Los gunnes y sus relatos de espanto y miedo

Hacer vino, para el señor Jerack

Los catadores de vino son especiales en muchos aspectos. Hay bodegas antiguas que mantienes cosechas de muchos años atrás. Algunos mantienes el jugoso brillo de su sabor. Se dice que en una de las tierras perdidas de Europa del este. Aquellos demonios de la noche han hecho de la bebida un néctar especial. Bebiendo del liquido viscoso que drenan de los cuerpos que mutilan. El conde Jerack, un acaudalado hombre de negocios, lo hacía con gusto. Con sus víctimas compradas aferradas al suelo recibían desde el interior de una gran olla del tamaño de una casa el golpe atroz de una suerte de yunque redondo que encajaba justamente en las medidas de ese sitio siniestro que transforma a los humanos en puro jugo, con algunos retazos. Y así haciendo explotar los cuerpos de las víctimas, desde un orificio escapa el destacado brebaje que se coleccionaba, entre los señores feudales. Vasallos sobraban para tal requisito. -

  • ¡¡Éste vino sale muy bien!! – Dijo un barón de la nobleza. -




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