Juicio Heroico

Todo comenzó cuando tenías 14 años, ¿recuerdas?

Aquel tipo pegándole a su mujer en plena vía publica. Nadie hacia nada, nadie intervenía, todos miraban y tú, con tu sentido superior de la justicia fuiste corriendo a romperle la cara con todas tus fuerzas.

Si, cayó en el suelo y si, dejo de golpear a la mujer, pero aun recuerdas la mirada de odio que le lanzo el tipo a la señora y todo el resentimiento que descargo ella en ti, te diste cuenta de que estaba condenada a recibir una paliza peor cuando llegue a casa.

Era inevitable, te recordaba a tu madre, ¿verdad? Tu abuela te había contado todo sobre la vida que llevaban antes de su muerte, pero tú ya lo sabias, lo habías vivido en primera persona.

Decidiste que querías eliminar esa plaga de la sociedad, pero para ello debías estudiar, conseguir un trabajo, ser alguien en la vida.

Fueron años duros estudiando leyes, fueron más duros buscando el trabajo perfecto para cumplir tus metas, pero lo lograste.

Ahora, pones todo tu esfuerzo para salvar a las mujeres de sus esposos brutales y maliciosos. Pero hay algo que te incomoda, más bien, te derrota.

Cada juicio ganado no trae ningún agradecimiento, algunas de las víctimas que rescatas te han escupido en la cara, otras rompen a llorar al ver a sus esposos ser encarcelados.

No te consuela ver a esos niños ser repartidos con otras familias como si fuera un botín. Tampoco te consuela que, al hacer seguimiento al caso, rara vez encuentras a la mujer en mejor estado que antes, incluso las has encontrado peor si no es que muertas.

No te preocupes, eres un buen abogado, siempre ganas tus casos así que, felicidades por tu nueva carrera.