Los deseos de la luna

28


ILENA 


Los días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, tanto así que el frío del invierno iba quedando atrás y mientras más los días pasaban la Alpha se llenaba de preocupación por la proximidad de su celo.

¿El inhibidor funcionaria? ¿Luna y Ella podría volver a pasar por esa situación? Bels la había tranquilizado en más de una ocasión diciéndole que ella estaría a su lado ni bien diera señales de entrar en sus días de calor.

Como casi todos los días ella estaba recostada en el pecho de su mate mientras veían una película en el sofá.

A pesar de lo ocurrido su relación con el rubio no había cambiado demasiado, pero era cierto que más de una los habían atrapado sonrojados y sudorosos, más no habían pasado de besos y toqueteos.

Tom acariciaba la piel de su hombro con una mano mientras que con la otra llevaba  palomitas a si boca, luna ronroneaba en su interior gustosa, y ella se dedicó a pensar en lo mucho que le encantaría congelar el tiempo justo así, un largo bostezo salió de los labios de su mate y se acomodó para mirarlo.

—deberíamos acostarnos. —el rubio que se había metido unas cuantas palomitas a la boca se atragantó con estas.

—que? —pregunto en medio de la tos, le di unas palmadas en la espalda para que se le pasara.

— a dormir, que si quieres ir a dormir, que ideas te haces en la mente, eh, niño.

—no me hice ideas de nada —dijo ofendido, arqueé las cejas, incrédula.

—si, seguro —dije en tono burlón —vamos.

—voy —dijo, apago la TV y me siguió por las escaleras.

Entramos a su habitación, él se dirigió a su armario, me lanzó una remera y un short, salí de la habitación en dirección al baño para poder cambiarme.

Acerque la tela de la remera a mi nariz, el suavizante de ropa que usaba olía maravillosamente bien.

Me quité él sostén y me puse la ropa, la cual me quedaba ancha y me hacía sentir como si no trajese nada. 

Tom ya me esperaba en la cama, al verme entrar se acomodó y abrió sus brazos para que yo me acomodara entre ellos, me acosté a su lado y lo rodee con mis brazos al igual que él hizo. Nos quedamos hablando hasta las tantas de la noche hasta que nos quedamos rendidos ante el cansancio. Cuando abrí los ojos la luz del sol ya se colaba por la ventana, estaba sola en la cama, me pregunte a donde podría haber ido mi mate.

Dejándome guiar por el sonido, me levanté, salí de la habitación y camine hasta la cocina. Tom estaba sentado en el desayunador riendo a carcajadas con lesath, syrma quien al parecer estaba preparando el desayuno fue el primero en percatarse de mi llegada.

—buenos días, Lena —dijo con una sonrisa.

—buenos días —salude —a que hora llegaron? —pregunte.

—hace no mucho —respondió Lesath.

—dormiste bien?

—sí, no necesitas ayuda, syr? — pregunté.

—sí, creí que nadie preguntaría —dijo haciendo mala cara a los chicos quienes sonrieron avergonzados.

Me puse un delantal y me dispuse a ayudar al castaño. Un cómodo silencio se instaló entre el omega y yo mientras que Tom y Lesath conversaban animadamente.

—escuche que hay una fiesta la primera luna llena de primavera que se celebra en el bosque. —Syr y yo intercambiamos miradas, no lo vimos, pero sabíamos que lesath también nos había dirigido una mirada nerviosa —es una atracción turística del pueblo, cierto?, deberíamos ir, no creen?

La primera luna llena de primavera, era un rito tradicional entre los lobos en homenaje a la luna y era justo tres meses de su primer celo, lo que significaba que daría inicio a mi último celo del año.

llena sabía que era la manada del risco la anfitriona una vez más de esta celebración, como era un homenaje a la abundancia y la fertilidad estaban obligados a disponer de tanta bebida y comida como para alimentar a un país y de invitar a toda gente la gente que se le pusiera en frente (especialmente solteros) así de esa manera aumentaban las posibilidades que las almas gemelas se encontrarán ahí. Los del risco al igual que mi antigua manada no rechazaban el mestizaje (excepto si es mezclarse con la raza vampírica) por lo que muy seguramente no solo habría humanos y hombres lobos; así que las razas mágica se tendrían que andar con mucho cuidado, después de todo a nadie le apetecía meterse en problemas con los centinelas del congreso.

—tal vez —dije rompiendo el silencio —no suele ser la gran cosa la verdad, no lo sé, tendríamos que ver —dije con tono indeciso tratando de no alargar demasiado ese tema.

—yo diría que si lo es, tú y yo tuvimos grandes cosas en esas celebraciones.

—cállate luna, no podemos vagabundear por ahí especialmente en esos días.
 




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