Lugh estaba preocupado por su amigo Kayden, no entendía porque tanto misterio. Se preguntaba que le habría pasado en realidad porque eso del cansancio no se lo creía. Kayden era uno de los guerreros más fuertes, nunca estaba cansando y siempre se mantenía alerta, imposible que ahora se hubiese desvanecido por esa razón. Algo se les estaba ocultando y no podía comprender la razón. Caeli estaba furiosa así que le había dejado para ir a ver a Owen y desahogarse con él, Aria también le dejo solo marchándose a su habitación para poder descansar un poco y quizás intentar hablar con su padre sobre lo que le sucedió a Kayden pero él sabía que no conseguiría nada, los siete mayores nunca revelarían sus secretos, ni a sus hijos.
Niall observaba a Lugh desde las sombras, tenía que aprovechar que se encontraba solo para poder atacarlo, solo esperaba el momento perfecto para tomarlo desprevenido ya que ni loco se enfrentaría cuerpo a cuerpo con un hijo de Arcángel, sería una idiotez. Lugh se detuvo frente a una ventana intrigado por la enorme columna de humo y fuego que se elevaba cerca de Dagda.
_ ¿Pero qué sucede?_ Se dijo para sí mismo.
_ Sucede que atacan Dagda. _ Le dijo Niall sorprendiéndole._ Y pronto el resto de las ciudades.
Lugh intento voltearse al escuchar la voz, pero su atacante ya lo tenía inmovilizado contra la pared, Niall retorcía el brazo derecho de Lugh provocándole un enorme dolor pero el hijo de Anac soporto sin gritar apretando los dientes e intentando forcejear para liberase.
_ Lo lamento._ Niall le susurro en cerca del oído._ No me gusta tener que hacerte esto pero es la única manera para ayudar a mi padre.
_ ¿Porque?_ Gruño Lugh enfadado por no poder zafarse de su agarre.
_ Porque necesito una vida diferente para mi hermana y para mí.
Lugh abrió los ojos ante la revelación, pensó en que debía liberarse de cualquier manera posible para poder alertar a los suyos pero Niall aprovecho el momento de pasividad de Lugh y lo noqueo de un golpe en la cabeza.
_ En serio, lo lamento.
Un portal se abrió permitiéndole la entrada a un demonio Famori, Niall lo miro con desprecio y le entrego al hijo de Anac. No le agradaban los vasallos de su padre y tampoco le agradaba tener que hacer este tipo de trabajos para él pero si quería tener la posibilidad de tener una vida lejos de su padre y su estúpida guerra tenía que ayudarle. Estaba dispuesto a todo con tal de conseguir la libertad para su hermana y para él.
_ No te atrevas a lastimarle._ Le advirtió Niall._ lo necesita vivo.
Sin más el demonio se giró dentro del portal y desapareció completamente, Niall se quedó de pie frente a la pared donde el portal se había materializado pensando en que por más que intentara renegar de su padre, de su origen y de todos los Hijos de Caín ellos siempre serian su única familia. El padre por el que se esforzaba tanto en odiar era todo lo que tenía, era toda la certeza que tenía en la vida.
_ Algún día._ Murmuro Niall entre dientes._ Todo esto tiene un precio.
_ Su libertad._ Contesto la voz de su padre en su mente.
_ Correcto, y me asegurare de que cumplas tu palabra.
_ Es todo lo que quiero para ustedes._ Niall rio con humor fingido._ Niall, no importa cuánto reniegues de tu origen, eres mi hijo, ambos son mis hijos y algún día entenderás la razón de esta guerra, algún día comprenderás que lo que más anhelo es la libertad para ti y tu hermana.
Niall guardo silencio en su interior.
_ Algún día hijo mío, comprenderás.
Pero Niall comprendía, a pesar de renegar contra su origen él estaba de parte de su padre, nadie nunca lo haría cambiar de idea, y ahora que conocía la verdad sobre su exilio se había jurado encontrar a ese ángel traidor y hacerle pagar por todos sus engaños.
***
Ula la líder de los Fuath demandaba respuestas que nadie le podía otorgar, su hija Una había desaparecido como si nada, sin que nadie se percatara de su sustracción. Estaba preocupada y furiosa, no existía duda que su desaparición tenía que ver con los ataques en Balar, Dagda y Taranis, lo que la ponía aún más alterada.
_ ¿Tienes noticias?_ Le exigió Ula a Gallagher en cuanto lo sintió entrar al gran salón.
El joven Fuath también estaba furioso con los centinelas encargados de la protección de Una, él mismo los había entrenado para asegurarse de que ella siempre estaría protegida pero como siempre nadie es capaz de hacer el trabajo mejor que él. Se decía una y otra vez que de haber estado pendiente de su resguardo personalmente esto jamás habría sucedido.