Domingo en la madrugada
Julia soñaba un sueño no muy regular en ella.
Ella y Marcos se encontraban entre las paredes de una habitación encima de una cama. Con sus manos arruñaba la espalda y los brazos de Marcos.
Julia despertó incrédula a lo que había soñado. Tuvo deseos de orinar y se levantó al baño cuando regresó se acostó de nuevo pero en un rato sintió a alguien en su espalda inmediatamente ese alguien la abrazó y le tapó la boca girándola boca arriba. Julia se encontraba muy aterrada porque lo que vio no era lo que pensó sino algo peor; un demonio.
—¡No me hagas daño por favor!
El demonio sacó una soga y le amarró sus brazos. Ella gritaba pero sabía que era inútil Después de amarrarle sus brazos con un paño largo le tapó la boca para que no pudiera decir nada.
Al siguiente día Julia despertó y pensó que era un mal sueño ya que no estaba amarrada y tenía su pijama puesta.
Sólo dijo: «que mala pesadilla tuve»