Los encuentros son el inicio de las despedidas

Capítulo 5 Tenemos que hablar

Concluidos los preparativos de mi discurso mental, observé a mi alrededor, reconociendo que el encuentro tendría lugar en el departamento de Patricia; me pareció bastante bien, así podría retirarme una vez que todo terminara y ella podría quedarse a salvo en casa.

Cuando el auto se detuvo, ambos salimos de éste y continuamos callados hasta llegar al departamento y cerrar la puerta para quedarnos en completa intimidad y ahora sí, descargar todas esas palabras que luchan en nuestros labios por ser pronunciadas. Primeramente, dejé que ella se desahogara, escuchando pacientemente pero no sin sostener su mirad en las ocasiones donde se me acusaba sin razón, después de voltear la situación a su favor.

-Gabriel, no es posible que continuemos así, se supone que vamos a pasar una vida juntos y no eres capaz de amoldarte a ello. ¡Te reúnes con mujeres como si estuvieras soltero, sin la menor consideración por mí, tu prometida! Incluso nos hemos visto poco recientemente y te has atrevido a levantarme la voz en más de una ocasión, tampoco me ayudas con la boda ¿hace cuánto quedamos de revisar los platillos que se servirán? Tu traje aún no está listo y para lo único sí tienes tiempo para desperdiciarlo con esa mujer y las tonterías a las que te arrastra. Antes eras tan sumiso y tranquilo, respondías con un sí, a todos mis deseos y podíamos convivir bien, ahora te empeñas en hacer tu voluntad ¿es que no quieres tener una relación conmigo? -concluyó en forma de tajante, colérica y nauseabunda, porque no encuentro otra forma de denominar las palabras que me había escupido. Su rostro estaba trastornado con gestos desagradables porque me observaba como si hubiera cometido el más alto de los crímenes.

-Es aquí donde necesito interrumpirte, Paty, y me vas a escuchar porque yo he prestado especial atención a cada sablazo que me has dado hasta ahora. -Respondí con un dolor intenso en el pecho y un nudo en la garganta que apenas me dejaba entablar una palabra, siendo necesario utilizar mis fuerzas en el contra ataque.

“Primero que nada es necesario que respetes a Andy y te refieras a ella por su nombre. Segundo y que te quede muy claro: conocí a Andy auténticamente por accidente y me he topado con ella por la calle algunas veces más, eso sólo puede significar que vive cerca, lo cual no tengo idea porque no suelo amonestar con su dirección, a las personas que topo en mi camino; también hago énfasis en que nos llevamos bien porque somos amigos gracias a que tiene un buen corazón y gusta de apoyar en el mismo lugar que, como te he dicho, es mi segundo hogar y al cual tú no te has dignado ir una vez más. Sí lo que pretendes es adjudicarme infidelidad, te respondo desde ahora que no he visto a ninguna otra mujer que no seas tú, y que por eso te pedí matrimonio, si tuviera ganas de conocer a alguien más ni siquiera me habría molestado en organizar este teatro que pretendes con la boda.

No he hecho nada más que aceptar todo lo que dices para evitarte molestias después de lo mucho que trabajas y el empeño que le ponías a la boda; sí, hablo en pasado porque hace meses que apenas y diriges tiempo a ello debido a que estás cansada o en algún viaje. Me haces sentir en segundo plano dentro de tu vida, como si tuviera que esperar paciente y tranquilamente a que llegarás con buenas intenciones a darme un poco de amor, así que en ese momento debo correr a tus brazos, hacer todo lo que me pides y estar de acuerdo siempre con tus ideas porque de lo contrario, te enfureces y comenzamos a discutir ¿realmente es necesario que el poco tiempo que estamos juntos, lo pasemos discutiendo?

Hay muchas cosas que paso por alto debido a que quiero estar contigo, como tolerar que hagas a un lado a mis seres queridos como mi tía, las niñas de la casa hogar y quién sabe si hasta mis padres no queden fuera de la boda. Debes recordar que no siempre se trata de ti, que, aunque sea indulgente tú también debes acoplarte a mí, esto es mutuo”. -En ese momento me senté en el sofá, deslizando las manos por mi agobiada cabeza, sin poder contener mis lágrimas, que fueron cuidadosamente secadas con las manos de Paty.

-Nunca protestaste por nada, pensé que todo iba bien así, pero a medida que pasaba el tiempo comencé a querer otras cosas y se complicó cuando iniciaste con esta rebeldía. -Me respondió con calma y cariño. -Yo te dije unas cuantas cosas, pero me soltaste todo un sermón, cuántos reproches más tienes preparadas para mí.

-No son reproches, son verdades que tuve que haberte dicho en su momento y que no hice.

Sabes que tu indiferencia lastima, entristeces mi corazón y humedeces mis mejillas. Me amas, pero no me correspondes realmente. Me la paso callando un sentimiento tras otro y cuando intento dejarlo salir… la verdad es que ya no puedo, mi boca se reúsa a abrirse y mis manos, a escribir. Prefiero guardar silencio y seguir demostrándote un amor devoto que extingue día a día porque se ha vuelto como una planta que es regada diariamente con migajas. -Concluí, esperando su respuesta, observando cómo sus ojos estaban fijos en el suelo, tal vez apenada o quizá maquinando su respuesta.

Observé largo rato a esta alta, inteligente y hermosa mujer. Pensando en que probablemente no tendríamos más futuro que este y entonces, tendría que tomar una decisión que me aplastaría el corazón.

-Gabriel, no sé qué es lo que quieres, yo soy así y no pretendo permitir que nadie cambie lo que soy, es todo lo que tengo que decir. -Dijo mirándome a los ojos, como preocupada de no saber qué decir exactamente, tomándome del hombro para abrazarme.

-Después de todo lo que acabo de expresarte ¿esa es tu respuesta? -dije dolido




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