Los deseos de la luna

29

 
TOM

El noto un ligero cambio de actitud en la pelirroja, ella era un constante manojo de nervios, su mi mirada verde se movía en todas direcciones cada ves que la veía como si se sintiera observad.

Se pregunto si ya no se sentía cómoda con sus interacciones, tal vez su relación había avanzado muy rápido para el gusto de ella, es decir un día eran mejores amigos y al siguiente lo que sea que fueran ahora.

Ellos se conocían ya hace casi medio año, pero el supo desde el primer día que algo le pasaba con ella, no sabia muy bien que era, pero sabia que la necesitaba, había una conexión entre ellos que no podía explicar con palabra, Fue por eso que el se había dejado llevar cuando ella lo beso. A lo mejor ella se sentía confundida, después de todo era ella quien daba los primeros pasos siempre.

Se lanzo a la cama, se dedico a contemplar el techo, se coloco los auriculares, necesitaba distraer su mente un momento, aun era muy joven para tener tantos sentimientos. Se acomodo mejor en la almohada.

La melodía se hizo presente, lenta y sensual, cerro los ojos y su mente se lleno de ese rojo intenso, negó con una sonrisa en los labios. se concentro en la letra.

¿ por que describía tan bien su situación?  

Tamborileo con los dedos sobre su abdomen, la musica cambio y no pudo evitar murmurar la letra, se imagino cantándola sobre sus labios, un calor le lleno el pecho, la musica volvió a cambiar, subió el volumen tan alto que ya no oía nada a su alrededor, de sus labios salieron las letras tal vez mas alto de lo que el quería, pero que mas daba.

Su sonrisa, su olor, la textura de su piel y esos colores brillantes en ella. Un suspiro salió de su boca y su corazon se acelero con solo pensarla.

se paro de un salto de la cama, iría a verla y en cuanto la viera le saltaría a los labios. Que importaba el resto? 

 
ILENA 


Su vista se mantenía en la pantalla de su portátil, Syrma sentado frente suyo miraba a la nada mientras sorbía ruidosamente una taza de café, Lesath por su parte se había ofrecido a preparar la cena, sus habilidades culinarias no eran destacables y muy de vez en cuando un fuerte tash sonaba en la cocina producto del golpe del cuchillo contra la pica carne al Lesath fallar un corte.

Suspiré mientras masajeaba mi cien con los dedos, dos pares de ojos se posaron sobre mi, levante la mirada, syr aparto la suya y se llevó la taza a la boca, pero Lesath mantuvo la suya.

—sabes Lena, creo que simplemente deberías decírselo— Syrma tocio y volteo a verlo sin dar crédito a lo que había oído, me cruce de brazos y adopte una posición más recta en mi silla.

—¿que pretendes que le diga, les?

—lo que eres y que es el de ti.

—eres un genio, sabes, deberían darte un premio— intervino Syrma

—pero se ve que él te ama, Lena— respondió menos seguro de su posición. Una presión en el pecho se instaló en mí al escucharlo.

—eso no puedes saberlo— suspiré — escucha, Les — dije con tono maternal —no es tan simple como parece, tienes que recordar que él es un humano, toda su vida la vivió creyendo que nosotros somos solo un mito o ficción. ¿Recuerdas como nos conocimos? Recuerdas como fue el primer encuentro de Tom con nuestra especie? Como piensas que reaccionaria si le dijera que soy parte de ellos también siendo que uno de nosotros trato de matarlo.

Unos golpes en la puerta me distrajeron de seguir con mi discurso, golpes rítmicos formando una melodía, melodía que reconocí de inmediato. Me levante de la silla y camine hasta la puerta, parada en el porche de mi casa me esperaba una mujer morena, su sonrisa afilada decoraba su rostro y a diferencia de la última una mata de pelo negro y enrulado caía por sus hombros sin rastros de sus característicos cascabeles.

—hola roja 

—Bels —dije con sorpresa —no te esperábamos hasta la próxima semana.

—lo sé, pero quería ver como estaba todo —se metió a la casa sin esperar invitación, cerré la puerta detrás de mí y la seguí a la cocina.

Al verla Syrma se levantó de un salto y corrió hasta ella para abrazarla, Lesath por su parte asintió en forma de saludo con una mueca de desagrado marcada en su rostro, la morena le respondió con una sonrisa falsa, era evidente que ninguno de los dos soportaba la presencia del otro. Sonreí al recordar que era de esa manera que mi relación con la morena empezó, sabía que en algún momento esos dos sentirían un gran aprecio por el otro, igual al afecto que ella y yo nos teníamos ahora.

Un olor a quemado llego a mi nariz y un segundo después la alarma contra incendios se activó, mi vista se movió hacia la olla que se incendiaba, les pego un salto y corrió hacia ella, en su desespero el echo agua a la olla que se prendió más, salto hacia atrás soltando un grito poco masculino, la tapa de la olla cruzo la cocina y fue a parar contra la cabeza del hombre.

-tapa la maldita olla por el amor de la luna — dijo la morena.

—deja de golpearme —grito les, tratando de sostener la tapa que seguía chocando contra su cabeza una y otra vez. La morena contempla la escena con extrema diversión. —creo que deberíamos pedir —dijo al controlar el pequeño incendio.

—si —dijo Syrma que baja de un taburete luego de haber desactivado la alarma contra incendios.

Pasamos al living y nos sentamos en ronda. Unos minutos más tarde volvieron a llamar a la puerta.

—eso fue rápido — dije parándome. Antes de cruzar el umbral del living un olor a mente me llego a la nariz, apresure mi paso.

—hola — dijo ni bien abrí la puerta, antes de que pudiera responder ya me había tomado por la cintura y pegado a la pared del porche para besarme.

Le seguí el ritmo desesperado, sentí su respiración en mi rostro, su mano subió por mi cintura para tomarme el pelo y jalarlo para abrirse paso a mi cuello, dejando besos y mordidas en esa zona. Reuní fuerzas para no gemir, Luna en mi interior me rogaba por salir, pero sabía que si la dejaba salir terminaríamos por follar aquí en el porche.




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