Los Hijos de Anac y el Jardin del Eden

Capitulo 24

Una vez más Kavi se encontraba frente al imponente castillo de Muraki, en medio de sus bosques silenciosos y recordando la última vez que estuvo frente a aquellas murallas. Aún existía el dolor por los amigos perdidos, por la incapacidad de no haber sido capaces de detener la oscuridad que les amenazaba.

Ahora se encontraba solo, persiguiendo un recuerdo y anhelando con todo su corazón que fuera verdad y no una trampa. Si fuese cierto que Enid continuaba viva, entonces las muertes de sus amigos podrían haber significado algo. Esperaba que la parte hermosa y noble de su amiga hubiese sobrevivido y soportado todo este tiempo.

_ Aun de día parece terrorífico._ Kavi salto asustado por la presencia a sus espaldas._ ¡Hey, tranquilo!

Dika miraba a su hermano con una sonrisa pícara. A su lado se encontraba Gab, sus cabellos castaños revueltos se movían con el viento y su mirada oscura como lo noche delataba que se estaba mordiendo la lengua para no reír.

_ ¿Qué hacen ustedes dos aquí?_ Exigió Kavi._ Pensé que deje claro…

_ Vinimos a ayudar._ Lo interrumpió Dika._ No pensaste que te dejaría venir solo y exponerte a tanto peligro. _ Kavi fue a decir algo pero Dika lo detuvo levantando su mano._ y la pregunta debería ser ¿Qué hacen ustedes tres aquí?

Kavi no pudo evitar mirar a su hermana con incertidumbre.

De pronto una hermosa chica salió de entre los árboles, tenía el cabello negro peinado en una larga trenza que le llegaba a la cintura, sus ojos color chocolate eran tan transparentes que Kavi podía ver cuán preocupada estaba. De pronto se sintió miserable y culpable.

_ Ninguno de nosotros te dejaría pasar por esto solo._ Dijo la chica con una sonrisa.

_ Pru, no lo entienden._ Intento explicar Kavi._ Esto puede ser muy peligroso.

_ Exacto._ Dika se cruzó de brazos y lo miro fijamente con el ceño fruncido._ Eres mi hermano y no pienso arriesgarme a perderte. _ Su mirada se suavizo y sus manos cayeron sin fuerza a sus costados._ Estaría muy sola sin ti.

Kavi noto la tristeza y la nostalgia en la mirada de su hermana, aquella fragilidad que la hacía pequeña y vulnerable. Ante sus ojos volvía a ser aquella dulce niña que siempre corría tras él suplicándole que le enseñara a usar la magia, la que se metía bajo sus cobijas cuando las tormentas azotaban en el cielo y le suplicaba que la abrazara para ahuyentar el miedo.

_ Solo deja que te ayudemos._ Dijo Gab._ No puedes hacerlo solo.

_ No tienes elección._ Le dijo Pru._ Ninguno de nosotros se ira.

 

Finalmente Kavi acepto que no serviría de nada discutir con aquellos tres, se pegarían a su espalda como una sombra y por más que insistiera los tres se mantendrían firmes en su decisión de no abandonarle.

_ Bien, creo que no tengo elección.

***

El sol comenzaba a ponerse muy lentamente en el horizonte y el céfiro frio proveniente del mar comenzaba a helar las paredes de piedra del gran castillo, pensó en Enid y en la horrible noche que tendría que pasar, en otras circunstancias habría bajado a dejarle algunas mantas pero ahora las cosas habían cambiado, quería castigarla y hacerla sentir el dolor que sentía él. Sus anhelos por escapar habían regresado y eso de cierta manera lo llenaba de ira.

Se apartó de la ventana huyéndole al último rayo de sol del día, a los recuerdos que le explotaban en la memoria cada vez que se extinguía un atardecer. Algunos días se preguntaba cómo podía un cuerpo sin alma añorar tanto el calor de la vida.

De pronto una ira inesperada estallo en su interior, golpeo la pared de roca solida con sus puños provocándose un gran daño en los nudillos de sus manos, algo parecido a la sangre broto de entre sus dedos, una sustancia oscura y viscosa.

_ ¿Por qué conservar las memorias de nuestras vidas?_ Se dijo a sí mismo._ ¿Acaso es un castigo, una pena que debemos pagar?

Miro una vez más sus manos cubiertas por aquella sustancia extraña que podía ser su sangre, él era una criatura diferente, un ser corrompido y sucio por la oscuridad del mal. Jamás volvería a tener un día como el de sus recuerdos porque era una bestia que solo pensaba en matar.

***

_ Esperaremos a que oscurezca._ Dijo Kavi._ Iremos por el filo del risco, será más seguro.

Los cuatro observaban el castillo desde el otro lado del acantilado, aquel sector parecía estar descuidado y fuera de la estricta vigilancia de las temibles criaturas y eso lo convertía en su vía de acceso al castillo.

_ Si no fuese por el color de sus ojos pensaría que son personas comunes, como nosotros._ Dijo Gab.

_ Que no te engañe su apariencia._ Le advirtió Kavi._ Aún no sabemos de lo que son capaces.

Una de las razones por las que Kavi no quería involucrar a Dika o a sus amigos era por no saber con certeza a que se enfrentaban, era muy peligroso aventurarse en los territorios de un enemigo desconocido, un enemigo cuyo poder era un secreto. Pero la razón más importante, crecía dentro de su hermana, podía ver en los ojos de Dika que no tenía idea de la vida que se comenzaba a gestar en su vientre, pero él sí, su poder espiritual le había alertado de una nueva alma forjándose. Y no quería correr el riesgo de perderla.



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Editado: 24.04.2018

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