Estoy en mi habitación viendo la ventana, esperando al que pronto iba a acabar con mi vida.
Tengo el corazón a mil por hora; he buscado cada posibilidad, cada detalle para escapar de el.
Pero siempre llega en ese auto oscuro chocando contra la puerta de mi casa intentando abrirla.
Han pasado 5 minutos y ya puedo ver las luces del auto desde el otro lado de la calle; solo era cuestión de tiempo que se estrellara.
Y en cuestión de un parpadeo ahí estaba entrando en mi casa...
Después de atravesar lo que quedaba de esa puerta fue caminando sigilosamente hacia mi habitación.
Su cara era completamente fría, sin ningún rastro de duda sobre matarme con ese cuchillo escondido en su chaqueta negra, creyendo que no lo vería.
-Vengo por ti-. Susurró.
Eso me paralizó por completo, más que el recuerdo de ese cuchillo frío atravesando mi corazón.
Esas palabras jamás las había dicho.
-¿Qué dijiste?-. Dije con pocas fuerzas, apenas y se escuchó el murmuro de mi voz.
Estoy sentaba en filo de la cama, así creyendo que me reconfortaría el sentir mi suave cama y mi almohada mientras moría desangrada.
-Seremos sentenciados a un juicio-. Dijo sentándose en el piso, bloqueando la puerta.
Tal vez sí lo golpeaba con algo podía lograr escapar de ahí. Pienso.
Me muevo lentamente tratando de que no se notara que estaba a punto de salir disparada hacia esa puerta y tratar de huir de el.
De pronto aparecieron miles de luces blancas alrededor de la habitación, eran como pequeñas luciérnagas.
Estaba muerta de miedo, más que el simple hecho de que sabía que iba a morir esa noche, porque a pesar de mi muerte; yo estaba preparada.
Pero esto era completamente nuevo.
De pronto esas pequeñas luciérnagas se convirtieron en grandes óvalos, hasta formar un cuerpo humano.
¿Será que por fin había encontrado la luz después de todo este infierno?
-Melissa-. Dijo una voz femenina.
-¿Qué es todo esto?-. Digo con un nudo en la garganta al chico que hace 5 minutos me iba a matar.
A pesar de eso no pude evitar querer que me abrazara, sentir de nuevo ese gran amor que tenia por el. Como cuando estaba viva.
-Han pasado 420 noches-. Dijo esa voz femenina escondida en esa nube blanca-. Es hora de tu juicio.
-¿Qué juicio?-. Pregunto.
-Es momento de que encuentres La Paz en tu alma, olvidar este tormento-. Me contesta.-. Te hemos dado la oportunidad de reencarnar.
No pude evitar estallar de llanto, por fin podía alejarme de todo este infierno.
Miré detenidamente al que era el amor de mi vida, estaba con esa misma mirada neutral; sin rastro de alguna expresión.
Pero en sus ojos sabía que él quería también dejar de hacer esto cada noche.
-¿Qué pasará con él?-. Pregunto señalándolo con miedo. Como si al ver que lo señalo saldría brincando a golpearme.-. ¿Qué pasará con John?
-John no está aquí realmente, solo es una pequeña parte de su alma que se quedó impregnada en ti. En esta habitación-. Dijo señalando todo este lugar.
No pude distinguir realmente sus facciones pero sentía que podía ser una mujer muy hermosa detrás esa blancura.
-¿Qué?-. Digo impresionada con tal noticia.-. ¿Cómo es posible que John no esté aquí realmente? ¿Sigue vivo?
-Sí, está vivo. Al haberte matado de una manera tan violenta creó tanta energía dentro de ti que lo único que haces es vivir una y otra vez el recuerdo de tu muerte.-. Contestó.
De pronto me abrumó la tristeza al escuchar esas palabras.
-Me arrebataron mi vida... Mis sueños-. Digo en un mar de lagrimas. No podía dejar de sufrir por todo aquello.-. Debí detenerlo, debí golpearlo más fuerte, no debí quedarme en casa ese día, no debí pelear con el... No debí conocerlo.
-Es por eso que te damos la oportunidad de volver a vivir... pero solo con una condición.
-¿Cuál?-. Digo limpiándome las lágrimas de mi cara.-. Haré lo que sea, solo regrésenme mi vida.
-Deberás ser un Custos
-¿Qué significa eso?
-Volverás a reencarnar, pero con tus recuerdos. Te daremos un don para protegerte a ti y para que proteges a tus seres queridos. Así no volverás a caer en los mismos engaños. A parte de otros que conocerás con el tiempo.
Me quedé pensando por mucho tiempo como sería volver a vivir sin saber que sufrí todo esto, pero me dejaba inquieta esas últimas palabras sobre darme un don.
"Para qué no vuelvas a caer en los mismos engaños"
-¿Qué significa eso? ¿Lo conoceré de nuevo?-. Le pregunto.
-Cada vez que un alma reencarna deberán pasar 420 noches, aquí en la nebulosa de Andromeda. Pero en la Tierra es una generación completa, aproximadamente más de 40 a 70 años.
Nuestras almas siempre estarán conectadas con lo que vivimos, pero en diferentes versiones.- Me contesta. -Por ejemplo tu madre puede ser tu mejor amiga esta vez. O tu abuela.
"Siempre vivirás cerca de tu entorno pasado hasta llegar a ser un Eterno. Que es lo que soy yo-. Me dice dando una pequeña reverencia.
Mi mente es un completo caos al saber tal información. ¿De verdad así funciona nuestro ciclo de vida? ¿Volver siempre al mismo lugar pero con pequeños cambios?
-Da ahí son los dejavú, cuando tienes la sensación de que ya habías pasado por algo exactamente igual.-. Me dice soltando una suave y corta risa.