Los deseos de la luna

10

TOM.
 


 

Sus manos temblaron sobre sus rodillas nerviosas y una incómoda sudoración se hizo presente en cuanto la vio, ella camino hasta la recepcionista quien la recibió con una sonrisa amable, los labios rojos de ella dijeron palabras que el no escucho, la recepcionista la guio a través del restaurante.
 


 

Sus ojos verdes se encontraron con el azul de los suyos su corazón le flaqueo y su cuerpo pasó por una sofocante falta de oxígeno cuando está le sonrió.
 


 

Su mente viajo a aquella mañana que se vio pacífica con su belleza enfundada en ese delicado vestido blanco, su cabello rojo fuego que caía como cascadas sobre sus hombros salpicados de pecas, a su mirada alegre y a las sonrisas que le dedico a él; cuando su mente volvió a la realidad se encontró con ella parada frente suyo con expresión divertida y con tono juguetón preguntó.
 


 

-te comió la lengua el gato, Tom? - rei mientras me paraba. Corrí la silla para ella.
 


 

-no - cuando ella se sentó me acerque a su oído y hable- es solo que su belleza es demasiada, me encandilo- ella soltó su suspiro incrédulo.
 


 

-que es esto? - preguntó ella - estas coqueteando conmigo, atractivo señor. Ya sabía yo que algo tramabas cuando vi en donde me habías citado - reímos.
 


 

-no tramo nada- dije con tono inocente - además no creo ser tan viejo para ser un señor, señora- agregué. Ella jadeo divertida.
 


 

-fingire que no me llamaste vieja indirectamente porque tu pagaras la cena pero ¡que descortés! Debería decirle a tu madre que te eduque mejor, niño.
 


 

-no soy un niño.
 


 

- ah si- dijo a lo que asentí - Y quien te va a creer?- dijo apoyandose en la mesa acercándose más a mí. 
 


 

-no crees en mis palabras? - ella se relamio los labios y negó - no es necesario que las creas pero deberías en mis actos - ella entrecerro los ojos.
 


 

-que actos?.
 


 

-los que soy capaz de hacer para demostrarle que - hice una pausa y me apoye en la mesa al igual que ella - yo no soy un niño - dije arrastrando las palabras. Ella rio nerviosa.
 


 

Ambos estaban muy cerca del otro, tanto que sentí nuestros alientos mezclándose. 
Antes me sentí valiente pero la adrenalina estaba pasando y comenzó a ponerme nervioso, La sudoración volvió haciendo sintiera acalorado y yo no era el único ya que sus mejillas se volvieron rosadas y podía ver un lijero brillo en su cuello osea que ella también estaba sudando volví a sus ojos y por un instante estos brillaron como si alguien hubiera encendido fuego en ellos; el aire volvió a dejar mis pulmones, tomé valor y decidí cortar el silencio. 
 


 

-El arte - dije de repente - el arte queda banal e insignificante si lo comparó con tus ojos, Ilena, porque no creo haber visto algo más hermosos en el mundo que estos - ella siguió mirandome a los ojos y se inclino más haciendo que nuestras narices casi se tocarán, inconscientemente yo también yo también lo hice 
 


 

ILENA 
 


 

Mamihlapinatapai: Una mirada entre dos personas, donde cada uno espera que la otra comience una acción, que ambas desean, pero que ninguna se atreve a iniciar. 
 


 

No había palabra mejor para describir esta situación, su corazón latía frenético y su cuerpo desprendía sus feromonas invitándome a tomarlo; la voluntad me temblaba y la razón desapareció cuando el acarició mi mano con suavidad pero cuando decidí cortar por completo la distancia el mesero decidió que era buen momento para tomarnos la orden. Nos separamos rápidamente como si nos hubiera descubierto robando. 
 


 

-están listo para ordenar - pregunto esa despreciable persona. 
 


 

-ehh, no - respondió rápidamente mi mate - pediremos solo las bebidas por ahora, te parece bien? - me pregunto a lo que asentí - vino? - me volvió a preguntar a lo que volví a asentir. 
 


 

-en un momento - dijo la rata sucia y puerca antes de irse 
 


 

Me recosté en la silla, eche para atrás mi cabello dejando a la vista mis hombros, me abanique el rostro con la mano mientras soltaba un suspiro de exasperación, volví a mirarlo y este tenía la mirada perdida en algún punto de mi hombro En algun momentos de mi mirada y bajo la mirada a sus manos. 
 


 

-me gustan tus pecas - dijo con la mirada todavía en sus manos- lo siento, me pasa de la raya, yo... Lo siento - suspiré y me obligue a borrar todos los pensamientos asesinos de mi mente, sonreí cuando el levantó la mirada.
 


 

-nadie te esta regañando, Tom- dije sonriendo - quita esa cara de cachorro, niño - el volvió a sonreír - a mi me gusta el lunar que tienes de Baja del labio, hace que resalte tu bella sonrisa- el sonrió tímidamente. (también me gusta tu) pensé. 
 


 

-deberíamos mirar el menú antes de que vuelva-solté un gruñido de desagrado. 
 


 

-si, deberíamos- mire el menú detenidamente, leyendo los ingredientes y los precios. Minutos después ya nos habían servido el vino y tomado la orden - hay una linda vista desde aquí - dije refiriéndome al enorme ventanal a nuestro lado. 
 


 

-si que la hay, desde aquí puedo ver disimuladamente a una mujer realmente atractiva. 
 


 

- ¿Que? ¿Quién? - pregunté rápidamente. 
 


 

-ahí mira - dijo apuntando decimulada mente el vidrio del ventanal seguí su debo rápidamente, una risa se escapo de mi en cuanto vi a quien apuntaba. 
 


 

-eres realmente muy coqueto, cierto? - dije divertida. 
 

-lo soy también soy muy atractivo- dijo con tono burlon. 
 




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