Los Hijos de Anac y el Jardin del Eden

Capitulo 11

Una miraba al horizonte teñirse con los colores del atardecer desde el balcón de su cuarto, presentía que nunca volvería a ver una puesta de sol de la misma manera, la muerte de su madre le dejaba un enorme hueco en el corazón. Quizás esa tristeza la llevaría consigo por el resto de sus días.

Dejo escapar un dolorido suspiro al tiempo que se alejaba del balcón y se sentaba al borde de su cama, sus manos se cerraron fuertemente sobre las sabanas, las lágrimas se derramaron de sus ojos como ríos sin control. El funeral fue precioso, todo lo que su madre merecía, soporto cada momento hasta que su cuerpo se convirtió en cenizas y luego se despidió de ella para siempre. Ahora, en la soledad de su habitación podía dejar salir al exterior todo ese sufrimiento que la ahogaba.

Lloro y grito contra su almohada hasta que la oscuridad se adueñó de toda la habitación y sus lágrimas se secaron en su piel. Tomando la poca fuerza que le quedaba se levantó y encendió una vela sobre su mesa, pasó los dedos delicadamente sobre el manuscrito de su madre.

_ Espero que algún día pueda ser tan buena líder como lo fuiste tú.

Unos golpes en la puerta llamaron su atención, podía imaginar de quien se trataba y aunque no estaba de ánimos para ver a nadie algo en su interior le quería tener cerca solo a él.

_ Por favor, pasa._ La puerta se abrió con un chirrido y el rostro de Gallagher se asomó verificando que había escuchado bien._ Ven, Gallagher.

Gallagher cerró la puerta tras él y en pocos pasos se colocó detrás de Ula, la envolvió con sus brazos por la cintura y reposo su barbilla sobre su hombro. De pronto una sensación de seguridad le tranquilizo el alma, solo él podría sanar su corazón, solo su amor.

_ ¿Destrozada?_ Dijo él suavemente.

Ella asintió.

_ Superaremos esto, lo prometo.

Una se giró entre sus brazos y apoyo su frente contra la de él, movió sus manos y las entrelazo tras su cuello mientras él la sostenía por la cintura. Ambos cerraron los ojos y se permitieron solo disfrutar del sonido de sus corazones por varios minutos. Ahí, en medio del silencio de la noche no eran necesarias las palabras, su amor hablaba por si solo y lo decía todo. Sus bocas se unieron en un beso lento, sensual y cargado de pasión, un beso que estremecía todos sus sentimientos y alimentaba el fuego de sus cuerpos.

_ ¿Quieres que me quede esta noche?_ Pregunto Gallagher alejándose solo un poco.

Ella acaricio su rostro y le miro con ternura, aunque le gustaba la idea de que se quedara necesitaba estar sola para pensar en cómo debía actuar de ahora en adelante.

_ Quiero… necesito estar…

_ Shsss…_ La beso suavemente._ No tienes que explicar, pero recuerda que un guardia estará en tu puerta en caso de que necesites algo.

Una le devolvió el beso agradecida por tenerle en su vida.

_ Te amo._ Le declaro con firmeza.

_ También te amo, intenta descansar.

En el momento en que su prometido salió se decidió a revisar el manuscrito, acerco la vela y comenzó su labor decidida a terminar el trabajo de su madre.

***

La trágica y abrupta muerte de Ula golpeo fuerte al Clan Fuath, y dejo a Gallagher aún más preocupado por la seguridad de su prometida. Intentaba no culparse pero le era casi imposible, tiempo atrás los demonios habían secuestrado a Una en su propia habitación, ahora su líder aparecía asesinada en la privacidad de su cuarto y sin que nadie se enterara. No volvería a suceder, jamás dejaría que algo tan importante como la seguridad de Una se le escapara de las manos. Nunca más.

_ Ve a descansar._ Le ordeno al guardia que custodiaba la puerta de su prometida._ Yo me encargo de su seguridad esta noche.

El joven Fuath lo miro inquisitivo.

_ ¿Señor, está seguro? Ha sido un día largo y quizás usted también necesite tiempo para descansar.

Gallagher sonrió al tiempo que apretaba el hombre del joven centinela.

_ Gracias, pero estoy bien._ Suspiro dándole una rápida mirada a la puerta._ Esto es más importante para mí.

El joven asintió comprendiendo que lo correcto era dejar a su futuro líder custodiar la seguridad de su prometida.

_ Que tenga una noche tranquila, señor. Si necesita algo no dude en llamarme.

El centinela se alejó por el pasillo dejando solo una vez más a Gallagher con sus pensamientos y sus sentimientos de culpa.



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Editado: 24.04.2018

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