Los Guardianes

Capítulo 4

Me quite el cinturón de seguridad y salí rápido del auto para ver los daños que ocasionados, a diferencia del mío el carro de adelante no tenía ni un rasguño. Bueno al menos no tan visible. Me di media vuelta, dándole la espalda a los autos y cerré los ojos. Esto no me podía estar pasando.

Esto solo me pasa a mí.

La persona que conducía se bajó a mirar lo mismo que estaba haciendo yo hace unos momentos, lo mire y me lleve una gran sorpresa. Era el primo de Andrea.

-Pero que… -se detuvo al verme.

-Lo siento –dije mientras lo veía quitarse las gafas oscuras que llevaba puestas, se veía hermoso-. Estaba un poco distraída y todo paso tan rápido.

Dios que bombón.

-Debería tener más cuidado señorita… ¿se encuentra usted bien?

-Te pagare los daños del auto.

Aunque a simple vista no es que los necesites.

-¿Se encuentra bien? –volvió a preguntar.

-Si pero… ¿y el auto?

-Por lo que veo, el mío está bien, pero del suyo no puedo decir lo mismo.

-Sí, ya lo vi –me coloque las manos en la cintura ya que no sabía dónde más ponerlas-. En serio lo siento, te pagare los daños ocasionados.

Bonita forma de comenzar el día. Primero el sueño y ahora el choque.

-Me llamo Alexander Beckham, soy el primo de Andrea –dijo extendiéndome su mano.

-Sí, te recuerdo -Cómo iba a olvidarme de él-. Soy Adriana Castañeda, la jefa de Andrea.

En el momento en que estrechamos nuestras manos, sentí una corriente que me circulaba por todo el cuerpo. Cuando separamos nuestras manos, no pude evitar mirarme la mano disimuladamente. Me sentía extraña. El sonido de mi celular me saco de mis pensamientos, mire la pantalla y disculpándome con el conteste.

-Hola Sara ¿qué paso?

-Ha surgido un inconveniente y tienes que venir a la cafetería.

-¿Qué paso?

-Tu padre está aquí.

-¡Oh caramba! ¿Pero qué hace el allá? –dije asombrada.

-Me dijo que te necesitaba a ti y a mí, así que vente rápido.

-Ya voy para allá, pero llegare un poco tarde. Colgué.

Me coloque ambas manos en la cara, pensando que podría ser eso que tenía que decirnos mi padre. Pero tenía que resolver primero el problema con los autos y después salir literalmente volando a la cafeteria. Suspire y recordé que no estaba sola, sentía que Alexander me estaba observando.

Que tienes contra mi destino… ¿tan mal te caigo?

 Cuando voltee hacia donde estaba el, me dijo que había llamado al servicio de tránsito para resolver el problema con los carros.

-¿Cómo cuanto se demorara el agente de tránsito en llegar? –pregunto.

-No sé. Estaba ansiosa.

Al poco rato llego un agente de tránsito en una motocicleta e hizo un croquis del accidente, como resultado final a mí me tocaba pagar los daños ocasionados, cosa que ya sabía. Se llamó a una grúa, que no tardó en llegar y llevarse mi auto.

-¿Puedo ayudarte en algo? ¿Necesitas que te lleve a algún lado? –dijo interrumpiendo mis pensamientos.

-Gracias pero no quiero molestarte más de lo que ya hice –dije mirando mi carro.

Mi pobre Lucí, mira como quedaste, pareces acordeón.

-Por mí no hay problema, si necesitas mi ayuda, yo te la ofrezco.

Pensé mis opciones por un corto tiempo, la incertidumbre me carcomía en la mente.

-Está bien, necesito llegar a mi lugar de trabajo.

Me subí junto con Alexander en su auto y arrancamos. Su auto era un cayman s de color gris humo y por como quedo casi intacto, supuse que era blindado. Además también note que era nuevo, podría tener alrededor de una semana o días de comprado. 

¡Genial acabo de chocar con un auto nuevo y blindado! El daño me saldrá bien caro, pobre de mi bolsillo, llorara como por un mes.

Durante una parte del trayecto, no pude evitar quedarme en mis pensamientos, pensaba en eso que mi padre tenía que decirnos, sabía que él no se presentaba en mi trabajo a no ser que fuera por algo de suma importancia, miraba por la ventana sin prestar atención al exterior. La voz de Alexander me saco otra vez de mis pensamientos.

-¿Cómo le va a Andrea en el trabajo?

-Bien, es muy buena en su trabajo.

Se quedó callado un momento, después me miro y dijo.

-Así que ¿sueles chocar con los autos? –tenía una media sonrisa.

-No, la verdad no me había pasado jamás -dije tratando de ocultar la sonrisa de mis labios.

-Para todo hay una primera vez.

El auto se detuvo y volví a mi realidad. Ya habíamos llegado.

-Gracias por traerme, hoy he sido una gran molestia para ti.



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En el texto hay: amor, odio, peleas y accion

Editado: 22.11.2020

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