Los gunnes y sus relatos de espanto y miedo

Cuentos de muñecos y prácticas médicas.

Cuentos de muñecos y prácticas médicas.

Vuelve todo a su estado normal

Muchos han querido experimentar en crear nuevas especies. Darles vida. Sogmund. Ayudante del hospital del hospicio y especialista en neurosis le interesaba el estudio exhaustivo del cerebro y sus ramificaciones. Muchos de los pacientes irrecuperables pasaban por sus manos y luego desechados. Todo en nombre de la ciencia y su futuro. Recibió la expulsión, luego de hacer pública una operación fallida. Fue así cuando delante de todos y sin anestesia abrió el cráneo del paciente y comenzó a colocar cables. Aquel moría de dolor.

  • ¿No le pondrá anestesia?
  • Observen como sus sentidos se agudizan manifestó.

El paciente estaba clínicamente muerto. Y los electros y envíos sanguíneos recuperaban aquellas células.

Para maravilla de todos abrió los ojos. Y su capacidad era maravillosa. Solo por un punto en especial. Su estado era el de un loco asesino. Al incorporarse no tardó en tomar un escalpelo y cortar el cuello de uno de los médicos. El pánico se apoderó del sitio. Su fuerza había aumentado. El doctor se alejó por seguridad. Pronto empezó a sentir el dolor del cráneo descubierto. Su cerebro enviaba ondas de choque y gritaba. Otro se acercó y aquel le arrancó de una mordida parte de la piel del cuello dejando escupir un lago de sangre. No podían detener a un maniaco que concluyó su vida al cortarse el mismo, clavándose el cuchillo en su cabeza.

El doctor fue expulsado. Aunque en un pueblo perdido hay alguien que devuelve todo a su estado normal, pero con algunas fallas.

Muñecos y muñecas. -

Los objetos suelen causarnos una suerte de miedo por el solo hecho de verlos. La sola idea de alguien observándonos, nos traslada a una serie de trastornos psicológicos en los cuales recreamos vida en aquel. El clásico ejemplo es el de las muñecas y muñecos de todo tipo. Aunque a veces ese trastorno puede volverse una cruda realidad.

Un sitio repleto de muñecos

En la casa de los Parker. Berenice, creadora de muñecas de porcelana y goma completa unos de sus trabajos tranquilamente. Lo hace por hobby y solo permite que los vean como un museo. Ella es una agradable señora. Dicen que ellos son un vivo retrato de lo que las personas gusten. Es la mejor en su estilo y nadie sabe cómo? Han querido comprar su secreto, sin embargo no lo ha vendido a nadie. Es un tesoro que se irá con ella. Claro que muchos empresarios de envergadura han querido adueñarse sin éxito, por lo que actuaron de forma coercitiva.

Un grupo de maleantes usurpó su casa en la madrugada de un día cualquiera. Ingresaron por la puerta trasera.

  • Es por aquí – Dijo uno de ellos
  • No por el otro cuarto.
  • Dividámonos – Expresó un tercero

Cada uno fue a un sector correspondiente. El plan tan simple como obtener los secretos de aquellas preciosidades que darán una gran cantidad de dinero.

Uno de los cuartos estaba vacío

  • Aquí no hay nada. – Dijo y algo se movía. Al resbalar cayó al suelo. Aquel se resentía del golpe. Había aceite, o grasa. Y un fuerte golpe en su cabeza quebró su cráneo. Detrás de sí. Unos pequeños ojos que se reían.

Los demás ladrones despertaron, mientras la cabeza de compañero estaba colgada en un gancho junto a otras partes.

  • ¡Qué lástima! Era ideal para crear un buen rostro. No se muevan, no quiero que la piel se resienta. – Dijo Berenice
  • Ahhh!!!
  • Ahhhhhh!!!

Era un dolor insufrible. Los muñecos están moldeados y necesitan, ojos y piel humana. Había un secreto más aterrador. De alguna manera les daba vida.

Fueron cortando la piel de cada uno hasta solo quedar las terminaciones nerviosas.

  • ¡¡Eso no sirve!! Pueden jugar con ellos – Dijo

Las muñecas se lanzaron cortando cada parte de esos dos que agonizaban lentamente.

Tres nuevos muñecos listos para su colección. Como siempre no están a la venta. Y algunos son una viva imagen de un ser vivo pero en miniatura.

El muñeco Daniel

Al muñeco Daniel no le gustaba la fama se del olvido en el baúl polvoriento de los Alan.

Nadie entiende pero Daniel ha sido comenta Claribel, mientras la policía la lleva esposada. Toda la familia en pedazos guardados muy detalladamente.

Elena había sido la primera al abrir el baúl depositado de la familia. Fue solo curiosidad. Algunos papeles, y Daniel que la observaba muy lentamente. Sus ojos estaban clavados en ella. Fue a la cocina por un refrigerio. Presintió el ruido tímido. Era el grifo del agua abierto, y rebalsando patinó con un suelo frio. En el piso cerró sus ojos y al abrirlos el cuchillo certero en la frente le marco el corte perfecto. Anthony estaba en el pasillo, y presintió el ruido. En la cocina no había más que el horno prendido. Se acercó y un olor a gas lo incomodó. La tapa estaba abierta. Su cabeza en medio de ese hoyo oscuro no volvió a ser la misma. Pasaron unas horas, y por las escaleras rodaba una bolsa hasta el living. El padre de los Alan estaba sentado en su sillón. Al verla se levantó y la tomó. Con asombro podía notar el pánico de su hijo que lo miraba Anthony. Corriendo al primer piso fue a la habitación vacía. Y luego la de su esposa que parecía dormida cuando pudo notar que sus ojos estaban en un vaso con agua junto a algunos dientes. Claribel llega a la casa casi amaneciendo, su padre se acercó a las escaleras y antes de poder decir algo, una cuchilla atraviesa el pecho. El grito de Claribel fue acorde a la sonrisa de Daniel. Ella se desmayó. Al otro día un anónimo dio aviso de un pleito familiar. Y esa es la historia que informó la mujer.

El psicólogo se retira. Claribel tiene problemas psiquiátricos y asesinó a toda la familia. Ella habla con otros seres y demás. Por las noches dice que Daniel la observa desde una ventana a las afueras queriendo entrar, y liquidarla hasta ser sedada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.