Los Dias Hasta Enamorarte

Capítulo 7


 


7.

Mi padre y yo estábamos en el aeropuerto despidiendo a los Harrison, después de lo de anoche no pude hablar mucho con Alan. Más que nada porque lo he estado evitando, tengo mil problemas en mi cabeza y todo se complicó aún más con ese beso, y lo peor de todo es que lo disfruté.

Los brazos de Ava me recibieron en un cálido y maternal abrazo. Aún no podía creer que ellos ya se iban.

—No dejes que tu papá queme la casa ¿Si?—.

—Yo me encargó—.

—Y Enot...

—¿Si?—.

—Cuídate cariño—. Deposito un beso en mi frente y vi como una lágrima cruzaba su mejilla, así que la volví a abrazar aún más fuerte.

—Lo haré—.

Ava fue hasta mi padre que estaba a unos cuantos pasa de nosotros conversando con Alan y su padre. Ellos querían darnos nuestro espacio para llorar, supongo más que todo por Ava, pero cuando Alex vio alejarse a su esposa él fue hasta mí.

—Te queremos lo sabes—. Dijo sonriendo al llegar a mi lado y metiendo su mano en el bolsillo de su pantalón de tela.

—También los quiero, y los extrañaré mucho—. Alex rodeo me rodeo con su brazo libre.

—Hay alguien que te va a extrañar más que nosotros Enot—. Señaló a su hijo y sonrió.

—Ya sé que le gustas—. Soltó Alex

—¡¿Cómo lo sabe?!—. Abrí los ojos exaltada.

—Lo note desde que tenía 8. A ti te ve de forma diferente Enot—.

Me abrazo fuerte y dejo un beso en la cabeza de la chica cuando vio que Alan se acercaba.

No sabía que decir cuando el chico llegó a su lado, estaba confundida y se notaba su incomodidad en el movimiento que hacía con sus manos, además del balanceo de un lado a otro junto con su cuerpo. Alan abrazo sin previo aviso, y yo le devolví el abrazo, luego ambos nos miraron a los ojos por unos cuantos segundos. Esperaba que el ambiente tenso se calmara, más solo empeoró.

El posó su mano en mi rostro ye dio un beso en la mejilla, aunque ambos sabíamos que nuestros labios ya eran conocidos, y lo único que quería era besarlo de nuevo. Pero ambos sabrían esperar.

—Hablaremos de esto cuando vuelta—.

Yo asentí.

Nuestras miradas incómodas fueron interrumpidas por la voz de alguna azafata que anunciaba que los pasajeros del vuelo 364 debían abordar. Ese era el vuelo de Alan, así que sus padres le llamaron porque era hora de irse.

Y podría jurar que algo dentro de ambos algo se quebró.

Nos miramos una última vez, ninguno quería despedirse, porque aquello dolía mucho. Así que no dijimos palabra alguna, y solo nos dimos un corto abrazo en silencio, seguido de Alan tomando sus maletas y comenzando a alejarse en dirección a dónde vi ir a sus padres.

Mientras en mi cabeza no cabía la idea de que está fuera la despedida. Vi en dirección a papá, a unos cuantos pasos de mí. Estaba buscando un tipo de consejo o señal, a lo que Jon solo asintió, tal parece que sabía exactamente lo que cruzaba en la cabeza de su hija.

Cuando lo note ya corría en dirección a Alan como nunca, en verdad odiaba los deportes.

(...)

Alan por su lado estaba a punto de llegar a la sala de abordado cuando lo jalaron de la camisa y lo hicieron voltear, se encontró con su linda y pequeña amiga, él solo sonrió como idiota y Enot lo tomo de la camisa llevándole hasta ella.

Y sus labios ya conocidos de unieron en otro beso lleno de pasión, ambas bocas sincronizaban con tan solo el tacto del otro como si estuvieran hechas la una para la otra y al unirse se formará una bella imagen.

Los padres de Alan se detuvieron a ver la linda escena entre su hijo y la hermosa chica que consideraban parte de la familia. Jon por su lado sonrió satisfecho, él siempre tuvo la razón "terminarán juntos" repitió lo que le dijo en varias ocasiones a su hija y hasta a sus amigos Ava y Alex.
Y también pensó que ahora Alan no podría dormir en su casa sin supervisión.

(...)

El camino a casa fue silencioso. Enot no se sentía bien, pero suponía que con el tiempo un poco del dolor pasaría, su padre por su lado no sabía cómo consolar a su hija conociéndole cualquier cosa que este dijera no podría hacer más que empeorar todo.

Cuando el tránsito a unas cuantas calles de su casa los detuvo, Jon decidió que era hora de hablar o su pequeña sufriría aún más.

—¿Si quieres? Puedo pedir permiso en el trabajo cariño—.

—No te preocupes papá. Estaré bien—. Ella sabía lo complicado que eso le resultaría a su padre.

—Enot. Estoy aquí y solo necesito que me digas que te hará sentir bien—. 
La chica tomó la mano de su padre y le sonrió.

—Puedes dejarme en casa y veré algunas películas. Por la noche hablaremos de esto—.

Jon le sonrió con dulzura a su hija. La amaba más que a su propia vida. No, la verdad que ella era toda su vida.

(...)

Pasaron alrededor de 15 minutos en el horrible tráfico, pero al fin estaban enfrente del edificio y la chica despidió a su padre con un beso en la mejilla y viendo alejarse en el Mercedes que su padre tanto amaba.

Cuando entro al edificio saludo amablemente a la chica del mostrador y fue hasta el ascensor, no era más que 2 pisos hasta su departamento así que no tardó en llegar.

Se recostó sobre el sofá de la sala y miro nostálgica la televisión apagada, extrañaría mucho a Alan, aunque estaba muy confundida en cuanto a él. Lo quería mucho, lo quería casi al igual que su padre, pero era un amor familiar, de esos que repartes a tus parientes o por lo menos a los más cercanos.

Alan no iba a cambiar que Enot no creyera en el amor, nadie podría. Eso nunca pasaría de ser solo una gran estupidez para la chica.
 




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