Los herederos: El príncipe de sangre

Capítulo 8: Él chico del lago

Lo último que Chen-Kum vio fue a Zhao-Li bajarse y sentir una mano agarrarle la cintura y después cayó desmayado.

El aire era fresco, el cielo azul y el agua del río sonaba con las piedras que traía. Los árboles bailaban al ritmo del aire; si este iba a la izquierda, ellos iban con él, y si iba a la derecha, iban con él. Chen-Kum se encontraba en el suelo acostado; lo único que tenía bajo él era una manta blanca que no era una manta, sino una bata interior.

—Ya despertaste —escuchó una voz gruesa y dulce. Chen-Kum solo miraba el cielo y escuchaba el agua escurrir de esta persona.

—¿Por qué me secuestraste? —dijo Chen-Kum, aún tirado en el suelo.

—No te secuestré, te salvé —respondió el chico, el cual se encontraba en el agua.

—En serio. —Chen-Kum se levantó y rápidamente se cubrió los ojos. El chico que le hablaba se encontraba desnudo, sin ropa interior y con los pies en el agua. —¿Por qué estás desnudo?

—Aproveché que te dormiste para darme un ligero baño. Pásame mi ropa interior —dijo el chico.

—¿No sé dónde está? Y además no soy tu empleado.

—Estás acostado en ella —dijo el chico con una sonrisa.

—Oh, por Dios. —Chen-Kum se levantó y tiró la ropa así a donde el chico, todo con los ojos cerrados.

—Ya puedes ver —dijo el chico con una sonrisa.

—¿Quién eres? —preguntó Chen-Kum aun sin verlo.

—Soy un simple plebeyo —respondió este.

Chen-Kum abrió los ojos y lo miró el chico. Este ya estaba vestido con una túnica de color negro y su ropa era gris. Su cabello era largo y estaba mojado, pero aun así se podía ver el color amarillo oro. Sus ojos azules resaltaban con el agua, la cual se miraba clara y reflejaba el cielo, dando un color azul. El chico tenía una sonrisa cautivadora y era extrañamente hermoso. Su aura era divertida, no como la de Zhao-Li, que era un aura enojada. "¿Por qué me secuestró un simple plebeyo?", se dijo Chen-Kum.

—Bueno, aunque por tu mirada creo que quieres saber mi nombre —dijo el chico sonriendo de oreja a oreja.

—Sí —dijo Chen-Kum, sonrojado ante tal escultura—. ''¿Por qué todos aquí son guapos?'', eso pensaba Chen-Kum en ese momento; todos parecían esculturas talladas por las manos del dios de la belleza.

—Wen-Bo, ese es mi nombre —dijo el chico—. ¿Y tú?

–Chen-Kum– respondió.

—Lindo traje, por cierto.

Chen-Kum no podía creerlo, porque andaba con este traje. ¿Acaso era un sueño donde pasaría vergüenza? Solo faltaba que se le cayera la ropa. ¿Y por qué soñó con un hombre desnudo? No estaba entendiendo nada. —Gracias.

—Atractivo, tus osos, dime, ¿es de oso real?

—No —y no sabía por qué todos pensaban que era de oso real; tan macho se miraba para ser un cazador.

—Me lo imagino; con esas manos de fideos no matas ni una mosca.

Bueno, por lo menos alguien no pensaba igual que todos. —¿Es un cumplido o no?

—Bueno, pero te preguntarás ¿De quién te salvé? —dijo Wen-Bo, cambiando de tema de repente.

—¿Me salvaste o secuestraste;? no creo que sea lo mismo —respondió Chen-Kum.

—Que no te secuestre, te salve del clan fantasma, bueno, de dos fantasmas inútiles.

—¿Perdón? —Al escuchar eso, Chen-Kum no podía creerlo.

—Clan, fantasma, ¿lo conoces? —volvió a decir Wen-Bo.

—No —respondió este.

—O sea, no conoces ni la historia de los cuatro fragmentos.

"Empiezo a dudar que esto no sea un sueño y debería haberlo hecho desde que casi me ahorca", se dijo Chen-Kum a sí mismo con tono de ironía y a la vez chiste. —Soy nuevo en esto, no conozco ninguna historia; lo único que sé es que todos están locos.

—Deja al mejor contarte qué pasó y por qué estamos locos —dijo Wen-Bo dando un tono de dramatismo al drama.

•__***__•

Por otro lado, el carruaje se encontraba a mitad del camino en una calle solitaria. Zhao-Li estaba en el suelo, el chofer estaba dormido sentado en el carruaje y había dos almas más en esa escena.

Los ojos del chofer se abrieron y lo primero que hizo fue buscar a Zhao-Li y despertarlo, el cual desenfundó su espada y apuntó a los otros dos seres que estaban ahí despertándose también.

—¿Dónde está el chico? —dijo Zhao-Li.

—No sé, no fuimos nosotros —respondió fríamente la chica llamada Guo-Lei.

—¿Y piensas que le creeré a los perros del valle? —respondió Zhao-Li.

—Cree, veníamos por él, pero no nos lo llevamos —dijo el chico que ya conocemos, Guo-Fen, hermano de Guo-Lei, los dos fantasmas que mandó nuestro querido líder.

Zhao-Li los miró y parecían no mentir; la chica lo miraba con miedo, parecía tener 17 o 18 años. —Váyanse y no busquen más al chico.

—No lo prometemos —dijo la chica con los ojos llenos de lágrimas.

—No quiero promesas, es una orden si no quieres que les corte la cabeza. —Con eso, Zhao-Li apartó la espada y rápidamente perdió de vista las dos almas que escaparon rápidamente; o por algo Guo-Fen era el fantasma invisible.

—Señor, ¿qué hará? —preguntó el chofer.

—Lo buscaré; ese chico está en problemas y no lo sabe. Vuelve a la residencia y quédate ahí —respondió Zhao-Li.

—Está seguro.

—Sí. —Con eso, Zhao-Li también fue perdido de vista con su energía; saltó por los aires y fue saltando de árbol en árbol el más cercano que encontrará en el camino.

•__***__•
Recordemos que el emperador estaba en coma, o sea, en cama, dormido; prácticamente perdió su energía interior y blablablá. Bueno, pero bueno, el palacio estaba todo callado; lo único que se escuchaba eran las voces susurrantes y los pajaritos cantar las melodías que se sabían.

—Mi hijo. —Esas palabras se escucharon salir de los labios del emperador, quien, a los minutos que Zhao-Li sí fue, abrió los ojos y recuperó el 70 por ciento de su energía o más. —Mi hijo ha regresado.

Con eso el emperador se levantó poco a poco, aun con falta de energía, y se sentó al borde de la cama y con sus últimas fuerzas gritó: —EUNUCO. —Pero su voz aún era vaga.



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Editado: 08.08.2025

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