Los deseos de la luna

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Los días habían pasado con rapidez, tanto que parecía escurrírsele de entre los dedos, había tenido esa sensación desde que había encontrado a Tom y el tiempo con el no parecía suficiente para contentarla.

Su relación con el rubio estaba mejor que nunca, ya que después de su confesión en el lago la relación había tenido un empujón inesperado y ambos estuvimos de acuerdo con empezar a hablar sobre la formalización de lo que teníamos.

Por otra parte, estaban los chicos, quienes se mostraban molestos el uno con el otro después de un susto de embarazo (cosa que no era de extrañarse, ya que ambos eran bastante apasionados y no podían mantener las manos quietas); aquella discusión había estallado por la ilusión del menor con ser padres y el rechazo de esa idea por parte del mayor. A pesar de todo, las cosas marchaban perfectamente, ya que desde mi punto de vista era eso lo que los llevaría a dejar mas de lado lo infantil de la relación y tomarla de una forma más adulta.

Las cosas en su vida iban tan bien que una espina de pesimismo se iba clavando en el cerebro de la mujer, su mente asimilo el sentimiento de paz con el que había sentido antes de descubrir lo que Dussel hacía. Ella se sentía observada y perseguida. Esos pensamientos invadían su cabeza en su vuelta a casa luego de lo que pareció ser una interminable jornada de trabajo.

—Ilena — suspiro, ahí estaba el real motivo de su paranoia.

—Miguel — dije sin ánimos y con intención de seguir con mi camino. Su mano se aferro a mi brazo y me pare en seco.

—¿cómo has estado?

—Al parecer tu no entiendes, ¿verdad? ¿Realmente no entiendes a mantenerte alejado, cierto? — dije con tono arisco. Una sonrisa fingida se formó en su cara, se acercó más a mi mientras apretaba mi brazo con toda su fuerza, pero eso ni siquiera llego a molestar.

—Sabes, me pregunto si ese lindo rubio con el que andas sabe acerca de tu pequeño secreto — dijo mientras se acercaba peligrosamente a mi cara — si yo me encontrara en tu posición seria mas amable — dijo susurrando a la vez que suavizaba su agarre y recorría mi brazo hasta llegar a mi nuca — recordemos los viejos tiempos lena — dijo con tono meloso mientras se acercaba a mis labios, voltee la cara haciendo que sus labios se encontraran con mi mejilla. Aparte su mano de mi cuerpo de un manotazo y una de mis manos se enredó en su cuello ahorcándolo.

—La próxima vez que te escuche mencionarlo voy a matarte tan dolorosamente que incluso sentirás dolor de muerto. No te lo repetiré otra vez, mantente alejado — lo aparte de mí de un golpe.

Tocio desesperadamente, pero incluso con los ojos llorosos levanto la cabeza y me sonrió macabramente. Todos los pelos de mi cuerpo se erizaron, entendí rápidamente que esa sonrisa significaba peligro y puso todos mis sentidos en alerta.

Ese hijo de puta tramaba algo y supe que eso era a lo que él llamaba conseguir lo que quería por las buenas.

Llegue a casa exaltada y con los nervios de punta. Cerré la puerta de un portazo y me precipité a mi habitación sin siquiera mirar a los chicos que habían asomado la cabeza desde la cocina al escuchar el golpe. Me encerré en el baño, me despoje de mi ropa con furia y me metí a la ducha sintiéndome sucia porque ese hombre me había tocado, talle mi piel con fuerza buscando eliminar todo rastro de el de mi cuerpo.

Bajé a la cocina una vez estuve mas calmada, los chicos me esperaban en la mesa, me miraron inquisitivos invitándome a hablar, un suspiro y mis ánimos se desplomaron por los suelos. Me desparramé en la silla empezando a pensar en lo que podría tener planeado ese hombre.

—quieres hablar? — pregunto Syrma.

—Tengo que decirle, lo antes posible.

—¿Esa urgencia tiene algo que ver con Miguel Matos? — pregunto Lesath. Otro suspiro salió de mi boca mientras asentía — si me lo pides puedo encargarme de él, tu solo tienes que ordenar Alpha — negué con la cabeza.

—Ese imbécil es la definición de marica, si lo provocamos podría ser peor.

—No hablaba de intimidarlo, Alpha.

—Entonces de que… No, ni pensarlo, nadie va a matar a nadie, simplemente le diré a Tom y tengo que hacerlo antes de que ese idiota suelte la sopa. Eso es lo único que ese tipo tiene en mi contra.

Lesath asintió y Syrma se levantó a servirme la cena dando por terminada la charla. le agradecí con la mirada cuando puso el plato frente a mí, devoré mi cena con prisa y luego me dirigí a mi habitación.

Me recosté en mi cama y mi mente se llenó sobre posibles escenarios sobre la reacción de mi mate al enterarse sobre mi naturaleza.

—Quisiera estrangularlo, supe que sería un dolor de culo en cuanto apareció— gruñí con hastío, maldije en mis adentro el momento en que pensé que sería una buena idea involucrarme con ese tipo.

Tome mi celular y marque el número de Tom ¨el numero con el que intenta comunicarse no se encuentra disponible o se encuentre fuera de servicio¨ Fruncí mi seño al apartar el teléfono de mi cara, volví a marcarle y volví a obtener el mismo resultado.

—que mierda — murmure para mí misma. Me levante de la cama de un salto, me cambie el pijama y me puse unas zapatillas.

Tome mi teléfono y Sali de mi habitación en dirección a la calle. Caminé con prisa hacia su casa, golpeé la puerta un par de veces y nada. Una presión se instaló en mi pecho y sin poder controlarme más deje que luna tomara el control; aspiro el aire a nuestro alrededor, avanzo con paso rápido sin decirme nada.




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