice fue mirar su figura sentándose en mi cama y desarmándola.

Realmente nunca creí que Cheryl durmiera a mi lado algún día... Nunca lo creí.

Me acosté al lado de ella y cerré los ojos, esperando sentir sus manos y bueno las sentí enrollándome la cintura como casi siempre hacia.

Su perfume impregnó mi nariz, y sonreí levemente mientras su calor hacía que el sueño se presente ante mí con más intensidad.

Sentí que ella se movió y de seguro estaba en frente mío, porque sentí su respiración haciéndome cosquillas el rostro.

Luego apoyo su frente en mí...

—Te quiero...— Murmuró.

—Yo mucho más...

—No te quedes dormido... —Dijo con una voz triste.

—No, no...

— ¿Te quedaras?

Apenas la sentí porque el sueño se estaba apoderando de todo mi cuerpo y aunque una parte de mi quería quedarse, otra ya no podía contenerse.

— Ehhh...

— ¿Te quedaras conmigo?

—Si...

— ¿Por siempre?

Dude un poco responderle porque las palabras me tardaban en llegar al cerebro y no quería responderle cualquier idiotez, para que se dé cuenta que me estaba durmiendo, que estaba viajando al país de los sueños.



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En el texto hay: depresion, drama, juvenil adulto

Editado: 25.05.2025

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