Los deseos de la luna

3

Ilena. 
 


Me removí una vez más en mi cama, mire el reloj de mesa que estaba a mi lado eran las 5:40am. no había podido conciliar el sueño, al parecer morfeo se negaba a llevarme, suspiré resignada.

-se acabó- dije descubriendo mi cuerpo.

Baje las escaleras y fui a la puerta que daba al jardín, me despoje del camisón que tenía dejándome libre con mi desnudez, abrí la puerta y salí el frío chocó contra mi piel.

Respire profundamente y cerré los ojos, sentí como cada uno de mis huesos se fracturaban y se acomodaban en mi interior, la transformación hace tiempo dejó de doler y se convirtió en algo placentero, era como mi liberación.

Corrí y salté la valla trasera de mi casa, me interne en el bosque, corría con todas mis fuerzas, esquivando árboles y raíces con agilidad, el viento chocando contra mi pelaje se sentía increíblemente bien.

Pase unos minutos corriendo, estaba feliz, pero no me sentía completa, necesitaba ese algo y yo sabía muy bien qué o mejor dicho quien era , mi cuerpo y alma requerían al causante de mi insomnio. Lo necesitaba, lo necesitaba junto a mi, necesitaba su piel junto a la mía, que su aroma sea parte de mi, que sus ojos sólo me vieran a mí, necesitaba hacerle mío.

Me molestaba pensar así, nunca me considere posesiva, de hecho no quería serlo, no me gustan ese tipo de personas,puesto que mi vida había sido marcada por alguien así y realmente esperaba que yo fuera diferente a los otros alphas pero un mate, era algo completamente diferente a un enamoramiento fallido, los seres sobrenaturales no podía desafiar el destino sin tener una gran consecuencia.

Si no manejaba la situación a mi favor y terminaba por espantarlo eran graves los problemas que ocasiona un rechazo, yo podría morir por eso, el podría ser infeliz por el resto de su vida y si lo se, es humano pero los planes  de la diosa luna afectaba a todo aquel que formaba parte de este aunque las consecuencias de él no serían tan graves como las mías, nadie se salvaba del destino después de todo.

Tom
 


Ella estaba ahí, sonriendo al parecer sin darse cuenta de mi presencia solo mirando hacia el frente, sus ojos brillaban intensamente. Me quedé ahí observándola y finalmente volteo a verme, nos sonreímos.

-hola- dije, puse mis manos en su mejilla y trace círculos en esta, ella cerró los ojos gustosa ante mí tacto.

-mi Luna-dijo. ella parecía estar ronroneando, me acerque a ella y junte nuestras narices, cerré los ojos, me sentía en completa paz, sentí sus labios rozar con los míos.

Desperté por el sonido de la alarma de mi celular, me senté en la cama, mi corazón iba a mil por hora.

-mi luna? - pregunté consternado, suspire con frustración y pase mis dedos por mis cabellos. Decidí salir a correr para empezar mi día de una buena manera, había escuchado que en la entrada del bosque había un sendero en donde la mayoría iba a correr, así que por qué no.

Corría con ritmo lento, no quería que esto terminará rápido, sin duda todo esto que estaba viviendo era un gran experiencia para mi, puesto a que siempre había tenido un vida tan monótona que no había visto realmente por mi felicidad.

Siempre que salía a correr mi objetivo era distraerme o alejar los pensamientos de mi mente pero esta vez era diferente, pensaba en todas las cosas que había vivido desde que llegué aquí que si bien no es mucho tiempo serian buenos recuerdos, la calidez que había sentido que cada una de las personas transmitía es tan sorprendente, vivían sin demasiadas preocupaciones que ellos parecían estar tan alejados de la monotonía de los problemas, alejados viviendo en su propia burbuja de feliz estabilidad siempre con lo justo y lo necesario, siempre amables y dispuestos a ayudarte con lo que pudieran y me encantaba, me encantaba ese ambiente tan familiar que había entre los habitantes del pueblo un ambiente que nunca había sentido.

Por supuesto que ese sueño tan peculiar también estaba en mis pensamientos, estaba muy lejos de mí entendimiento lo que estaba sintiendo, lo que estaba ocurriendo conmigo, por qué mi cuerpo reaccionaba de esta manera, por qué mi corazón lo hacía mi mente  vagó por un instante y su imagen apareció en mi mente, la imagen de aquella inconmensurable belleza y las preguntas se formaron en mi cabeza ¿quién era esa mujer? ¿que tipo de ser era? y así en una inmensidad de preguntas similares. ella se veía muy por fuera de este mundo y me siento muy estúpido pensando estas cosas, digo ni siquiera la conozco pero cuando la vi sentí como si mi corazón se detuviera un instante, como mi cuerpo actuaba como el de un adolescente hormonal... como si yo requiriera de su presencia.

Me detuve para descansar, apoye mis manos en mis rodillas para respirar mejor y el sonido de las ramas rompiéndose me sobresalto, levante la mirada hacia el lugar de donde provenía ese sonido en busca del causante.

Un lobo de enorme tamaño me miraba con atención pendiente de cada uno de mis movimientos, retrocedí lentamente por inercia hasta que mi espalda chocó por lo que suponía era un árbol, trague en seco.

El enorme animal se acercó lentamente a mi supe que ese era mi final, gruñó amenazante, mostrando sus enormes dientes, me acorralo entre estos y el árbol, podía sentir su mal aliento en mi mejillas, cerré los ojos en espera de mi inevitable final. Realmente no quería creer que esto acabará así, todos los momentos de mi desperdiciada vida Pasaron por mi mente, no había hecho nada por mi felicidad nunca y ahora realmente me arrepiento.

sentí como mi cuello era rodeado por sus fauces, una lagrimas traicionera escapó de mis ojos, sentí como sus colmillos encajaban en la piel de mi cuello, grite por el dolor que las heridas me causaban y antes de que terminará de cerrar sus dientes en torno a mi cuello este fue alejado de golpe.

Un lobo de pelaje rojizo tres veces más grande se había abalanzado sobre el y una brutal pelea se desató donde obviamente el lobo rojo llevaba gran ventaja, con sus fauces le rodeo el cuello levantando su cuerpo de su contrincante del piso arrojándolo  unos  seis metros de distancia hasta que su cuerpo chocó contra un árbol, escuché algunos de sus huesos quebrarse, a duras penas se levantó soltando un chillido, el lobo rojizo gruñó haciendo que el otro se alejara derrotado lo más rápido que mal su estado le permitía.




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