Kayden despertó adolorido por la noche anterior, se incorporó sobre la cama y noto a su padre a su lado mirándolo detenidamente, parecía muy preocupado. Sintió un ardor recorrer su espalda, no recordaba muy bien lo sucedido después de que Raziel terminara de dibujar la marca sagrada, tenía la cabeza confundida y muy adolorida.
_ ¿Cómo te sientes?_ Le pregunto su padre.
_ No lo sé, creo que bien.
Gabriel no paraba de pensar en cómo se desarrollaron las cosas la noche anterior, nunca esperaron que Kayden tuviera una transformación tan significativa e impresionante. Todos los hijos de Anac poseían alas, eran mitad ángeles después de todo, pero las de Kayden ni siquiera se podían comparar con las de los Arcángeles.
_ ¿Recuerdas lo que sucedió?
Kayden lo miro haciendo una mueca de dolor.
_ No muy bien, hay muchos espacios borrosos.
Kayden hizo un esfuerzo para levantarse y Gabriel le ayudo, aún estaba débil pero necesitaba ver su espalda para comprender la magnitud de lo que le estaba sucediendo. Camino directo al espejo con la ayuda de su padre, se giró y se observó por encima de su hombro. El espejo reflejaba trazos muy finos y oscuros que formaban un círculo, dentro de otro círculo más pequeño que se unían por delgadas líneas.
_ Es extraño._ Murmuro sin apartar la mirada del espejo.
Gabriel asintió.
_ Todas las Marcas toman formas diferentes, depende de cada Arcángel.
_ Eso quiere decir que soy parecido a ustedes.
Gabriel no terminaba de comprender que le sucedía realmente a su hijo pero de algo estaba muy seguro, Kayden era mucho más que solo parecido a un Arcángel pero no le podía decir eso mientras no conociera todo detrás de su transformación.
_ Creo que sí._ Apretó su hombro con cariño._ Ahora vístete que tenemos cosas importante que hacer.
***
Los murmullos se intensificaron en el castillo, todos hablaban del misterioso desfallecimiento de Kayden, también hablaban del misterioso Niall, de la desaparición de Lugh y de los ataques a las siete ciudades en la isla. Los rumores habían llegado a los oídos de Owen y este desobedeciendo al padre Jorge se levantó de la cama. Se había puesto en marcha al gran salón de los acuerdos, estaría presente mientras los líderes de los Clanes se reunían con los siete mayores. Estaba dispuesto a enterarse de que sucedía realmente.
_ ¿Pero qué haces de pie?_ Le grito Caeli mientras corría a su encuentro.
_ Están pasando demasiadas cosas como para estar en cama descansando._ Le respondió manteniéndose firme y seguro._ No me quedare un solo segundo más en esa cama mientras nos enfrentamos a una guerra.
Caeli hizo una mueca en desacuerdo con su hermano, ella estaba preocupada por su salud y le enfurecía que Owen le restara importancia a la gravedad de su herida. Sin embargo, tampoco podía obligarlo a retroceder, ella en su lugar haría exactamente lo mismo.
_ ¡Aquí están! _ Mikael le dio una leve sonrisa._ Vamos, apresurémonos al gran salón.
Mikael tomo por los hombros a sus dos hijos y camino con ellos hacia el gran salón de los acuerdos. Todos los líderes estaban reunidos alrededor de una gran mesa con sus mejores guerreros a un lado. Caeli y Owen miraron a su alrededor notando que todos sin excepción estaban tensos. Mikael tomo su lugar en la silla central, a su lado se encontraba Raphael con Aria, luego Jophiel y su hijo Nael, Chamuel y su hijo Arif, Uriel con su siempre dispuesta hija Jovanka, Zadquiel parecía imperturbable pero Mikael conocía su preocupación, su hijo había desaparecido.
Mikael miro a la gran puerta para notar a Gabriel entrando con Kayden a su lado, sonrió para sus adentros al ver al joven caminar erguido y nuevamente lleno de vitalidad. Por un momento, la noche anterior cuando el joven se desmayó se preocupó de que no fuera a ser capaz de soportar la marca sagrada. Pero viéndolo ahora no le quedaba duda de que el muchacho estaba preparado. Gabriel y su hijo tomaron su lugar junto a Mikael.
Los siete mayores se levantaron y miraron detenidamente a sus viejos y grandes amigos. Los Gurkis, Jӓger, Zíngaros, Fuath y Sidhe. Todos acompañados por sus mejores guerreros. Todos se saludaron con asentimiento de cabeza y seguidamente tomaron sus lugares.
_ ¿Qué está sucediendo?_ Se adelantó a preguntar Ula.
_ Los demonios nos han atacado durante la noche_ dijo Tristán._ Han tomado prisioneros de nuestros Clanes.
Los líderes de los Clanes estaban nerviosos y preocupados, habían perdido mucho en una sola noche y en sus miradas se podía ver la fuerte determinación a no dejarse arrebatar nada más. El orgullo y fuerza eran sus únicas virtudes además del favor de la Fuente, ellos jamás se retirarían sin luchar y batallarían hasta la muerte con tal de recuperar lo que fuera que les hubieran arrebatado.