Los Gunnes. ¿Qué ocurre?
Los Gunnes. ¿Qué ocurre?
- ¿Los platos están rotos?
- Estaban dentro del modular y la gaveta está cerrada – Dije
- ¿No tendremos visitas?
- ¿Un ladrón? – Ambas mujeres tomaron un cuchillo cada una.
- Voy a revisar arriba en el piso de las habitaciones – Comenté. No temía para nada a quien irrumpiera mis actividades, y Rebe tampoco. Ella verificó todo de punta a punta –
Fui de cuarto en cuarto, y no ocurrió nada. Aunque si, ocurrió luego de que entrase a nuestra habitación. Ambas puertas de un placad se abrían y cerraban. Fui directamente a ella, con cuidado, caminando paso a paso sin generar sonido. Las puertas continuaban aquel proceso. No quería generar sonido alguno para no darme a presentar ante quien fue que estuviera allí. Extendí mi brazo y luego mi mano con cuidado. Me iba acercando a fin de tocar el mueble. Una y otra vez. Una y otra vez. Respiré hondo y me lancé con el cuchillo contra la abertura. La puertas en ese instante se detuvieron, y quedaron se abiertas. Las abrí del todo.
- ¡¡Ahhh!! – Grité como si estuvieran atándome.
Un aire fétido pasó sobre mí al otro lado. Era como si cruzase una imagen extraña sobre mi persona con un rostro macabro, y en un parpadeo desapareció al instante en un parpadeo de ojos. Me sentía extraña. Y un frío invadió todo mi sistema.
Rebe vino de inmediato, ni bien escuchó el grito
- ¡¡Belle!! – Subió las escaleras agitada ella -¡¡Belle!! ¿Qué ocurrió?
Yo estaba exhorta en mis lenes, discerniendo lo que acababa de ocurrir.
- ¡¿No lo sé?! - Fue todo tan repentino.
- ¡¡Ufff!! ¡Hace un frio en tu habitación! -- Comenta Rebe - ¿Eyyy? ¿Belle?
- ¡Ay! ¡Perdón!
- ¿Te encuentras bien?
- Si, es que no comprendí lo que ocurrió
- ¡¡Uhhh!! – Genera un sonido – ¡¡¿Fantasmasss?!!
- ¡¡Cierra la boca!! ¡¡No es gracioso!!
- Es una broma..
- Las puertas se cerraban y abrían. El toc toc de las noches. – Me dije. –
- ¿Oye? - Pregunta Rebe
- Regresemos al sótano
- ¿¡Sí!, pero. ¿Y lo otro?
- Se encuentra allí, en la cueva.
- ¿Te refieres a ese lugar aledaño al sótano?
Asentí.
- Debemos utilizarlo.
- No lo creo muy factible. Veremos con los otros estudios. Vamos así podemos limpiar todo y esconder los elementos en la otra habitación.
- Tu marido conoce muy poco de esta casa
- No es mi marido, es mi pareja – Le dije, y pensé que también conocía muy poco de ella, y Lucius sabía bien.
Tome unas muestras de en los pastizales quemados. El hedor era tal que los Peels fueron alejándose. Halle, en un recoveco adentrándome entre las piedras de esos monolitos, o lo que se asemejaba a ello, una piedra de un color violeta. No era un mineral, aunque si veía bastante bella. Al tocarla presentí un calor inexplicable.
- Doctor. Sería mejor irnos a la casa
- Si, les pido disculpas – Expresé y guardé la roca en mi bolsillo. Luego tomé unas fotos de todo el perímetro. Me interesaba saber que estaba ocurriendo aquí. – Sería precioso un desastre artificial de esos que se componen de ritos y magias de nigromantes con el dolor de algunos humanos incinerándose. Es placentero. Me dije y ladee la cabeza negativamente.
- - Vamos..tu lo quieres
- Si lo quieres – Comenzaron las voces en mi cabeza de monstruos que deseaban apoderarse de mí - ¡¡Esto va de mal en peor!! – Me dije con explicación
- Tú, eres parte de nosotros, y nosotros parte de ti Lucius. Solo con una mirada podrás divertirte a lo grande. Una mirada y un hacha en tu mano derecha.
- ¡¡¡Bastaaa!!! – Me agarré la cabeza con las dos manos negando
- ¿Se encuentra bien doctor? – Me sonreía Armando Peels
- ¿Doctor? – Dijo su mujer
- ¡Sí!, ¡perdón!
Un policía estaba adentrándose en el terreno y me hizo un gesto de que debía salir de aquí.
- Usted no puede estar aquí.
El policía no comprendía bien la situación, y nos observaba de forma extraña. Sobre todo a mí persona, como sino entendiera lo que estaba haciendo.